
Derrame de diésel en Pueblo Nuevo agrava la contaminación en ríos de Esmeraldas
El hidrocarburo se filtró en varios ojos de agua y quebradas que abastecen a comunidades rurales
Un derrame de diésel en el sector Pueblo Nuevo, en Quinindé, provocó una grave contaminación en varios ojos de agua y quebradas rurales. Agricultores reportan pérdidas en cultivos y afectaciones al ganado por el olor del combustible. Las autoridades desplegaron barreras y equipos de limpieza para contener el daño, mientras el Ministerio del Ambiente analiza el impacto ambiental y advierte que la remediación podría tomar semanas.
El olor a combustible se percibe desde lejos. En el sector de Pueblo Nuevo, en el cantón Quinindé, una mancha aceitosa recorre lentamente los ojos de agua que antes eran fuente de vida para decenas de familias rurales. Hoy, esos pequeños afluentes muestran un brillo metálico bajo el sol y una delgada película negra que flota sobre la superficie. “Antes veníamos a llenar los baldes para cocinar o regar las plantas, ahora ya no se puede ni acercar uno por el hedor”, dice María Zambrano, una agricultora que vive a pocos metros del estero contaminado.
El derrame de diésel, ocurrido la mañana del martes 28 de octubre, ha generado una emergencia ambiental que preocupa a toda la zona centro de Esmeraldas. De acuerdo con informes preliminares del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), la fuga fue causada por una manguera conectada ilegalmente al poliducto de Petroecuador. La presión de la línea provocó su ruptura, liberando una cantidad aún no determinada de combustible que se esparció por el suelo y alcanzó varios afluentes secundarios que desembocan en el río Quinindé.
Las autoridades locales, en coordinación con Petroecuador, el Cuerpo de Bomberos de Quinindé y técnicos ambientales de la Alcaldía, desplegaron barreras flotantes y materiales absorbentes para frenar la expansión del hidrocarburo. Sin embargo, los daños ya son visibles. “El diésel bajó por la quebrada y se metió a las vertientes donde bebían los animales. Mis chanchos no quieren tomar agua, y varias plantas de cacao se han secado por el olor fuerte”, relata Segundo Loor, un agricultor de la zona que teme perder parte de su cosecha.

Se compromete el acceso a agua limpia
El derrame no solo amenaza la productividad agrícola. También compromete el acceso al agua limpia para las comunidades rurales. Aunque la Alcaldía de Quinindé aseguró que el sistema de captación de la parroquia Viche no resultó afectado, técnicos de la empresa municipal Emapasosq-EP mantienen un monitoreo constante de la calidad del agua cruda. “Nuestro equipo trabaja día y noche para evitar que la contaminación llegue a las plantas de potabilización”, indicó en un comunicado la entidad, que pidió a la población no utilizar ni consumir agua proveniente de pozos cercanos al área afectada.
En las orillas del estero contaminado, el panorama es desolador. “Este lugar era un paraíso verde, pero ahora parece que el agua se hubiera podrido”, comenta Eusebio Quiñónez, un morador que lleva más de treinta años viviendo en Pueblo Nuevo. “Nos preocupa que esto llegue al río Quinindé, que conecta con el río Esmeraldas, de allí se abastecen varias comunidades y ciudades río abajo”, comentó Quiñónez.

El Cuerpo de Bomberos mantiene labores de contención y limpieza, mientras especialistas del MAATE realizan muestreos de suelo y agua para determinar la magnitud del impacto ecológico. De confirmarse la contaminación de los ojos de agua y esteros, el proceso de remediación podría tardar semanas o incluso meses, según los técnicos.
El caso reabre el debate sobre la vulnerabilidad ambiental de la provincia de Esmeraldas, que en los últimos años ha registrado varios derrames por roturas y conexiones clandestinas en los poliductos. En marzo pasado, un derrame de petróleo en El Vergel dejó sin agua potable a miles de personas y provocó pérdidas agrícolas severas.
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