Comercio en los alrededores de los puertos de Guayaquil
Guardias de seguridad de las terminales de la isla Trinitaria custodian las cargas que llegan.CHRISTIAN VINUEZA

Puertos de Guayaquil: el día a día de los trabajadores en medio del peligro

Ciertos empleados de terminales fluviales dicen no sentirse afectados por la inseguridad, pues no han recibido amenazas

Entre algunos de los puertos de Guayaquil hay de diferencia, aproximadamente, ocho kilómetros, un panfleto y mucho miedo.

Los trabajadores de terminales de la isla Trinitaria hasta se esconden, mientras que los del puerto ubicado en la avenida de la Marina, cerca de la Base Naval Sur, comen y se reúnen en las afueras de las instalaciones del embarcadero.

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Los primeros mencionados se muestran desconfiados ante la presencia de vehículos desconocidos, luego del asesinato de al menos cuatro trabajadores portuarios. Evitan estar con la guardia baja y salen solo cuando es necesario, según ellos.

Pero este miedo también se transmite a los comerciantes del sector y a vecinos, quienes incluso prefieren no entrar en conversación con este Diario, por temor a represalias.

“Trabajamos porque hay que comer, pero si por mí fuera, yo movería el negocio a otro sector y no correría peligro, o hasta lo cerraría para dedicarme a otra cosa”, dice Lorena, empleada de un asadero de la cooperativa 4 de Septiembre, localizada junto a la zona portuaria que vive en tensión.

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Ella añade que las ventas han bajado con relación al mes pasado y sostiene que los últimos ataques han ahuyentado a la clientela. “Los chicos (operadores) prefieren irse corriendo”, expresa.

Panorama distinto en algunos puertos de Guayaquil

EXPRESO, en un recorrido a lo largo de la calle 29, vía de acceso a los diferentes puertos privados, confirmó que apenas seis locales, entre ellos tres restaurantes, son los que se mantienen abiertos. “Todos tienen más de un año cerrados. Somos pocos los que sobrevivimos”, dice otra comerciante.

El panorama cambia en el otro puerto: al menos tres comedores ambulantes se ubican a un costado de la avenida de la Marina y otros vendedores informales dan vueltas durante la mañana, tarde y noche, mientras ofrecen productos como pasteles, granizados y morocho.

“Las ventas están iguales. Como ve (señalando a su alrededor), la gente viene a su turno normal y hace lo que tenga que hacer”, menciona Johanna, propietaria de uno de los negocios más grandes de la zona.

Cuatro mesas, que logra llenar en diferentes horas del día, acompañan la cocina y otros implementos del negocio de la mujer. Ella insiste en que allí no se siente inseguridad, ya que el movimiento de personas es el usual.

José, mientras empuja su carreta de refrescos, coincide con ella y sostiene que ellos son bendecidos, pues aún trabajan con tranquilidad.

Comercio en los alrededores de los puertos de Guayaquil
Los negocios junto al puerto de la avenida de la Marina operan con tranquilidad.Christian Vinueza

En ese mismo espacio, un grupo de guardias de seguridad, que conversaban mientras esperaban para dar custodia a una carga, afirman que el peligro lo corren sus colegas que laboran en la zona de la Trinitaria. “Ellos son los más expuestos, nosotros estamos tranquilos”, concluye.

¿Qué dicen los expertos sobre la reacción?

Ante la reacción de los trabajadores del puerto cercano a la Base Naval Sur, Nelson Yépez, experto en seguridad, opina que lejos de normalizar la violencia, estos operadores prefieren concentrarse en su trabajo, aunque eso implique exponerse.

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“Tal vez no sienten cerca la inseguridad y se exponen, pero lo hacen porque deben llevar el pan a sus hogares. Es decir, por necesidad están corriendo peligro en sus lugares de trabajo”, explica.

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