
Diseñadores politécnicos lanzan chaleco contra mordidas para perros
Desde Guayaquil, los creadores planean proyectar su innovación hacia ferias tecnológicas internacionales
El amor por los animales puede transformarse en una fuente de innovación y emprendimiento. Así lo demuestran Nicolás Álvarez Ochoa y Doménica Chávez, jóvenes egresados de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL), quienes decidieron abordar un problema poco visibilizado: los ataques entre perros y las graves lesiones que provocan. De esa preocupación nació un proyecto pionero: un chaleco protector diseñado para resguardar a las mascotas durante agresiones caninas.
La idea surgió tras observar múltiples casos en redes sociales y medios de comunicación sobre animales lastimados o incluso fallecidos. “Era un tema preocupante y no existían soluciones locales. Decidimos crear algo que ayudara a prevenir este tipo de accidentes”, cuenta Nicolás. Uno de los principales desafíos fue la falta de estadísticas nacionales sobre ataques entre perros, lo que los llevó a recopilar información de fuentes internacionales y adaptarla a la realidad ecuatoriana.
Materiales específicos para elaborar el chaleco
Pese a las limitaciones, los jóvenes lograron desarrollar un prototipo funcional y resistente, pensado para ser accesible y duradero. “Queríamos un producto que no solo brindara protección, sino también comodidad y estética para el animal”, explica Doménica. El chaleco está fabricado con múltiples capas de materiales resistentes: malla de poliéster, espuma EVA, lona, malla de nylon y módulos impresos en 3D. Estos componentes se combinan para crear una estructura liviana, flexible y capaz de absorber impactos.
El costo de producción del chaleco ronda los 30 dólares, mientras que el precio estimado de venta al público es de 52,49 dólares. En contraste, productos similares en el extranjero superan los 100 dólares, a lo que se suman los costos de envío e impuestos. “Queremos que este sea un producto ecuatoriano, accesible, fácil de encontrar en clínicas veterinarias, tiendas especializadas o pet shops locales”, señala Nicolás.
La búsqueda de alianzas y la oportunidad en el mercado
El proyecto no solo refleja el talento técnico de los jóvenes diseñadores, sino también su espíritu emprendedor. Ahora que han culminado sus estudios, su meta es consolidar el prototipo como un emprendimiento formal. “Buscamos alianzas con empresas del sector veterinario y tiendas de mascotas. Soñamos con que este chaleco llegue a todo el país y se convierta en una herramienta útil para los dueños responsables”, añade Doménica, quien considera que esta experiencia es una oportunidad para crecer profesional y personalmente.
El mercado de productos para mascotas, en constante expansión, ofrece un terreno fértil para propuestas como esta. Según estudios del sector, cada vez más familias destinan parte de su presupuesto al cuidado y bienestar animal, lo que convierte al emprendimiento de Álvarez y Chávez en una propuesta con gran potencial de impacto social y económico. “El mercado crece año a año. Cada producto que ayude a proteger a los animales tiene espacio y relevancia”, destaca Nicolás.

El deseo de seguir creando más productos caninos
Además de este chaleco, ambos jóvenes planean desarrollar nuevos productos orientados al confort y la seguridad animal, apostando por la fabricación local y el uso de tecnologías accesibles. “Nos encantaría ampliar la línea con correas, arneses y otros accesorios protectores. Lo importante es mantener la innovación y el compromiso con el bienestar animal”, explica Doménica.
El proyecto, que inició como una propuesta académica dentro de la ESPOL, se ha convertido en un símbolo de cómo la universidad puede ser un motor de soluciones creativas y sostenibles. Iniciativas como esta demuestran que la investigación y el diseño pueden tener un impacto tangible en la vida cotidiana, uniendo sensibilidad, ciencia y propósito social. “Somos amantes de las mascotas y creemos que este es solo el comienzo de algo más grande”, afirman con orgullo los jóvenes diseñadores.
A futuro, los creadores esperan llevar su propuesta a concursos de innovación y ferias tecnológicas dentro y fuera del país, con el objetivo de representar a Ecuador en el ámbito del diseño industrial sostenible. Su meta es demostrar que desde la ESPOL pueden surgir ideas con valor global, capaces de competir en mercados internacionales sin perder su esencia: proteger la vida, promover la empatía y fomentar el emprendimiento joven con propósito.