Cultura

Sumak Churay
Diseños realizados por Sisa Morocho, creadora de Sumak Churay.Alex Lima

La moda del pueblo Puruhá en las grandes ciudades

En Ecuador, miles de indígenas han migrado a Quito, Guayaquil, Cuenca u otros países. Conservar su vestimenta resaltará siempre su identidad

Bordados de flores de colores sobre sus hombreras simbolizan su relación con la Madre Tierra, la faja chumbi sujeta a la cintura estiliza su cuerpo y representa la prolongación de la vida, el camisón blanco resalta su tez morena, los collares elaborados en corales ilustran alegría y el anaco largo y negro impone total elegancia. La vestimenta de las mujeres indígenas de la comunidad Puruhá en Ecuador es algo que ha sobresalido durante varios años sin perder su identidad.

Sisa Morocho

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No importa si están en Quito, Guayaquil o alguna ciudad de Estados Unidos, muchas mujeres de esta comunidad que han salido de su pueblo, con orgullo llevan consigo sus costumbres como la lengua kichwa y la vestimenta.

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Para muchas, su cuna es el pueblo Puruhá, que se asienta en la provincia de Chimborazo y tiene aproximadamente 136.141 habitantes que hablan kichwa como lengua materna y español, la mayoría se dedica especialmente a la agricultura o la elaboración de artesanías.

Sin embargo, debido a la falta de oportunidades y el deseo por buscar un mejor estilo de vida, muchos indígenas han migrado a las grandes ciudades del país o el mundo. Según el estudio de Migración Interna de los Pueblos Indígenas realizado por Jorge Rodríguez, en el año 2001, Quito recibió 5.005 personas de esta etnia, Guayaquil 3.068 y Cuenca 714.

Kinku
Kinku, Una tienda con más de 20 años en el mercado, también ofrece ropa para hombres y niños.Cortesía

Debido a la alta tasa de migración indígena en las diferentes ciudades del país, existen tiendas de ropa que venden únicamente trajes típicos del pueblo Puruhá, con el objetivo de que la comunidad no se aleje de sus raíces y, a la vez, se arraigue a lucir prendas innovadoras que mezclan las nuevas tendencias y su identidad. Algunas de estas son: Sumak Churay, Kinku y Vispu, cada una refleja una historia de migración y superación.

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“En mi pueblo estaban en la misma zona de confort, con los mismos diseños o con lo que hay en el mercado. Me puse a estudiar e investigar más sobre las comunidades para crear prendas que generen gusto y comodidad en las mujeres”, dice Sisa Morocho, propietaria de la tienda Sumak Churay.

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El camino de esta mujer indígena inició por la necesidad de salir adelante. La marca nació cuando Sisa perdió a su padre y hermano por un accidente de tránsito, esto la impulsó a vender ropa en la calle y tras varios años, logró fortalecer el patronaje de sus prendas, y estudiar Diseño de Modas para ofrecer mejores trajes a las mujeres de su comunidad. Hoy en día, tiene 11 años en el mercado y posee tres locales en Quito, Riobamba y Guayaquil.

Además de vender prendas que resaltan la identidad Puruhá, esta mujer emprendedora también enseña clases de patronaje, su intención es que más mujeres indígenas se animen a emprender.

Sisa Morocho
Sisa Morocho bordando un camisón.Cortesía

Por otra parte, la tienda Kinku es una empresa familiar puruhá que nació hace 20 años. La mujer detrás de la marca es Manuela Pilco Janeta, quien migró con su esposo e hijos hacia la ciudad de Quito tras enfrentar una crisis económica.

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Para esta familia es vital cuidar y preservar los valores estéticos, culturales, simbologías y espiritualidad en cada uno de sus diseños. Además, para ellos es importante que en su trabajo no se pierda la sabiduría de los tejedores.

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Al igual que Sumak Churay, Kinku también tiene tres locales en Quito, Riobamba y Guayaquil. Según la familia, por temas de racismo y discriminación hace muchos años era impensable ver una tienda en el centro de las ciudades con estas características y dirigida para la población indígena, pero ese ha sido el reto de Kinku, romper ciertos estereotipos.

Franklin Janeta, uno de los hijos de Manuela, por diferencias en la toma de decisiones, decidió separarse y crear su propia marca: Vispu. Para él, ambas marcas nacieron por la necesidad de reivindicar su propio atuendo y que cada migrante indígena se identifique con su propia identidad, debido a que sus costumbres se han ido perdiendo con el tiempo.

Vispu
Vispu, un negocio de Franklin Janeta. Los costos de las prendas oscilan entre los 45 y 200 dólares.Cortesía

“Las migraciones ocurren por las nociones económicas y por encontrar mejores condiciones de vida. Guayaquil, Cuenca y Quito son los lugares con mayor número de indígenas, además, hay bastantes en Estados Unidos, allá estamos enviando bastante mercadería”, comenta Franklin.

Algo que tienen en común los tres emprendimientos es que tratan de perpetuar la esencia cultural del pueblo Puruhá, agregando identidad, valor, estilo y elegancia a sus prendas, a pesar de que los puruhaes se encuentren lejos de casa.