
Rescalvo por fin siente cariño y analiza la pérdida de puntos en el Monumental
Rescalvo emocionado por el cariño y su reflexión tras perder puntos en el Monumental
En una noche que parecía destinada al murmullo y a las críticas, Barcelona encontró un pequeño respiro emocional en el Monumental. El empate 2-2 ante Liga de Quito no solo dejó goles y discusiones tácticas; también dejó una sensación distinta en la piel de Ismael Rescalvo.
El técnico, tantas veces señalado, esta vez sintió un “cariño” que no siempre aparece en el cemento amarillo. "Fue la primera vez que vi a la gente con una conexión especial con el equipo” , como él mismo lo definió, una especie de tregua futbolera que vino acompañada de lapsos de juego convincente.

Los puntos perdidos
Rescalvo lo asumió sin filtros: “Nos hemos quedado cortos con el resultado”, dijo, con la sinceridad de quien sabe que Barcelona genera para más. Y es verdad. Entre lo que propuso Joao Rojas —el jugador más desequilibrante del partido— y el despliegue colectivo, los amarillos crearon ocasiones como para haberse ido con los tres puntos.
Pero este equipo convive con una sombra: los puntos perdidos ante Universidad Católica y ahora ante Liga. Cuatro unidades que, como advirtió el técnico, pueden pesarse en oro cuando el hexagonal llegue a su final.
Lo que Barcelona mostró por momentos invita a pensar que hay un camino. Se generó, se intentó y se buscó con valentía. “Jugamos muy bien, esta es la línea que debemos mantener”, insistió Rescalvo. Y sí, hay una intención clara de sostener un modelo que, cuando fluye, entusiasma. Pero en la otra punta aparece la fragilidad: las fallas en definición, la falta de contundencia cuando el partido lo pide.

Por eso, el técnico no dudó en respaldar a Janner Corozo, quien desperdició dos chances claras. “¿Vamos a matarlo por fallar un mano a mano? Es el goleador del equipo”, lo defendió sin titubeos, consciente de que sus atacantes necesitan confianza más que reproches.
El Monumental esta vez no explotó en furia. Se fue con dudas, sí, pero también con una chispa de ilusión. Tal vez este 2-2 no sea el resultado esperado, pero dejó una sensación distinta: que Barcelona, cuando conecta, cuando cree, cuando se anima, todavía tiene pólvora para incendiar el torneo.
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