
Adultos mayores en Guayaquil reclaman por falta de espacios e inseguridad
Ciudadanos de la tercera edad exigen más protección y lugares adecuados en el transporte público y parques
Su paso es firme y la sonrisa aparece inmediata. Silvia Ortega tiene 66 años. Ella desciende, junto a su esposo, de la estación Plaza del Centenario, de Metrovía.
Crónica de un adulto mayor en la ciudad
No es hora pico, así que no enfrentó el frenesí de pasajeros que utilizan este sistema masivo de transporte, pero eso no quita que hay necesidades que los adultos mayores sienten más.

“A veces hasta le roban sus pertenencias. Ahora mismo, hay unas puertas de unas paradas, que permanecen abiertas. Entonces uno va, entra a la parada, pasa el torniquete, lo llaman por celular y uno contesta. En ese momento le arranchan el celular”, comenta la mujer.
A esa necesidad de contar con más seguridad en el transporte público, se suma la falta de espacios adecuados para recrearse y compartir.
La Plaza del Centenario es uno de los espacios públicos donde decenas de adultos mayores descansan y conversan en sus bancas, pero lo hacen entre personas que consumen drogas.
“Debe haber algún sitio para poder descansar nosotros, irnos a reunir ahí, conversar con alguien, como un parque para nosotros, un parque especial nosotros”, es lo que sugiere Manuel Toledo Díaz, de 72 años.
En países como Dinamarca se construyen espacios destinados a la recreación de adultos mayores, que cumplen con elementos como accesibilidad, equipamiento, seguridad y presupuesto para mantenimiento.

Asuntos que mejorar
Por ejemplo, las rampas de acceso deben ser las adecuadas para facilitar que se desplacen con bastones, andadores o sillas de ruedas. Tener mesas y bancos también les ofrecen espacios para compartir o incluso para jugar ajedrez u otras distracciones.
Ante la falta de estos espacios, otros de carácter privado se activan para darles un momento de esparcimiento, como recogió EXPRESO a inicios de este mes. Hay discotecas, academias de baile o gimnasios con oferta para adultos mayores.

“La deuda que tiene el Municipio de Guayaquil con los adultos mayores es muy pesada y amplia porque no se ha atendido mayormente a este sector de la ciudadanía”, dice el sociólogo Homero Ramírez.
Para él, los programas sociales de las entidades públicas son “insuficientes y no atienden a una gran cantidad de personas de la tercera edad”.
Menciona también la falta de mobiliario urbano y de servicios públicos como baños. “A veces tienen que meterse en negocios privados para tener ese servicio”, cuestiona.
Blanca Jalón Mateus tiene 84 años, y desde hace 20 reside en la casa-hogar San Vicente de Paúl, en el centro de la ciudad.
Desde ahí, ella sale a hacer trámites bancarios, comprar o asiste a citas médicas. Pero ella cree que se debe diversificar la oferta cultural, para que también haya eventos matutinos, no solo nocturnos, a los que los adultos mayores puedan asistir.

Salud mental, otra deuda pendiente
María Paula Palacios, administradora de esta residencia de mujeres, cree que ese tipo de actividades ayudaría a la salud mental de los adultos mayores.
“Les ayudaría bastante porque muchas de ellas, aunque vayan al banco o a hacer sus compras, no se motivan mucho a hacer más cosas. O sea, no tienen esa actividad diaria, por ejemplo, de salir a caminar o de este actividades mentales, no les gusta si no es en compañía”, comentó a EXPRESO.
“Uno ha trabajado toda su vida y necesita recrearse un poquito. Pero aquí no se ve. Aquí en Guayaquil y en Durán hay parques pero pasan cerrados”, es la queja de Vitaliano Calvo, de 72 años, quien a diario llega desde el vecino cantón.
En 2019 se emitió en Guayaquil la Ordenanza para la protección de adultos mayores, pero en la práctica la normativa no se cumple, dice el sociólogo Galo Cervantes. “La ciudad no está pensada para incluirlos adecuadamente”, asegura.
Pese a las barreras urbanas, los adultos mayores se mantienen activos y a la espera de que las autoridades y la sociedad los integren y cuiden, como ellos lo hicieron toda su vida.