Carmen Ojeda Oquendo | Trastornos alimentarios en niñas y adolescentes

Son trastornos serios de salud mental, con consecuencias físicas, emocionales y sociales
Cuando se habla de trastornos de la conducta alimentaria (TCA), muchas veces se piensa únicamente en el cuerpo: en dietas extremas, pérdida de peso o preocupación por la imagen física. Sin embargo, los TCA en niñas y adolescentes van mucho más allá de la apariencia. Son manifestaciones complejas de un malestar emocional profundo, en donde influyen factores psicológicos, familiares y socioculturales que deben ser comprendidos y abordados.
Aunque cada caso es único, muchos comparten una raíz común: una insatisfacción persistente con el propio cuerpo, acompañada por una baja autoestima, necesidad de control, y dificultad para gestionar emociones como la tristeza, el enojo o la ansiedad. Comer -o dejar de hacerlo- se convierte en una forma de expresar aquello que no se puede poner en palabras.
En la actualidad, el contexto social es un factor determinante. Las redes sociales, la exposición constante a cuerpos idealizados, los filtros y los mensajes sobre ‘éxito físico’ ejercen una presión intensa sobre las adolescentes. La comparación constante con otros cuerpos y la validación que otorgan los ‘me gusta’ o comentarios puede alterar gravemente la percepción que una niña o joven tiene de sí misma.
Pero el entorno familiar también juega un rol fundamental. Comentarios sobre el cuerpo, mensajes contradictorios sobre la comida (’come todo’ vs. ‘no engordes’) y las críticas pueden influir en la forma en que una adolescente construye su autoestima corporal. A esto se suma la presencia de eventos estresantes que pueden actuar como detonantes.
Es importante entender que los TCA no son una elección ni una forma de llamar la atención. Son trastornos serios de salud mental, con consecuencias físicas, emocionales y sociales. Para la prevención se recomienda fomentar una imagen corporal positiva, enseñar a reconocer y expresar emociones, y promover relaciones sanas con la comida y el cuerpo; sin embargo, es importante recalcar que estos trastornos requieren intervención especializada, tanto a nivel psicológico como médico por los riesgos que conllevan.