
Break the Beat 2025: talento, inclusión y cultura urbana desde la Casa Grande
Un proyecto universitario que trascendió el aula y se convirtió en una plataforma para los talentos del break dance
En el corazón de Guayaquil, el sonido de los vinilos, los giros sobre el piso y las batallas de energía intensa volvieron a encenderse con la segunda edición de Break the Beat, un evento que nació como un proyecto universitario en la Universidad Casa Grande y que hoy se ha consolidado como uno de los encuentros más representativos del break dance ecuatoriano. Lo que empezó como una propuesta de titulación se transformó en una plataforma cultural que celebra la creatividad, la disciplina y la unión de la comunidad hip hop.
Su organizadora, Trhiana Parrales, recuerda que todo surgió de una inquietud estudiantil: “Queríamos visibilizar el talento urbano que no tenía espacio para mostrarse. Desde ahí nació Break the Beat, como una forma de rendir homenaje al arte callejero”. La primera edición superó cualquier expectativa: dio origen incluso a un documental reconocido en Ecuador, Perú y España, y generó un impacto mediático que llevó al equipo a pensar en una segunda edición más ambiciosa y con mayor alcance.
La nueva entrega de un proyecto urbano
En esta nueva entrega, más de 50 bailarines de distintas ciudades del país se dieron cita para demostrar su talento ante un público que superó las 300 personas. La organización, totalmente autogestionada, incluyó la participación de DJs, MCs y jurados que aportaron profesionalismo y energía al encuentro. “Nuestro mayor aprendizaje fue entender que la autogestión es posible si hay comunidad”, explica Parrales. “Cada batalla refleja historias de esfuerzo, disciplina y pasión; por eso queríamos ofrecer un espacio más completo, con mejor producción y pensado tanto para el artista como para el público”.
Para Oliver Sánchez, uno de los competidores, Break the Beat se ha convertido en el referente nacional por su organización y trato hacia los bailarines. “Es uno de los mejores eventos del país”, afirma. “Aquí te ofrecen agua, comida, apoyo técnico y un ambiente donde se siente el respeto por el artista. Eso no se ve en todos lados. Se nota el esfuerzo por profesionalizar la escena del breaking”. Sánchez lleva más de quince años inmerso en la cultura hip hop y asegura que este tipo de eventos no solo fomentan el arte, sino también la inclusión social: “En el break todos pueden bailar, sin importar edad, género o condición física. Es una cultura que te enseña a ser tú mismo y a compartir”.
El break dance no se limita a la danza
El impacto de Break the Beat no se limita a la danza. También ha servido como punto de encuentro entre generaciones, promoviendo valores de respeto, identidad y comunidad. Jóvenes que antes practicaban en parques o calles ahora cuentan con un escenario donde su talento es reconocido y celebrado. “La Universidad Casa Grande fue el punto de partida”, añade Parrales. “Nos dio las herramientas para convertir una idea en una experiencia real. Hoy, ese respaldo demuestra que la educación también puede ser un motor cultural”.
Uno de los desafíos más grandes ha sido mantener la esencia del proyecto mientras crece. Coordinar logística, permisos y financiamiento ha sido un proceso exigente, pero el equipo lo ha enfrentado con la misma energía que caracteriza a los breakers en la pista. “Demostramos que con pasión y trabajo en equipo se pueden lograr cosas grandes, incluso desde lo independiente”, afirma Parrales con orgullo.

La perspectiva de los estudiantes de la Casa Grande
Para Josep Rincón, estudiante de la Universidad Casa Grande piensa que este evento es una experiencia transformadora. “Ver cómo una idea que nació en el aula se convierte en algo tan grande te cambia la perspectiva”, comenta. “No solo aprenden a producir un evento, sino a comprender el poder del arte urbano como herramienta de expresión y cambio social”, asegura.