Ambiciones que obnubilan

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De acuerdo con la Constitución, Correa ya no puede ser candidato presidencial. Frente a esto, él mismo lanza su candidatura a la vicepresidencia.

Vivimos una época en que con suma facilidad y descaro se hacen afirmaciones y se lanzan argumentos de audacia ilimitada, carentes de congruencia legal y jurídica. Tales son las declaraciones pronunciadas por el expresidente Correa, cuando lanza por sí y ante sí su candidatura a la vicepresidencia de la república para las elecciones próximas. 

Todo el país conoce que él es un prófugo de la justicia por varias causas. Por el juicio penal en su contra por el plagio a Fernando Balda. Por este delito debe celebrarse la audiencia de juicio a la que debe comparecer el procesado personalmente, pues de no hacerlo, transcurriría el tiempo para que prescriba la acción penal o para que sea apresado, a fin de que se lleve a cabo la audiencia de juicio. Por eso no va a venir al país. 

Luego por el juicio Sobornos 2012-2016, en que está procesado junto a más de 20 “personalidades” de su gobierno, y sentenciado a 8 años de cárcel por delito de cohecho, delito para el que no cabe la prescripción de la acción penal ni de la pena, por lo cual esta causa sigue su trámite. Si Correa apareciese sería apresado. 

En estas condiciones, no vendrá a Ecuador para no ir a la cárcel. De acuerdo con la Constitución ya no puede ser candidato a la presidencia. Frente a esta situación es que él mismo lanza su candidatura a la vicepresidencia, cosa antes no vista, porque es el candidato a la presidencia quien escoge su candidato a “vice”. 

Pero como Correa mete la mano en todo, en este caso para demostrar que sí pudiera ser lo que no puede ser, él sería el “presi” y no el “vice”, por escoger a algún sumiso para que ocupe esa dignidad. Si no puede ser candidato a la presidencia, tampoco puede serlo a la vicepresidencia. 

La Carta Magna dispone que los mismos requisitos para ejercer la presidencia los debe reunir el aspirante a vicepresidente. Y el movimiento político que podría nominarlo es “alquilado” a última hora. Lo dirigió un exministro de Correa hoy condenado por peculado. 

Estas son las garantías morales que respaldarían esa incongruente idea fraguada en la mente obnubilada de Correa, que se aferra a un cargo en el que fracasó y que colocó al pueblo en pobreza, corrupción y desasosiego. Si Correa fuese un líder vendría al país a defenderse ante la justicia, como hizo Mandela, quien de la cárcel ascendió al poder.