Museos
Los pobladores de Santa Elena acudieron a apreciar las piezas de sus museos.Joffre Lino

Día de los Museos: la riqueza cultural de la Península se tomó el Amantes de Sumpa

El evento fue un reencuentro de saberes, objetos y voces que narran la historia profunda de este territorio

El pasado y el presente de la península se encontraron la mañana y tarde del jueves 22 de mayo en una jornada desarrollada en el museo Amantes de Sumpa, en la ciudad de Santa Elena. El evento fue mucho más que una exposición: fue un reencuentro de saberes, objetos y voces que narran la historia profunda de este territorio. 

Bajo el lema ´Museo y Comunidad´, distintos espacios culturales de la provincia se congregaron para mostrar, en una gran feria viva, la riqueza patrimonial que habita en cada rincón de esta provincia.

La iniciativa, que se enmarca en la celebración del Día Internacional de los Museos, convirtió al museo anfitrión en una plaza del tiempo, donde confluyeron arqueología, historia marítima, arte, naturaleza, música y memoria popular.

“En Santa Elena hay más museos de los que imaginamos. Cada uno cuenta una historia distinta, pero todos juntos narran quiénes somos como pueblo”, expresó Mariela Hidalgo, gestora cultural y una de las impulsoras del evento. Su voz no era solo institucional: hablaba con el entusiasmo de quien entiende que el patrimonio no se guarda en vitrinas, sino que vive en la comunidad que lo reconoce.

Diversidad de museos

Uno de los más llamativos fue el Museo Náutico Farallón Dillon, que emergió como un cofre de historias marinas. Su representante, Douglas Dillon, exhibió fragmentos de barcos naufragados, tesoros de madera, hierro y sal que el océano devuelve como testimonios de otras épocas. Entre ellos, restos del legendario galeón La Capitana, piezas que conectan la península con rutas marítimas de siglos pasados.

“Recorrer nuestro museo es como sumergirse en un viaje a través del tiempo, entre naufragios, leyendas y mapas de navegación”, comentó Dillon, con la convicción de quien ha visto el mar hablar.

El Museo de Valdivia, por su parte, recordó uno de los hitos arqueológicos más importantes del país: el hallazgo, en 1956, de vestigios de una de las culturas alfareras más antiguas del continente. Gracias a los estudios del arqueólogo Emilio Estrada Icaza, se reveló la existencia de una civilización que moldeó la tierra mucho antes de que las ciudades modernas existieran.

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Otro de los espacios que despertó curiosidad fue el Museo de las Ballenas, de Salinas, un sitio donde los gigantes del océano siguen contando su historia, incluso después de la muerte. Allí, los esqueletos de cetáceos varados en las playas se convierten en herramientas para el conocimiento y la conciencia ecológica. “No se trata solo de mirar huesos, sino de entender nuestro vínculo con el mar”, explicó uno de los expositores.

A la cita también acudieron el Centro Cultural Municipal de Santa Elena, el Museo Casa León, del cantón La Libertad, el Museo Megaterio, de la Universidad Estatal Península de Santa Elena, entre otros. Cada uno, con su singularidad, aportó a este tapiz cultural tejido entre voces, objetos y gestos.

La jornada estuvo acompañada de música, danzas tradicionales, cantos populares y sabores de la tierra. Comuneros artesanos compartieron sus creaciones en vivo: tejidos, tallados y platos típicos que transformaron el lugar en una verdadera feria del alma peninsular.

El gestor cultural Jaime Mocha, uno de los visitantes, lo resumió con sencillez y profundidad:

“Lo que hemos visto aquí no está solo en los museos. Está en nuestras raíces. Ojalá esto no sea un evento aislado, sino una costumbre que crezca”.

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