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1. Visitas. Rosa Mantilla disfruta de contar anécdotas a sus visitas. Ellos aseguran sentirse muy bien cuando van a verla y le llevan muñequitas.GRANASA

Apadrinar, una forma de regalar esperanza a los adultos mayores

Fundaciones y asilos tienen programas de acompañamiento y ayuda para ancianos en abandono.  Jóvenes son los que más participan en la iniciativa

Sus emociones afloran sin parar. Sonríe, se peina, se arregla la ropa y aplaude suavemente mientras se alista para recibir a su “nietecita”; la observa a lo lejos, ríe nuevamente y la abraza. Así reacciona Rosa Mantilla cuando ve a Clara Báez, quien la apadrina desde hace cuatro meses. No es su abuelita, pero desde hace un tiempo decidió hacerla parte de su familia.

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Rosa tiene 81 años y hace dos está en el asilo Sofía Ratinoff, de la fundación Clemencia, donde es cuidada y realiza algunas actividades recreativas que comparte con otros adultos mayores que viven en el sitio.

Las enfermedades que sufre, propias de la edad, han hecho que pierda un poco de movilidad y en ocasiones la lucidez; sin embargo, cada vez que le avisan que la van a visitar se emociona. “Ellos son como niños. Si tú le dices que irás, ellos están pendientes y están constantemente preguntando. Cuando llegan las visitas se emocionan mucho, pero cuando no llegan, también se ponen tristes”, comenta Fernanda Salazar, directora de la fundación.

“Me vinieron a visitar y me trajeron una muñeca y unos regalitos. A mí me encantan estos juguetitos. ¡Estoy muy feliz!”, comenta Rosita con una voz dulce, pero algo entrecortada, mientras su rostro era acariciado por Clara. Ella confiesa que las ocurrencias de algunos adultos mayores le recuerdan a su madre.

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“Todos los adultos mayores son muy tiernos, pero con algunos he tenido una conexión muy especial desde el inicio, esto me sensibiliza mucho. También me gusta compartir con Carmita, (otra adulta mayor) que tiene muchas actitudes de mi mamá, que ya falleció. Siempre que puedo le traigo un pequeño detallito”, cuenta Báez, quien comparte este tiempo con sus hijas. “A veces, añade, venimos a hacer estas actividades en familia. Lo disfrutamos mucho, ellos transmiten mucha paz y alegría. Creo que apadrinar un adulto mayor es una manera de retribuir todo lo que estas personas han hecho por nosotros”.

En el sitio hay otras 75 personas que sobrepasan los 70 años, de los cuales apenas cinco están apadrinadas. “Ellos viven aquí y los padrinos pueden venir a visitarlos cuando gusten y si está en condiciones, pueden salir con ellos a pasear con la compañía de enfermeras. Ustedes no se imaginan los felices que se ponen los abuelitos cuando los vienen a visitar”, explica Fernanda al resaltar la importancia de esta iniciativa. “Apadrinar es una forma de darles esperanza, alegría y sonrisas. No tiene un valor económico obligatorio, pero sí un valor emocional para los adultos mayores y para los que lo hacen”, sostiene.

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2. Protección. Les toman las manos, los abrazan y los cuidan.MIGUEL CANALES

En el Hogar Corazón de Jesús de la Junta de Beneficencia de Guayaquil también cuentan con un programa de apadrinamiento. En este sitio hay 347 residentes, de los cuales 110 están apadrinados, pero por los mismos colaboradores del hogar. “En este mes iniciarán los talleres de recreación entre los padrinos y ahijados para interrelacionarlos aún más”, señala Beatriz Ocejo, vocera de la Junta de Beneficencia, al corroborar que estas actividades son muy positivas para los adultos mayores.

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En el sitio es muy común ver a las personas de la tercera edad recibiendo visitas. Ellos aprovechan para conversar, contar historias y anécdotas de su juventud. Quienes van a verlos los escuchan con atención, les dan palabras de ánimo y los hacen cantar y bailar.

La fundación Otoño Inolvidable tiene el programa ‘Conviértete en nieto de un adulto mayor’, con el que pretenden que los ancianos puedan tener acompañamiento en su vejez.

Quiero agradecer a los que nos vienen a visitar. Nos alegra mucho cuando vienen y nos hacen cantar o bailar. Esperamos las visitas sean seguidas y no nos olviden.

Rosa Mantilla
​adulta mayor

Luis Enrique Cortez, director de la fundación, considera que lo importante no siempre es la parte económica, sino lo emocional. “Más allá del dinero que se pueda aportar, es lo emocional. Muchos adultos mayores tienen pasados muy tristes y que alguien esté constantemente visitándolos los llena mucho de felicidad”, manifiesta. Anima a las personas a que puedan sumarse a esta labor. “Nosotros solo tenemos uno que está apadrinado. Si bien es cierto, a diario tenemos actividades recreativas con ellos, siempre es bueno que ellos tengan un ‘nietecito’ con quien se sientan identificados”, considera.

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“Quiero agradecer a los que nos vienen a visitar. Nos alegra mucho cuando pasan la tarde con nosotros y nos hacen cantar o bailar. Esperamos que vengan más seguidos y no nos olviden”, pide a través de EXPRESO Rosa Mantilla, mientras se despide con una tierna sonrisa y sus manos de quien la apadrina.

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3. Regalos. Los adultos mayores de la fundación Otoño Inolvidable suelen recibir detalles por parte de sus padrinos y gente que los visita.CORTESÍA