
Miss Universo 2025: México se corona con una capa de controversia
Un reinado que inicia entre luces y sombras. Los escándalos enmarca la edición 74 del certamen
La noche que debía consagrar la celebración global de la belleza terminó convertida en un terremoto mediático. La mexicana Fátima Bosch, de 25 años, fue coronada Miss Universo 2025 en el Impact Arena de Pak Kret, y con ello otorgó la cuarta corona para México. Sin embargo, el resultado no apagó dudas: al contrario, las multiplicó.
Desde abucheos del público local hasta renuncias en el jurado, denuncias de manipulación e incluso rumores de intereses comerciales detrás de la decisión, esta edición quedará en la memoria como una de las más conflictivas en la historia del certamen.
El primer quiebre ocurrió días antes de la final. Omar Harfouch, pianista franco-libanés y uno de los jueces convocados, anunció su renuncia denunciando una selección preliminar de finalistas sin participación del jurado. La acusó de ser una “votación secreta” contraria al reglamento y adelantó que prepara una demanda contra la Organización Miss Universo.
Yo hace 2 semanas: Miss Universo no debería existir. Es súper machista. Mira lo que le hicieron a Fátima Bosch.
— Armando Ruiz (@Armando_Mkt) November 21, 2025
Yo hace 30 segundos: ¡MÉXICO GANÓ MISS UNIVERSO!#fatimabosch pic.twitter.com/s0LFqTOQvN
La controversia se avivó cuando, horas después de la coronación, Harfouch aseguró haber advertido en una entrevista grabada que México ganaría. Según declaró, Raúl Rocha, presidente de MU, tendría vínculos empresariales con Bernardo Bosch, padre de la nueva reina. Harfouch afirmó que esa relación habría influido en presiones para que votara por la mexicana “porque sería bueno para el negocio”.
El exjuez anunció que todos los detalles aparecerán en un documental de HBO programado para mayo de 2026.
A su señalamiento se sumó un gesto público: Natalie Glebova, Miss Universo 2005 y jurado en esta edición, compartió en redes sociales el mensaje “mi ganadora” junto a fotografías de Miss Tailandia. También sugirió revisar el sistema de auditoría para recuperar la transparencia del proceso. Ella escribió que quería que vuelva el sistema de sobre cerrado.
Un recibimiento agridulce
El triunfo de Fátima Bosch fue recibido con sorpresa y rechazo entre los asistentes en Bangkok. Aunque en México, su país natal, el júbilo está en las calles. Las predicciones ubicaban como favoritas a Tailandia, Costa de Marfil o Filipinas. La representante mexicana se encontraba fuera de la conversación mediática de punteras.
Al anuncio del resultado le siguieron abucheos y un debate inmediato en plataformas digitales.
Cabe recordar que el nombre de Fátima resonó fuerte semanas antes, cuando lastimosamente protagonizó otro episodio polémico. En un evento previo, el anfitrión del certamen, el empresario tailandés Nawat Itsaragrisil, la habría llamado “tonta” por no participar en una dinámica promocional sin consultar a su organización nacional. Ella respondió con un pedido público de respeto.
Aquella discusión escaló al punto de provocar la salida momentánea de algunas participantes y el pronunciamiento de la Miss Universo saliente, Victoria Kjær Theilvig, quien la defendió y cuestionó la exposición pública a la que fue sometida.
El incidente dio visibilidad a la mexicana y se convirtió en parte de su discurso final sobre el empoderamiento femenino.
Los jurados que no llegaron a ser parte
La suma de hechos como renuncias, presuntas presiones de voto, vínculos financieros, inconformidades dentro del jurado y reacciones adversas del público, han puesto en entredicho la credibilidad del concurso.
Cuenta además que dos jueces más, el exfutbolista francés Claude Makélélé y el artista Romero Britto, no se presentaron a la gala final sin grandes explicaciones, lo que reforzó la narrativa de un certamen fracturado.
Fátima Bosch mantiene una postura positiva. Ha continuado con su agenda como titular de la corona y ha centrado sus mensajes en su compromiso social y la importancia de usar la voz para impulsar cambios. Miss Universo 2025 ya hizo historia. No solo por su reina, sino por las preguntas que aún buscan una respuesta.

