Patricia Castillo - Chongón
Patricia Castillo le dedica tiempo y el esfuerzo a las familias de San Jerónimo.flor layedra

Patricia Castillo, un "ángel" y faro de esperanza en Chongón

En la comuna de San Jerónimo de Chongón, parroquia rural de Guayaquil, una guayaquileña no solo entrega su tiempo, también su amor

Esto es Gestos de Amor, un especial que explora historias de amor incondicional y desinteresado que van más allá del romanticismo, recordándote cómo los gestos y detalles también pueden tocar los corazones. Prepárate para ser inspirado por estos conmovedores relatos que celebran el amor en todas sus formas.

Para muchas mujeres que viven en la comuna San Jerónimo de Chongón (Guayaquil), Patricia Castillo ha sido un "ángel". Esta mujer no solo las apoya con una palabra de aliento, también con acciones. El tiempo y el esfuerzo de Castillo es para las familias de ese sector.

Hace diez años atrás, Castillo no se hubiera imaginado hacer lo que ahora hace: dar más de la milla extra con personas que no conoce. No es que no ayudara, solo daba, pero no con la entrega y el amor con el que ahora lo da: su tiempo, el gestionar, el encontrar y el que las palabras “no puedo” o “no se puede” no estén dentro de su vocabulario; esto la ha hecho ser más que una palabra amiga en los tiempos malos, en esta parroquia rural de la Perla del Pacífico, expresan los moradores de este sector.

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Carlina Guzmán aún recuerda cómo hace dos años, a la medianoche, perdió su casa de caña y casi su hijo también, pero logró salir. “En mi vida ha hecho bastante”, así empieza su relato de lo que Castillo ha hecho por ella.

Al quedarse sin nada, sobre todo sin un techo donde vivir, “ella hizo el trámite y todo para que yo tenga una casa”, cuenta Guzmán. Pero nunca me faltó comida, ella junto con otras personas de una fundación (Reino de Dios) me ayudaron también con ropa.

Pero no solo a ella, sino a la comunidad también ha ayudado, dice. Castillo lidera un grupo de jóvenes y adultos. Cada sábado, cada quince días, van y no solo se encargan de la formación cristiana a los niños, adolescentes, jóvenes y mujeres, sino de brindar un abrazo cálido, una amistad.

Patricia Castillo - Chongón
Patricia Castillo lidera un grupo de jóvenes y adultos en su formación cristiana, pero también es un oído amigo cuando lo necesitan.Flor Layedra

Aunque el grupo va dos veces al mes al sitio, Castillo esta pendiente de ellos todos los días, comenta Marjorie Macías, para esta mujer, Castillo “llegó para nosotros como una bendición”. Ella ha visto cómo ha podido ayudar a otros, a quienes más han necesitado a través de donaciones. También, dice, “nos ha enseñado a cómo sobrellevar alguna dificultad y problemas”.

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Macías, al igual que otras mujeres del sector, ha recibido clases de joyería artesanal para poder emprender. Estos talleres no tuvieron ningún costo para ellas.

Para Diana Guzmán, “la hermana Paty”, como le dice, la ha ayudado a moldear su carácter, su temperamento, lo que es la unión familiar, porque antes todos nos gritábamos en el hogar, pero ahora ya no. “He experimentado un cambio muy radical”. Ahora nos sentamos a la mesa, tenemos más y mejor comunicación entre nosotros.

El ser amiga también. Guzmán recuerda que antes, en el barrio, no había amistades, solo un saludo cordial entre nosotros.

Todo esto lo hace desde que “conocí el amor de Dios y entendí que todo eso lindo que recibía de él tenía que compartirlo”. En este trayecto, descubrió que su “don” era el servicio.

Ahora ya no el dar por compromiso, ahora doy de gracia por lo que él (Dios) me dio, expresa. Al inicio, hace diez años, lo que le llamó la atención fue servir en la calle porque “cuando uno ama, uno quiere que la otra persona tenga lo que uno ya tiene y oré para que las personas también quieran un cambio en sus vidas”.

Empezó sacando punta a los lápices en la cooperativa El Paraíso en el sector de Isla Trinitaria, cuando la iglesia Reino de Dios, donde ella se congrega, trabaja allá con la comunidad. Yo llegaba cansada a mi casa, pero tenía gozo, recuerda Castillo, y eso antes no lo había experimentado; era feliz y sentía paz, mientras descansaba, pensando en cada abrazo, en cada gesto que brindaba.

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Patricia Castillo se interesa por trabajar en la unión familiar.Flor Layedra

Ahora, hace un año y ocho meses, trabaja en Chongón y está al frente de un equipo. Allá decidió trabajar de manera integral, en la unión familiar, por lo que no solo se concentra en los menores, sino también en las madres, para que cuando sus hijos les comparta lo que aprendieron, ellas puedan guiarlos y reforzar las enseñanzas, así todos están en un mismo sentir, dice.

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Este año trabajarán con los varones. La razón, porque ellos no se dan el tiempo para compartir con sus hijos, por el enfocarse en sus trabajos, pero “esto marca la vida de los menores”, reflexión Castillo. De esta forma saldrá una juventud mejor, jóvenes que querrán cumplir sus sueños a través de lo correcto, asegura. “Solo dejaremos una buena semilla y Dios así lo quiere. Además, es un bien para el país”, ella confía en que el Gobierno está haciendo su parte y “nosotros nuestra parte desde este sector”.

El anhelo de esta mujer es que muchas más personas replicaran lo que hace, porque “así tuviéramos un país mejor, un país donde tuviéramos jóvenes que quisieran estudiar”. Es por esto por lo que ella aprovecha sus contactos, que están en una mejor posición económica, para también ayudarlos. De esta forma logra ayudarlo no solo con víveres, ropa, juguetes, sino que también puedan hospedarse en vía a la Costa, para que uno de los jóvenes pueda hacer su curso de barbería, mientras lo anima a que curse también la universidad.

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Patricia Castillo busca trabajar este año con lo varones de las casas, quiere motivarlos a involucrarse más en los temas familiares.Flor Layedra

Macías cuenta que en diciembre pasado su hija junto a otros menores disfrutó en los juegos mecánicos del Malecón, fueron al cine y todo esto se pudo, narra Castillo, porque lo que están haciendo en Chongón se está comentando y “con la ayuda de Dios”, las empresas y las entidades gubernamentales ahora nos están apoyando también. “El amor es unidad y Dios me lo ha demostrado, cumpliendo sueños de los niños”.

Ante todo esto, para Carlina Guzmán, “ella ha sido un lindo ángel que nos ha mandado Dios”.

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