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La sociedad honesta tiene la palabra

Avatar del Byron López

No podemos cerrar los ojos ante el avance incontenible de la corrupción respaldándonos en que todo pasa.

El corruptvirus consume al país. La corrupción campea por donde se mire.

El Dr. Ángel Felicísimo Rojas , sobresaliente escritor y político, ocupó con alta responsabilidad las funciones de contralor general del Estado. Cuando funcionarios de esa época cometieron actos corruptos declaró: “Por donde se toca salta pus”. Ahora podría decir que por donde se mira salta pus. Esto no puede continuar así porque atenta contra nuestro desarrollo y el de las futuras generaciones.

No podemos cerrar los ojos ante el avance incontenible de la corrupción respaldándonos en que todo pasa. Hay que empezar por resaltar que el Estado debe dejar de lado la hipocresía para que implemente políticas gubernamentales que no sirvan solamente de biombo o de pantalla, de tongo o de saludos a la bandera, para cambiar de inmediato las estructuras de justicia que aún siguen maniatadas por obra y gracia del correísmo que, entre tantas barbaridades, metió la mano en la justicia para curarse en sano de lo que sabía le vendría como consecuencia de su desgobierno déspota y corrupto.

Ninguna sociedad honesta y trabajadora, como es la ecuatoriana, merece vivir bajo el imperio de la corrupción, y lo que es peor, de la impunidad que se produce cuando los actos corruptos quedan en la nada.

Solamente cuando tengamos una justicia independiente, seria proba, honesta, conformada por fiscales y jueces que han llegado al desempeño de sus funciones por capacidad y por méritos podremos decir que tenemos una administración de justicia que aplica la ley sin favor ni temor. Mas, no solamente es necesaria la intervención del Estado, sino de toda la sociedad ecuatoriana, que debe rechazar las manipulaciones de la justicia, oponerse al enfrentamiento ridículo entre jueces y fiscales, como sucede en estos momentos, porque los ganadores son los corruptos y los pícaros…

La sociedad es la llamada a actuar para que demuestre su cultura y su comportamiento honesto, distinto al de pocos pícaros que hay en el país.