
Guayaquil en 2026: cuando la comunidad se organiza para resistir y reconstruir
En medio de desafíos, vecinos impulsan la organización vecinal, recuperan espacios públicos y recomponen el tejido social
Hay rincones de Guayaquil que tienen a sus “guardianes”, ciudadanos que se muestran orgullosos de serlo durante todo el año. Son personas que no se han quedado de brazos cruzados ante el avance de los problemas sociales y el riesgo de que estos perjudiquen o generen efectos negativos en sus comunidades, ya sea en el norte o sur. Estos líderes barriales han mantenido viva la esperanza y el anhelo de días mejores.
La confianza, coinciden, está puesta en la organización comunitaria. En varios sectores se han reforzado los lazos vecinales y han surgido nuevas formas de convivencia y de reconstrucción del tejido social, en una Guayaquil que continúa golpeada por la ola delictiva. Ya sea mediante la creación de chats vecinales, reuniones comunitarias, la apropiación de espacios públicos o el vínculo con instituciones, los líderes demuestran que la ciudadanía organizada también da resultados.
Aunque la convivencia se ha visto alterada y las rutinas han cambiado, los vecinos consultados por EXPRESO coinciden en que la unión es clave para la vida comunitaria. Cada vez más sectores, además de “blindarse”, apuestan por la cohesión barrial como un elemento esencial para recuperar la confianza en medio de días grises.
Un ejemplo es la ciudadela Samanes 4, situada en el norte de la ciudad. Ahí, Janina Carrera, vecina del sector, destaca que una de las prioridades es fortalecer la unión entre los moradores durante todo el año. Señala que, pese a las ocupaciones laborales, los vecinos buscan la forma de asistir a reuniones y de impulsar la recuperación de áreas verdes.
“Confiamos en que este nuevo año será mejor. Los hechos que ocurren afuera son externos; para nosotros es prioritario tener espacios de recreación y fortalecernos como comunidad”, afirma. Agrega que una de las actividades recientes que más ha gustado al barrio ha sido la novena, que más allá de su carácter religioso fomenta una convivencia que, en ocasiones, se pierde.
Carrera advierte que muchos barrios carecen de guías o líderes, una situación que, argumenta, no debería repetirse. “A veces los ciudadanos nos quedamos en casa pensando que esa es nuestra fortaleza, pero la fortaleza está en la unión, en la esperanza y en lograr que la comunidad se integre”, señala. Pese a ello, mantiene el optimismo y califica el año como “70 % bueno”.
Para Iván Falcones, coordinador del colectivo Vía a la Costa Progresa, la reconstrucción del tejido social depende del trabajo conjunto con los presidentes de urbanizaciones y cooperativas del sector, considerado uno de los polos de desarrollo de la ciudad.

Él destaca la importancia de involucrar a jóvenes y niños mediante jornadas deportivas, campeonatos o charlas de seguridad, iniciativas que hasta ahora han sido bien recibidas por la comunidad. “Es fundamental que las instituciones y direcciones municipales trabajen con los líderes, porque ellos conocen la realidad de cada sector”, sostiene.
Uno de los principales objetivos de este trabajo comunitario es que niños y jóvenes cuenten con espacios seguros. Falcones cita como ejemplo las calles a oscuras, que se convierten en imán para la delincuencia, y señala que es en estos casos cuando la comunidad se involucra para impulsar cambios. Lo mismo ocurre con acciones vinculados al medio ambiente y charlas preventivas, en las que temas como la seguridad y la protección de datos también empiezan a ganar espacio.
En barrios como El Salado, Garay y otros sectores del centro, durante este año se ha fortalecido no solo el uso de chats comunitarios, sino también la vinculación vecinal a través de asambleas ciudadanas de seguridad. Estos espacios han servido para exponer ante las autoridades los problemas que más afectan a la zona, como los delitos y otras preocupaciones que impactan a los sectores céntricos, y para que las entidades escuchen de primera mano a la comunidad.
Seguridad para el entorno del Malecón 2000
Un ejemplo se registra a lo largo del Malecón 2000, cerca de la popular zona de La Bahía, donde los residentes de varios condominios se han unido para dialogar sobre las acciones que pueden mejorar la seguridad y la convivencia. En estas asambleas también participan los sectores comerciales. Así ocurrió con los vendedores de la calle Ayacucho, quienes se han organizado para hacer frente a la inseguridad e incluso han impulsado marchas.
El desafío para este nuevo año es que estas iniciativas se repliquen en más sectores, coincidieron vecinos y comerciantes con EXPRESO. Más allá de canalizar pedidos o denuncias, destacan la importancia de ver a una ciudad que se levanta, se integra y afirma: aquí estamos y seguiremos.
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