
Educación en emergencia: bandas, miedo y deserción escolar en la Zona 8 de Guayaquil
Crimen de pareja conmocionó en Mucho Lote. UNE dice que se toman medidas cuando familia de alumnos está vinculada a bandas
La puerta de un plantel educativo es lugar de encuentro, espacio para compartir entre madres, padres, alumnos y docentes. No es lugar de muerte.
Pero el acceso a una unidad educativa en Mucho Lote 1, en el norte de Guayaquil, se convirtió este lunes 9 de junio de 2025 en el escenario de lo que una escuela o colegio no debe ser. Una pareja fue asesinada por sicarios minutos después de dejar a sus hijos en el lugar.
Policías recogiendo los cuerpos tras el ataque, jefes policiales ofreciendo detalles del crimen, comunidad sorprendida y atemorizada al ver cómo el asesinato se cometió a pocos metros de donde los estudiantes se alistan a aprender. Es la misma rutina tras los hechos delictivos, pero ¿qué cambia al final?
Acciones de las autoridades no impidieron sicariato en Guayaquil
Del lado de las autoridades, el Ministerio de Educación respondió a EXPRESO que se coordina con la Policía Nacional para que haya resguardo al ingreso y salida de clases, “brindando seguridad tanto a los estudiantes como a los miembros de la comunidad educativa”.
Pero esa seguridad no hubo a las 07:20 del lunes, cuando el sicario remató a sus víctimas al pie de la escuela, mientras madres y padres corrían al interior para salvar sus vidas, y el agresor huía en tricimoto.
Aquí se cometió el sicariato de la pareja mientras sus hijos estaban al interior de la escuela
“Los estudiantes tienen bastante temor. Los padres también están con miedo. Eso se transmite a los demás compañeros,” comentó a EXPRESO la rectora de una unidad educativa del centro de Guayaquil, quien prefirió omitir su identidad.
Su plantel enfrentó de cerca, el año pasado, el secuestro de dos padres de familia. Al respecto, se reforzó la preparación a estudiantes en tema de seguridad. Además, aprovechando que algunos de los padres del centro son policías o militares, uno de ellos capacitó a personal docente sobre cómo actúan las bandas y qué medidas de prevención aplicar, indicó la directiva.
Qué hechos violentos han pasado cerca de planteles en la Zona 8
Ya pasó un mes desde el retorno a clases en el régimen Costa, marcado por secuestros y ataques a docentes, cerca de los planteles; y extorsiones a unidades educativas, como la ubicada en la calle Sibambe, en Durán.
Afuera del plantel se dejaron artefactos explosivos que provocaron daños materiales. La institución es propiedad de María Barreiro Sánchez, quien a los pocos días renunció a la Vicealcaldía de Durán.
En ese cantón de la Zona 8, que también comprende a Guayaquil y Samborondón, las relaciones de familiares de algunos estudiantes con Grupos de Delincuencia Organizada (GDO), ya marcan el ritmo de las rutinas estudiantiles.
Estudiantes con familiares cercanos a los GDO, alerta la UNE
Así lo afirmó a EXPRESO el presidente de la Unión Nacional de Educadores (UNE), Andrés Quishpe. “Hay planteles educativos, por ejemplo, donde los hijos de los (miembros de los) GDO, que son de un grupo, no pueden ir a ese plantel. Tienen que ir a otro donde ese grupo de GDO tiene mayoría,” aseguró.
“Eso pasa en Durán y en Esmeraldas. A esos niveles hemos llegado ¿Quién está intermediando ahí? No está la Policía, no está la Iglesia, no está el Gobierno. Somos los profesores los que les decimos ‘vean, saben qué, no se matriculen en este plantel. Vayan al plantel de más arriba o de tal lugar’,” dijo.
Quishpe cree que de esa manera se han impedido tragedias mayores. “De esa forma, nosotros hemos evitado los enfrentamientos afuera de los planteles educativos. Son los famosos códigos que tienen estos grupos” delictivos, aseguró.
Cómo la violencia cambia la rutina de estudiantes y sus familias
El jefe del distrito Pascuales, de la Policía Nacional, René Cañar, aseguró que la pareja víctima del sicariato afuera de la escuela César Andrade Cordero, pertenecería a una banda.
El uniformado se basó en los tatuajes que ambos tenían y que harían alusión a “grupos armados organizados”.
Para un padre de familia, quien reside en Durán, en los establecimientos fiscales del cantón ha visto a estudiantes hacer señas como las que caracterizan a los miembros de bandas. También conoce casos de alumnos que han sido cambiados de plantel, por esta problemática.
Esta situación también cambia la rutina de las familias. Yuri Castrillón tiene a su hijo en un colegio de Durán y optó por contratar el servicio de expreso para evitar exponerse, junto a su otra hija, en el traslado hacia la unidad educativa.
Otro padre, Solón Sánchez, contó que analiza alternativas. “He pensado en alguna forma de virtualidad, al menos hasta el primer trimestre, dependiendo de cómo el Gobierno vaya tomando acciones en política pública”, manifestó.
UNE pide que educación se declare en emergencia
Quishpe dice que preocupan los 44.199 estudiantes que no se matricularon para este año lectivo, en el régimen Costa - Galápagos, según la UNE. “Esta realidad no puede ser interpretada como una variación numérica entre niveles educativos, sino que constituye una alerta sobre las barreras sociales, económicas; problemas como migración, reclutamiento forzoso a bandas delincuenciales que son los elementos de fondo que están excluyendo a niños, niñas y adolescentes del derecho a la educación”, alertó la entidad, el pasado 26 de mayo.
Solicitan al Gobierno Nacional una declaratoria respecto a que ser docente, en Ecuador, es una profesión de riesgo. El gremio del magisterio también pide que la educación sea declarada en emergencia.
Con esto se afianzaría el trabajo con instituciones como Fiscalía, para seguir de cerca las denuncias que se hagan por extorsiones a docentes. Quishpe cree que se debe combatir la deserción escolar con beneficios como lista gratuita de útiles, y otras acciones concretas. Para el dirigente, “ha existido bastante mesa técnica (con las autoridades) y poca voluntad política”.
En medio de los planes y las disputas entre autoridades, por las acciones que se toman o se dejan de hacer, están los alumnos y sus familias. Castrillón reconoce que es “complicado” vivir en zozobra: “Es difícil escuchar al hijo pedir que lo saquen al parque, así sea un ratito, y no poderlo hacer por el miedo”.
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