
Realidad virtual al servicio de la salud emocional: una propuesta desde la ESPOL
El proyecto busca aliviar el dolor emocional y psicológico a través de experiencias inmersivas y terapéuticas
La tecnología no solo ha revolucionado la forma en que vivimos y trabajamos, sino también la manera en que sanamos. En la Facultad de Electricidad y Ciencias de la Computación de la ESPOL, el estudiante Luis Abarca desarrolla un proyecto pionero que utiliza realidad virtual como apoyo no farmacológico en la atención paliativa. Su propuesta busca atender no solo el dolor físico, sino también las dimensiones emocionales, sociales y espirituales del sufrimiento humano, aspectos muchas veces desatendidos en los tratamientos tradicionales.
Una forma alternativa de aliviar el dolor
Abarca explica que en el Ecuador los estándares de atención paliativa aún dependen casi exclusivamente del uso de fármacos. “Las instituciones clínicas cuentan con medicamentos para aliviar el dolor físico, pero se pasa por alto el componente emocional o psicológico, que también es esencial”, señaló. Ante esa realidad, su iniciativa plantea una terapia complementaria basada en experiencias inmersivas, diseñadas para reducir el estrés y generar bienestar emocional a través de la simulación de entornos virtuales relajantes.
La propuesta no se limita a lo técnico. Abarca contó que el desarrollo de los entornos 3D fue posible gracias al acompañamiento de profesionales de SOLCA, quienes aportaron desde su experiencia médica para adaptar las simulaciones a las condiciones reales de los pacientes. “Por ejemplo, nos ayudaron a ajustar los recorridos para que sean automáticos, ya que muchos pacientes tienen movilidad limitada, y también a definir los colores y movimientos suaves para evitar mareos”, explicó el joven investigador.
Un prototipo de bajo presupuesto y efectivo
El prototipo se desarrolló con recursos mínimos, utilizando visores 3D y un solo teléfono celular personal. Aun así, los resultados fueron prometedores. “Con un celular de gama media o alta se logra una experiencia fluida y satisfactoria. Queremos demostrar que no es necesario un equipamiento costoso para ofrecer una experiencia terapéutica efectiva”, sostuvo Abarca. El objetivo final es escalar el proyecto para aplicarlo en centros especializados de atención paliativa dentro y fuera del país.
En cuanto a la inversión, el estudiante señala que esta innovación puede reducir hasta un 50% el gasto en fármacos por paciente al año. “No buscamos reemplazar los medicamentos, sino complementarlos. Si un paciente requiere cinco mil dólares anuales en fármacos, con la realidad virtual podríamos reducir ese costo a la mitad, al tiempo que mejoramos su bienestar integral”, explicó.

El impacto humano que puede generar el equipo
Más allá del ahorro económico, el impacto humano de esta propuesta es el que realmente importa. La posibilidad de brindar consuelo, reducir la ansiedad y ofrecer momentos de paz a quienes enfrentan enfermedades terminales representa un avance significativo para la medicina y la empatía tecnológica. El siguiente paso será su validación en entornos clínicos reales y, posteriormente, su aplicación en centros de cuidados paliativos de Ecuador y Colombia.
Además, el proyecto abre una nueva línea de investigación en el campo de la salud digital, con potencial para desarrollar futuras terapias de acompañamiento psicológico, rehabilitación y estimulación cognitiva a través de entornos virtuales. Abarca y su equipo esperan que esta iniciativa inspire a más estudiantes y profesionales a combinar la tecnología con la compasión, demostrando que la innovación puede ser también un acto de humanidad.