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Dinamismo. Los visitantes aseguran que ahora van a divertirse si hay música, pero también seguridad y control.CARLOS KLINGER

La farra guayaca se reinventa en la ciudad

La inseguridad obliga a modificar los horarios, el menú y hasta las temáticas de las fiestas. La ciudadanía es más cauta para elegir donde divertirse

La inseguridad en la que está sumida Guayaquil y ha generado un sentimiento de temor colectivo, que obliga a la ciudadanía a pensar una o dos veces en salir incluso a hacer las actividades cotidianas; ha empujado asimismo a los espacios de entretenimiento de la ciudad, sobre todo a los nocturnos, a reinventarse y modificar sus opciones para lograr captar a los clientes y no ‘morir’, como muchos lo hicieron en la pandemia.

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“Si la farra desaparece, desaparece la esencia de Guayaquil. Nosotros somos gente feliz. Sin embargo, debo reconocer que me he apagado un poco... Ahora salgo temprano y regreso temprano. Ya no bebo, quiero tener los cinco sentidos bien puestos y, aunque parezca mentira, primero veo si hay seguridad. Qué loco, ¿no? Antes ni siquiera pensábamos en ello”, reconoce el guayaquileño Adrián Tamariz, de 25 años.

Los propietarios y administradores de estos espacios lo saben, reconocen a este Diario; y por ello ahora buscan fusionar las clásicas noches de farra con la gastronomía, a fin de cerrar incluso más temprano; con los juegos y hasta con las tendencias del momento.

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Jóvenes. EXPRESO estuvo presente en una de las fiestas donde todos llegaron vestidos de la banda musical RBD.CARLOS KLINGER

“Yo no estoy saliendo, pero hace apenas unos días hubo en una disco una fiesta con la temática de Barbie. Por Dios, cómo no voy a ir, si crecí con ellas. No me la perdí, eso nunca. Fui de rosa, con peluca, tacos lilas. Fue una locura. Esa fue la única razón con la que me enganché y salí de casa”, reconoció Melissa Segovia, habitante de Urdesa.

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Por otro lado, un grupo de cinco jóvenes se organizó para hacer fiestas temáticas basadas en las series de Nickelodeon y de Disney. La idea es recordar la época de la infancia y cantar las canciones de la niñez (años 2000), pero en un bar. Joel Alvarado, principal precursor de esta fiesta, cuenta lo que se vive. “Vienen personas entre 20 y 30 años. Nos juntamos todos en un bar por Las Peñas y cantamos nuestras canciones de la infancia. High School Musical, I Carly, Pokemon, Hanna Montana, entre otros. Es una fiesta sana prácticamente entre gente joven, amigos y amigos de amigos, gente conocida que recuerda con alegría las canciones de su infancia... Es farrear en un ambiente seguro, con gente que prácticamente conoces, lo que a la vez te hace sentir protegido”, relató Alvarado.

EXPRESO estuvo en el sitio y pudo ser testigo de ‘la buena onda’ con la que llegan los jóvenes. Muchos de ellos personificados de sus personajes favoritos. “Me he vestido de RBD (agrupación mexicana) porque es mi grupo favorito, hoy cantaremos y bailaremos con un grupo de amigos para recordar la infancia. Seguramente, cuando las pongan me pondré a llorar por los recuerdos que tengo”, dijo nostálgica Cinthia Quinde, vicepresidenta del club de fans de RBD en el Ecuador.

Vienen personas entre 20 y 30 años. Nos juntamos todos en un bar por Las Peñas y cantamos nuestras canciones de la infancia. High School Musical, I Carly, Pokemon, Hanna Montana, entre otros.

Joel Alvarado
​fundador de Ifiesta

“Es una manera de innovar las farras guayaquileñas. Estoy emocionado de juntarme con más amigos y cantar juntos ‘Hakuna Matata’. Es una fiesta increíble”, comentó entusiasmado Karlos García, asistente de 26 años. Esta fiesta se ha realizado solo tres veces en Guayaquil y en todas las ocasiones el sitio ha estado lleno de jóvenes.

