
Un trueno se impone en las 10 horas de Yahuarcocha
El público no llegó en forma masiva y se perdió una carrera memorable, con emociones y pilotos preparados para la victoria
Diez horas de trepidante espectáculo: 74 coches, 200 pilotos ecuatorianos y colombianos, bellas modelos, trajes coloridos. La transmisión, en vivo, desde varios puntos del circuito en nítidas pantallas gigantes, el relato con gracia y precisión: un sábado memorable, sin la cantidad de público que lo honre.
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Para las 19h00, el Team Abro repitió victoria: en un Radical PR6, Xavier y Mateo Villagómez, junto a Felipe Gil dieron 310 vueltas, en 10:00:58.258. Entró segundo el Radical SR3, al mando de Marcelo Ron, su hija Abigail, Felipe Cevallos y Gerónimo Gómez, marcando 308 vueltas en 10:00:58.849.
Terceros fueron Patricio Avellaneda, Felipe Pazmiño y Alvaro Espinosa en Porsche GT3 Cup, con 292 vueltas en 10:02:06.284. Pazmiño corrió el icónico modelo de una marca legendaria.
“Responsabilidad por las prestaciones del auto: es demasiado rápido, es leyenda y eso impone hacer podium. El coche da, que el piloto no falle”, dijo Felipe. Una carrera de diez horas se resuelve en la capacidad de concentración en el manejo, en especial cuando cae la noche y, tras ocho horas de esfuerzo sostenido, la dificultad y el cansancio son extremos: faltan 120 minutos y son cruciales.
“Sientes la fatiga, ejecutas la estrategia, cuidas el auto entre luces, en medio de mucho tráfico, sorteando coches lentos o muy rápidos. Una desconcentración puede dejarte fuera o ser fatal, incluso”, advierte Felipe. El manejo del estrés hace la diferencia. “Estás exhausto. Debes soltar un poquito, el coche también está sobre exigido. Ahí pesan la experiencia, la calidad de hidratación y tu estado físico”.
También corren los rituales. Felipe reza en busca de la presencia de su padre, Alvaro, fallecido hace dos años. “De niño, él me llevó a una carrera de 4x4 y supe que correr sería inherente a mi alma. Cuando manejo, lo sé, lo siento: papá está a mi lado”.
Navegar en un mar de autos

Juan Pablo Carrera estrenó un Subaru WRX japonés, motor 2400 cc turbo y cero kilómetros de recorrido. Para estas 10 Horas, él y su equipo sumaron experiencia en el mismo asfalto, con las carreras de 600 y 1001 kilómetros o de seis horas de duración. “Esta es histórica, en un autódromo de nivel internacional”.
A sus 36 años, Juan Pablo ha corrido, entre otros, en autódromos de España y en el Hermanos Rodríguez, de México. “Yahuarcocha es un circuito muy técnico y divertido. Son 3.7 km de alta velocidad en las rectas, curvas de gran dificultad y mucho tráfico: esta carrera es única”.
Las curvas uno y dos del circuito del lago son de miedo y nombradas por los pilotos. “Llegas, entras a la curva a velocidades de 200 km/h; la ejecutas a ese ritmo; si te topas con un auto muy lento o parado, la situación es extrema. En esas curvas no quieres sorpresas”.
Este detalle hace diferencia. “Si añades el tráfico, es muy interesante. Debes ser rápido en la congestión, saber cuando rebasas o te aguantas. Resueltos estos segundos, la carrera te deja un último sprint, donde puedes concretar su victoria o rehacerte en competencia. Me encanta Yahuarcocha”.
El joven piloto apunta que perder cinco minutos en pits, puede ser decisivo “Parar solo por combustible o cambio de piloto. Si dejas tres o cinco minutos por algo no planificado, pones en riesgo los meses que tuviste preparando el desafío”.
Contra el reloj y el fuego

El equipo mecánico puede definir una carrera: actúan contra el asedio de la competencia y ese cronómetro que, con décimas de segundo, define ubicaciones. David Peralta lidera ocho maestros, responsables de las escuderías Subaru y BMW, de Carrera Autos.
En pits trabajaron dos días, de siete de la mañana a siete de la noche. El gran desafío es el cambio de llantas. “Aros y neumáticos llegan a grandes temperaturas, hirviendo. Su manipulación, segura y rápida, incluye un chequeo visual de frenos, pastillas y otros mini componentes. Lo hacemos en 180 segundos”.
El trabajo de estos genios de herramientas y overol parece el de un quirófano: el jefe grita por herramientas y repuestos, el equipo provee en segundos. Se trata de cero error, velocidad y exactitud. “Otro momento bravo es cargar combustible, el riesgo está todo el tiempo”, declara David.