
La cabecera cantonal de Daule, estancada por la inseguridad y el caos vial
En la cabecera cantonal denuncian que la extorsión marca en rojo el comercio. Hay quienes se sienten “relegados”
Caminar por la cabecera cantonal de Daule es encontrarse con una constante: las quejas ciudadanas. La situación de este cantón del Guayas, que alberga a más de 222.446 habitantes (según el último registro del INEC), resulta alarmante debido a los problemas que sus residentes enfrentan día a día: inseguridad, falta de comercio y deficiente gestión del tránsito.
Denuncias ciudadanas de lo que se vive en la cabecera
Como ocurre en todo el país, Daule también es golpeado por la ola delictiva. Su gente lo sabe, y una mujer lanza advertencias al equipo de EXPRESO que recorrió el lugar. “Aquí le pueden robar en cualquier lado. La situación está ‘candela’, vayan con cuidado”, dijo, al pedir la reserva de su identidad y revelar que el mayor temor que invade tanto a comerciantes como a otros ciudadanos es la extorsión. “La mayoría de negocios ha tenido que pagar. Creo que aquí todos o casi todos estamos extorsionados”, relató una comerciante de 45 años.
Son pocos los que aceptan dar declaraciones y casi ninguno se anima a salir en fotografías. “Mejor cuidarse, porque las extorsiones, la delincuencia común y los asesinatos se han disparado, tanto en Daule como en cantones vecinos”, comentó en voz baja Luis Mayo, otro comerciante del sector.
De hecho, semanas anteriores varios concejales revelaron a este Diario que también son víctimas de las 'vacunas', lo que refleja el grado de inseguridad que vive la cabecera cantonal.
Durante el recorrido realizado por EXPRESO se observó un fuerte despliegue policial en los alrededores del Municipio de Daule. Pero la presencia de uniformados en las calles disminuye conforme más lejos se está del centro. En sectores como la avenida San Francisco la vigilancia era mínima. “Ellos solo están en el centro y en las zonas bancarias, pero en los barrios más pequeños casi no aparecen”, expresó Cosme Machuca, habitante del cantón.
Las autoridades reconocen los problemas de inseguridad
El propio alcalde, Wilson Cañizares, reconoció en una entrevista con este Diario en agosto pasado que uno de los principales problemas es la falta de policías. “Tenemos uniformados apenas para 120.000 habitantes, cuando en realidad somos más de 300.000. Hacemos todo lo posible, pero estamos limitados”, argumentó. A esto sumó lo que considera otra traba: la impunidad. “De nada sirve detener a los delincuentes si jueces y fiscales los dejan libres inmediatamente”, cuestionó.
La inseguridad también ha afectado directamente el comercio, y muchos se ven obligados a cerrar temprano para evitar ser víctimas de robos. “Por la misma inseguridad, ya casi nadie atiende en la noche. Hasta las 18;00 o 19:00 máximo y luego cerramos, porque es más lo que se arriesga que lo que se gana”, expresó Chicho, dueño de un local de ropa con más de diez años en el sector.
Reconoce que el aspecto urbano del cantón ha mejorado, pero afirma que la delincuencia se ha agravado. “La cara de Daule se ve distinta, pero la inseguridad es peor y las autoridades lo saben. Lastimosamente hacen poco”, reprochó el comerciante.
La concejala Leyda Villegas admitió que uno de los puntos débiles de la cabecera cantonal es la seguridad y reconoció que esto perjudica el comercio. “Como funcionaria he tratado de impulsar la actividad comercial, pero es la más afectada por la inseguridad. Aquí no hay movimiento económico porque la gente no se arriesga a salir en las noches. Tenemos presupuestos y obras, pero no hay inversión privada porque no existen garantías”, señaló.

El caos vial, otro problema de Daule
A esto se añade otro problema que genera más frustración entre los habitantes: el caos vehicular. Las motos y tricimotos circulan a gran velocidad, irrespetan las señales y provocan accidentes con frecuencia. La falta de agentes de tránsito para ordenar las vías agrava el panorama.
“Ellos aparecen solo cuando hay choques graves, de ahí casi no. Pero si ni policías tenemos, ¿qué se puede esperar de los vigilantes?”, ironizó Kevin Salazar, morador del cantón.
La ciudadanía, en general, pide atenciones urgentes. Muchos sienten que la cabecera ha sido relegada frente al crecimiento de La Aurora. “Todo se centra allá. Aquí cada vez hay menos presencia de autoridades y mejoras. Le pedimos al alcalde que se acuerde de nosotros, que nos escuche y atienda. Que se concentre en lo que más nos duele: seguridad, comercio y tránsito”, reclamó Ángel Moreno, habitante de Daule.