Así es Fátima Bosch
Fátima Bosch Fernández nació el 19 de mayo de 2000 en Teapa, Tabasco. A sus 25 años, se convirtió en la cuarta mexicana en obtener el título de Miss Universo, triunfo conseguido el 21 de noviembre de 2025 en Bangkok, Tailandia.
Su formación académica está vinculada al mundo del diseño. Estudió Diseño de Indumentaria y Moda en la Universidad Iberoamericana y completó cursos profesionales en la Nuova Accademia di Belle Arti (NABA) en Milán y en el Lyndon Institute de Estados Unidos. Esa mirada global sobre la moda ha sido parte fundamental de su sello personal en pasarelas.
Fátima inició su trayectoria en concursos en 2018, cuando obtuvo el título de Flor Tabasco, representando a su municipio natal. Desde entonces, su carrera como modelo se consolidó con participaciones en plataformas nacionales, hasta lograr la corona de Miss Universe Mexico 2025, que le otorgó el pase directo a la cita internacional.
Su historia personal ha despertado interés por el impacto que tuvieron en su vida el TDAH y la dislexia. En varias entrevistas ha destacado el papel de su entorno cercano en su desarrollo. “Estoy muy orgullosa de mi familia; son gente trabajadora que siempre da lo mejor a los demás”, dijo recientemente al hablar de quienes la impulsaron a no rendirse.
Procede de una familia con presencia pública. Su padre, Bernardo Bosch Hernández, es ingeniero con una trayectoria de más de dos décadas en Pemex. Del lado materno, su tía Mónica Fernández Balboa ha ocupado cargos políticos de relevancia, incluida la presidencia del Senado de México.
Aunque la competencia en Tailandia incluyó momentos de tensión y discusiones mediáticas, Bosch mantuvo su enfoque en la final. Con seguridad en sus intervenciones y un mensaje orientado al empoderamiento, logró imponerse entre más de cien candidatas.

Palestina Belleza en medio del caos
La participación de Palestina en Miss Universo 2025 marcó un antes y un después en la historia del certamen. Por primera vez, la banda palestina apareció en la pasarela más importante del mundo, representada por Nadeen Ayoub, y lo hizo en un contexto internacional cargado de tensiones y debate social.
La presencia de Ayoub trascendió el concurso. Su participación dio visibilidad a un país cuya representación en espacios globales ha sido limitada por conflictos políticos, restricciones diplomáticas y disputas identitarias. En Bangkok, esa bandera sobre el pecho significó también un reclamo: existir, participar y ser vista en igualdad de condiciones.
Su llegada al Top 30 fue celebrada en redes sociales como una victoria social y cultural. Cada paso que dio en el recinto fue acompañada por mensajes en los que se le calificó como “orgullo de un pueblo que resiste”, reflejando el impacto emocional que generó en gran parte de la diáspora palestina.
La decisión de no utilizar bikini durante el desfile en traje de baño reforzó aún más esa narrativa identitaria. El atuendo conservador que lució, de color blanco, con una cola que cubría completamente sus piernas, fue interpretado como una forma de representación cultural y religiosa, sin renunciar al espíritu de la competencia moderna. Con ello, Ayoub colocó en escena un debate sobre diversidad en un formato tradicionalmente regido por estándares occidentales. Para muchos analistas y espectadores, Palestina utilizó Miss Universo como una plataforma diplomática blanda, logrando atención global sin discursos políticos explícitos. La reacción masiva en redes lo confirmó: miles encontraron en su participación un símbolo de visibilidad y dignidad.

Cuba, Una elección fuera de la isla
Cuba volvió a estar presente en Miss Universo gracias a la participación de Lina Luaces Estefan, quien fue coronada Miss Cuba en un certamen realizado en Miami. Se trata de la segunda vez que la representación cubana surge fuera de la isla, tras más de 40 años de ausencia del país en la competencia internacional debido a la prohibición gubernamental del certamen desde 1960.
Aunque su elección generó entusiasmo entre parte del exilio cubano, también fue motivo de críticas desde medios vinculados al Gobierno de La Habana, que cuestionaron su vínculo con la isla: Luaces nació en Estados Unidos, no habla español con fluidez y nunca ha visitado la provincia que representa, Santiago de Cuba.
El director de Miss Cuba, Prince Julio César, defendió este modelo de competencia en el exilio, recordando que las limitaciones políticas dentro de Cuba han impedido a sus candidatas participar desde el territorio nacional. Asegura que, una vez conocidas, estas jóvenes ganan apoyo por su disciplina y deseo de portar el nombre del país.
En un concurso marcado por reinas que representan la nacionalidad más allá del lugar de nacimiento, Cuba se suma a los países que mantienen viva su presencia internacional desde la diáspora.
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