
Nicole Holguín: del diagnóstico de lupus al lanzamiento de su línea sin tóxicos
La empresaria y artista convirtió su enfermedad autoinmune en motor de cambio y creó Selfie: productos para hogares sanos.
Fue en diciembre de 2022 cuando la vida de Nicole dio un giro profundo. En cuestión de días, perdió a su padre y se convirtió en madre por segunda vez. “La vida y la muerte tocándome al mismo tiempo”, recuerda, con una mezcla de asombro, dolor y aceptación. La partida de su papá, un apasionado de la medicina natural que siempre buscaba alternativas para sanarse del cáncer, se convirtió en una advertencia silenciosa sobre la importancia de cuidar el cuerpo y el entorno.
Porque sí, el cuerpo habla. Y el de Nicole empezó a hacerlo con leves síntomas que luego se intensificaron. En julio de 2024, llegó el diagnóstico: lupus.
“Me vi en la cuerda floja. Y pensé: no me puedo dar por vencida. No es una opción”, dice hoy, con la lucidez de quien atravesó un proceso fuerte. “Es una enfermedad autoinmune que ataca los órganos y cuya causa sigue siendo incierta para la medicina”, explica Nicole, sin embargo, sabe que la raíz estaba en otro lado. “Estoy convencida de que lo detonó mi estilo de vida”.
El tratamiento la obligó a cuestionarlo todo: lo que comía, lo que se aplicaba en la piel, lo que respiraba. Y también, el rumbo de su vida.
Hasta ese momento, Nicole se movía entre su propia marca de esmaltes y la pintura, su otra gran pasión. Pero el diagnóstico la llevó a frenar. Fue en ese camino hacia el equilibrio que entendió que lo aprendido no podía quedar solo para ella. Así nació Selfie, una línea que no contiene parabenos, ftalatos, colorantes ni fragancias sintéticas.
Hoy, Nicole habla con la calma de quien ya no le teme al “monstruo dormido”, como le dice al lupus. “Este viaje, aunque nació del dolor, hoy está lleno de luz”, añade. Y su historia no es solo la de una enfermedad: es la de una mujer que se reconstruyó desde el caos, y entendió que cuidarse no es un lujo, sino una forma radical de amor.
Cara a cara
¿Cree que la historia de su padre la preparó para lo que vino después?
Él era una especie de científico, buscaba plantas en el oriente y ayudaba con tratamientos naturales. Todo eso lo absorbí trabajando a su lado. Cuando mi cuerpo habló, algo ya intuía.

¿Cuáles fueron las primeras señales de alerta?
Empezó como un hormigueo en las manos, dolores en las articulaciones, escalofríos... Pensé que era un virus. Pero pasaban los días y no se me iba. Al contrario: se intensificaba. Estuve una semana entera mal, sudando frío por las noches, sin entender qué me pasaba.
¿Y qué dijeron los médicos?
Pasamos por varios. Primero dijeron que era fibromialgia. Luego, en una clínica en Estados Unidos, lo mismo. Ninguna medicación funcionaba. Hasta que una amiga me dijo: “Tienes que ir a un reumatólogo”. Ahí me hicieron todos los estudios y salió clarísimo: lupus.
¿Cómo le cambió el diagnóstico?
Transformó todo. Dejé los esmaltes, los productos industriales, el azúcar, los lácteos, el gluten. Hice un reset. Incorporé medicina alternativa, adaptógenos, agua alcalina, ayuno intermitente, grounding... Todo lo que mi papá tanto investigó. Hoy mi enfermedad está controlada. Mis indicadores están casi en niveles normales.

¿Quién fue su mayor apoyo en ese momento?
Mi esposo. Fue un sostén incondicional. Dios sabe cómo mueve sus fichas. Porque no sé cómo habría hecho para atravesar la muerte de mi papá, dar a luz y recibir este diagnóstico.
¿El arte, en qué lugar quedó?
El arte está un poquito en stand-by, la verdad. Tengo algunos pedidos pendientes. Pero las pinturas también tienen químicos, y eso es un problema. Ya no tienen plomo como antes, pero igual hay riesgo. Tengo un amigo pintor que se enfermó por eso.
¿Entonces está buscando nuevos materiales?
Exacto. Ahora estoy trabajando con tintas al agua y tintas sobre alcohol. Estoy aprendiendo la técnica. Es abstracto, me encanta, y es súper interesante. También quiero que los proveedores aporten desde otro lugar, con materiales más amigables.
¿Cómo nació Selfie?
Selfie viene de self-care. Empecé con una línea de productos de limpieza para el hogar. Porque, seamos sinceros, si tienes un bebé gateando, tocando el piso, llevándose cosas a la boca… ¿sabemos con qué estamos limpiando?
¿Qué busca ofrecer con la marca?
Una línea libre de químicos agresivos. Sin parabenos, ftalatos, colorantes ni fragancias artificiales. Todo con aceites esenciales 100 % naturales y a nivel terapéutico, como lavanda, hierba luisa, limón y eucalipto.
¿Dónde se produce todo?
Todo lo hago en Ecuador. Los envases son reciclados y producidos localmente. Lo único que importo son los aceites esenciales, vienen desde Italia pero el resto es nacional.
¿Qué consejos le daría a quienes estén atravesando algo parecido?
Empezar por la alimentación: eliminar lácteos, gluten y azúcar, porque inflaman mucho. También practicar grounding (contacto con la tierra) al menos tres veces al día, y aprender a leer las etiquetas: si un producto tiene parabenos o ftalatos, descartarlo sin pensarlo.
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