
Guayaquil: El ambiente comercial de Sauces se volvió taciturno
La inseguridad empuja a cerrar los locales. Pocos clientes van. Moradores reclaman atención y seguridad policial permanente
Los moradores y trabajadores de las distintas etapas de la ciudadela Sauces, ubicada al norte de Guayaquil, viven a diario con el acecho de robos, secuestros, extorsiones y una creciente sensación de inseguridad. Muchos prefieren no hablar sobre la situación, mientras que otros lo hacen con temor.
El sábado 11 de enero, Sauces 6 fue escenario de un suceso que conmocionó no solo a Guayaquil, sino a todo el país. Disparos resonaron en el sector cuando un emprendedor extranjero evitó ser secuestrado gracias a la presencia de personal de seguridad privada en su local de venta y reparación de computadoras. Este personal repelió el ataque de cinco individuos que descendieron de una camioneta negra de doble cabina e intentaron ingresar a la fuerza al establecimiento.
Sin embargo, este no es el único hecho que ha marcado a la ciudadela. Según denuncia un ciudadano, que prefirió no revelar su nombre por temor a represalias, el sector no está debidamente resguardado por la Policía Nacional. “La seguridad no es visible ni en Sauces 9 ni en Sauces 6, donde ocurren tragedias”, afirma. Además, lamenta que, cuando algo sucede, los agentes llegan solo cuando “todo ha pasado”.
La dinámica social ha cambiado
Los residentes aseguran que la ciudadanía ya no sale como antes. “Antes, los comensales estaban en los restaurantes hasta la 1:00 a. m. porque era tranquilo, pero ahora se quedan hasta las 21:00 o 22:00, como mucho. A las 16:00, los cangrejales estaban llenos, pero ahora no; la gente no sale”, comentan.
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Raúl Ruiz
Una propietaria de un local de venta de artículos varios en Sauces 6, quien pidió mantener su nombre en reserva, asegura que desde hace 10 días no hay movimiento en el sector y más de 50 locales han cerrado, según los residentes y los letreros de “Se alquila”. “Mire, no hay gente; el negocio está duro”, expresa la dueña del establecimiento, quien comparte el temor de sus vecinos ante la creciente inseguridad.
El propietario del local contiguo, que ofrecía servicios de terapia física, tuvo que cerrar el 10 de enero después de ser víctima de una extorsión. Explica que antes tenía su local en Pascuales, pero lo abandonó en mayo debido a la inseguridad. “Ahora, aquí uno se siente inseguro”, comenta. Recuerda que hace unos tres meses, mataron a un joven en una tienda del sector. Teme que, si la gente deja de salir, no podrá vender y no podrá hacer frente a las deudas.
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Luis González
Miedo ante la inseguridad
Para ella, la solución sería que la Policía patrullara realmente la ciudadela y que las autoridades judiciales no liberaran a los delincuentes. Además, considera fundamental que la gente denuncie los hechos delictivos, aunque comprende que muchos temen las represalias.
Luis Rodríguez, mesero en un cangrejal de Sauces 6, asegura que las ventas han disminuido. Por las noches, los cangrejales están casi vacíos. “Muchos comensales prefieren comer dentro del local en lugar de hacerlo al aire libre. Siempre me preguntan antes de hacer su pedido qué tan seguro está el lugar, si ha habido robos. Aunque hasta ahora no ha pasado nada, ellos temen”, comenta Rodríguez.
Moradores temen circular por la ciudadela
Jorlena, residente de Sauces, es tajante al afirmar que no sale a pasear con sus dos hijas sin la compañía de su esposo. “Los vecinos comentan sobre los hechos que ocurren cerca de donde vivo, así que he optado por no salir sola”, relata.
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Luis León
José Mackee, ciudadano de la zona, asegura que ha sido testigo de asaltos cerca de su casa, aunque, por su trabajo, suele salir de madrugada y hasta ahora no ha tenido problemas, aunque siempre se mantiene alerta. “Me gustaría ver que la Policía ronde más por la zona”, comenta.
Mackee también denuncia que sus hijos no pueden ir a los parques porque hay indigentes viviendo en ellos. “Hay consumidores de drogas y la Policía no los saca. Ellos están fumando y los niños del colegio tienen que pasar por ahí”, afirma.
Raúl Ruiz, también residente, cuenta que en Sauces no ha tenido problemas. Sin embargo, recuerda que el martes pasado unos delincuentes intentaron robarle cuando estaba en su bicicleta en La Garzota, sin que hubiera presencia policial.
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Impacto social
Para ciudadanos como Nelly Cepeda y Lucrecia Medina, ambas residentes de Sauces, aunque las etapas 6 y 9 parecen ser las más afectadas, “todas experimentan lo mismo”. “Ahora, sin importar la etapa, el vecindario luce vacío por la tarde y la noche. Durante el día, apenas se ve a la gente caminar, y el poco comercio que queda, lo hace solo para mantenerse a flote. Los tiempos en los que uno salía a comer o se reunía en los callejones y parques ya quedaron atrás. Ni siquiera salir a pasear con las mascotas es seguro. Te roban las cosas o ves cómo extorsionan a la gente”, advierte Cepeda.
El recuerdo de un joven que, al intentar evitar que su madre fuera secuestrada, recibió un disparo y falleció, sigue presente en Sauces. “Eso nos tocó a todos, no solo en Sauces 6, sino en todo el norte, en todo Guayaquil y quizás en todo el país. Ver cómo las familias se destruyen es algo común en este barrio. El terror no solo enluta a las familias, sino que obliga a quienes son extorsionados a cerrar sus negocios y huir, incluso a otra provincia. Los que se quedan, por desesperación, se mudan a otras zonas de Guayaquil. Al final, todo se va desintegrando. Son varios los amigos que han tenido que irse, resguardarse o buscar protección en otro país”, concluye Sandra Llaguno, residente de Sauces 3.
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