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La seguridad va de la mano. Y es que teniendo en cuenta los delitos y actos violentos que se reportan en el Puerto Principal, los dueños y administradores de estos espacios invierten grandes rubros en este aspecto, para solo así darle esa paz que busca el consumidor. “¿De qué sirve tener un espacio lindo, gente linda, buena atención al cliente..., si no voy a dejar de mirar hacia atrás y voy a desconfiar de todos. Yo ahora voy solo a sitios donde puedo ‘respirar’, que sí los hay, porque los bares y discotecas, enhorabuena, están siendo cuidadosos con su gente”, piensa Noel Buenaventura, un guayaquileño de 23 años.

Norman Recalde, propietario del bar Diva Nicotina en el barrio Las Peñas, destaca la importancia de desarrollar buenas medidas internas para precautelar la paz. “Implementamos filtros rigurosos. No permitimos el ingreso de menores y realizamos minuciosas revisiones de documentación en la entrada”, explica el empresario, quien vincula el accionar con un ambiente más ameno en el establecimiento.

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2. Innovación. La gastronomía se ha fusionado hoy con el baile en los centros de ocio de la ciudad.CARLOS KLINGER

Recalde hace también un llamado a incrementar la presencia policial en las partes más vulnerables del cerro. “Esto requiere un esfuerzo conjunto”, subraya, resaltando la importancia de la colaboración entre autoridades y empresarios locales para mantener la seguridad en la zona.

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Uno de los íconos de las noches guayaquileñas es la Zona Rosa, que durante los últimos años se ha visto afectada, primero por la pandemia y los restringidos horarios, y ahora por la inseguridad. Sin embargo, Nicolás Vasco, presidente del sector, coincide en que brindar seguridad es la clave para que los visitantes asistan en buen número.

“Se ha multiplicado el personal de seguridad y las estrategias. No se han reportado problemas y esperamos así se mantenga. La ciudad está reviviendo poco a poco. Y si queremos mantener esas ganas de farrear del guayaquileño, pues debemos darles lo que buscan: protección”, comentó el empresario.

Sin embargo, la seguridad debe ser complementada con una buena oferta que mezcle, además, la buena música y el buen ambiente, con un nuevo ingrediente: la comida. Así lo afirma Eduardo Ruiz, propietario del resto-bar El Manantial, ubicado en Urdesa. Durante la pandemia, debido a las restricciones de horarios, los negocios tuvieron que adaptarse y reestructurar sus operaciones. En su local, apostaron por una propuesta gastronómica más fuerte. Fue así que pasaron de ser un bar que ofrecía piqueos, a ser un restaurante que tiene en su menú decenas de platos fuertes, acompañamientos y especialidades.

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Esta estrategia fue adoptada por varios restaurantes, lo que les permitió mantenerse activos.

Cuando se flexibilizaron las restricciones, “la respuesta de la gente fue positiva”, asegura el dueño del negocio, que ahora ha vuelto a mezclar la gastronomía con el baile, por lo que es común observar a unos bailando en grupo, mientras otros se alimentan al ritmo de la música.

Se ha multiplicado el personal de seguridad y las estrategias. No se han reportado problemas y esperamos así se mantenga. La ciudad está reviviendo poco a poco

Propietario de discoteca

Si la marcha continúa a este ritmo, el ambiente nocturno podría vislumbrar un rayo de esperanza, en el que la noche recupera su fuerza y vitalidad.

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A esto se suman las farras en las chivas, que según la ciudadanía han ganado fuerza porque la celebración se la hace por 3 o 4 horas y con un grupo cercano de amigos.

“Mi cumpleaños es en agosto, cumplo 19 y lo haré en una chiva. Este año, todo mi grupo de amigos y los amigos de ellos han realizado sus fiestas en ellas y es divertidísimo. Sabemos que hay más carros de este tipo en la ciudad. Solo este 2023, me he subido ya 12 veces a una chiva y no me canso. Es como estar en Cartagena. Esa ha sido una buena apuesta”, señaló Isabel Roditti, guayaquileña.