Sumaq, el restaurante con Marca Perú que conquista Samborondón

Entrar a Sumaq es viajar sin pasaporte directo a Perú. En el local, ubicado en Arcos Plaza de Samborondón, envuelve el aroma del menú. En la barra llama la atención algunos jarros en forma del tradicional Torito de Pucará, de los que se sirve pisco con el dulzor de los frutos rojos. Mientras que en las paredes cuelgan fotografías que rinden homenaje a ese país: campesinos, artesanos, mercados, campo. Junto a ellas, destaca con orgullo el certificado de Marca Perú, un reconocimiento que honra la herencia cultural del lugar.

Sumaq, que en quechua significa hermoso o sabroso, no es solo un restaurante. “Te sientas a la mesa y compartes por horas”, dice el peruano Alonso Rojas uno de los socios. Junto a su compatriota Juan Carlos Postigo crearon este espacio con un objetivo claro: mantener viva la esencia de la gastronomía peruana. Por eso, en su menú conviven platos de Arequipa, Lima y otras regiones del país, sin perder la sazón original.

La carta se renueva cada seis meses, pero la esencia es la misma. Delicias como el tacu tacu marino, tiradito bicolor o un ceviche bien fresco, se preparan con productos locales y también con ingredientes que llegan directamente desde Perú. “Cuidamos muchísimo la memoria y el sabor”, dice Alonso, y se nota.

Al caer la noche, la propuesta se transforma, hay música en vivo, coctelería de autor, eventos con artistas… y el ambiente se llena de energía y sabor. El pisco sour está a la altura de cualquier bar limeño, y cada cóctel cuenta una historia. Aquí los sabores hacen viajar.

El orgullo de la Marca Perú

¿Cuál es la esencia de la cocina peruana?

Alonso: Es una cocina intensa, con identidad. El ají es básico. Si viene un peruano y ya es cliente habitual, sabe que su ceviche va bien cargado y picante. Pero también nos adaptamos al público ecuatoriano.

¿Cómo ha sido la recepción del público ecuatoriano?

Alonso: Muy buena. Se vuelve fan. Además, la gastronomía peruana tiene un reconocimiento mundial. Hoy, el restaurante número uno del mundo es peruano (Maido, en Lima, Perú). Y eso suma mucho.

¿Y cuál fue la primera gran alegría desde que abrieron?

Juan Carlos: La primera es ver a los ecuatorianos felices comiendo en un restaurante creado por peruanos. Eso es una satisfacción diaria. Otra alegría es habernos mantenido por tres años. No es fácil en este rubro. Y la más grande: recibir el sello de Marca Perú.

¿Cómo lograron esa distinción?

Alonso: Vinieron desde Perú a visitarnos. Evaluaron parámetros de calidad, servicio, presentación y autenticidad. Para nosotros fue un orgullo: somos el primer restaurante peruano en Ecuador con esa certificación.

Juan Carlos: Es como un reconocimiento de tu país, pero fuera de él. Y también una responsabilidad: hay que mantener los estándares porque se renueva cada dos años.

¿Es decir, la carta mantiene mucha identidad peruana?

  Juan Carlos: Totalmente. El 90% es cocina peruana pura. Pero agregamos un par de opciones más internacionales, como un lomo estilo stroganoff, para ampliar el público.

¿Qué productos resaltan en su cocina?

Juan Carlos: Traemos insumos clave desde Perú, como el rocoto, el huacatay, el ají limo o la papa amarilla. Pero también usamos productos locales, como verduras y mariscos ecuatorianos.

¿Qué desafíos enfrentaron en estos años?

Alonso: Muchos. Abrimos después de la pandemia. Tuvimos que afrontar apagones, marchas, toques de queda, inseguridad… Pero el peruano es trabajador, como dice la canción. Estamos hechos de otra pasta. Nos adaptamos, resistimos y seguimos adelante.

Creatividad con raíces peruanas

¿Qué rol juega la fusión en su cocina?

Alonso: Fundamental. La cocina peruana tiene esa flexibilidad, se lleva bien con otras culturas. La fusión con la japonesa, por ejemplo, es algo que amamos trabajar.

Juan Carlos: Tenemos platos como los camarones tempura con salsa de inspiración nipona, o las ostras Kyoto con cebolla y ese toque Nikkei. Y se vienen más sorpresas...

¿Por ejemplo?

Alonso: Estamos probando unas empanadas de cangrejo con base de maní. Les ponemos un pico de gallo muy nuestro y una salsa huancaína o de aceituna. ¡La mezcla es una bomba! Una explosión de sabor.

Juan Carlos: Esas empanadas salieron como prueba y funcionaron tan bien que van directo a la nueva carta.

¿Qué tiene de especial la barra?

Juan Carlos: Nuestros cócteles de autor tienen alma. Usamos técnicas como clarificaciones, humos, y un 70% están hechos con pisco. Hay uno con maní, otro con ají y hielo por dentro. No es lo típico. Cada trago es como un viaje —y siempre, con pasaje a Perú.

¿Y la música?

Alonso: Siempre presente. Cambiamos cada semana: salsa, reguetón de los 90, géneros variados. Queremos que la experiencia sea diferente cada vez.

¿Qué plato quisieran que el público ecuatoriano pruebe más?

Alonso: ¡Todos! Pero si tengo que elegir uno, el “Arroz de la abuela”. Es un arroz con mariscos, con una salsa madre que hacemos solo en Sumaq. Encima lleva un buen trozo de robalo y un huevo pochado. Es potente, sabroso, y tiene mucho corazón.

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