cometa interestelar 3I/ATLAS
El cometa interestelar 3I/ATLAS reaparece entre el 28 y 30 de noviembre, siendo visible en la madrugada con telescopios de 150 mm de apertura en el horizonte este.Getty Images

¿Qué día de noviembre será visible el cometa 3I/ATLAS para los observadores?

El tercer objeto interestelar detectado reaparecerá en el cielo tras su paso solar. Conoce cuándo y con qué equipo observarlo

El cometa 3I/ATLAS, el tercer visitante interestelar confirmado en la historia de la astronomía, está a punto de reaparecer en el cielo de la Tierra. Tras un paso crítico y turbulento cerca del Sol a finales de octubre de 2025, el objeto cósmico, que no pertenece a nuestro sistema solar, volverá a estar al alcance de los telescopios durante los últimos días de noviembre. Su visibilidad ofrece una oportunidad única para la ciencia y los aficionados, ya que su órbita hiperbólica asegura que nunca más regresará.

El 3I/ATLAS fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el sistema de telescopios ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) en Chile. Su designación "3I" lo distingue como el tercer objeto de origen interestelar identificado, después de 1I/'Oumuamua y 2I/Borisov. Su velocidad, que supera los 210.000 kilómetros por hora, y su trayectoria abierta confirman que es un viajero de otra estrella que está de paso por nuestra vecindad cósmica.

La fecha clave de reaparición en noviembre

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El momento más crítico para el cometa ocurrió el 29 de octubre, cuando alcanzó su perihelio (el punto más cercano al Sol), a unos 203 millones de kilómetros. Durante este periodo, su proximidad al Sol lo mantuvo oculto a los telescopios terrestres.

Sin embargo, los astrónomos anticipan que su reaparición para la observación desde la Tierra tendrá lugar entre los días 28 al 30 de noviembre. Es en este corto lapso cuando el cometa comenzará a emerger de la zona de bloqueo solar, ofreciendo la primera ventana de observación directa después de su paso por el astro rey.

Guía esencial para la observación

Quienes deseen capturar este evento deben prepararse. El 3I/ATLAS es un objeto tenue, por lo que la observación no será posible a simple vista ni con binoculares comunes. Se requiere equipo especializado y condiciones atmosféricas óptimas:

  1. Instrumento necesario: Se recomienda el uso de un telescopio de al menos 150 mm de apertura para poder captar su bajo brillo, que se mueve entre las magnitudes 11 y 12.
  2. Ubicación en el cielo: El cometa estará visible muy bajo en el horizonte este y las horas ideales de búsqueda serán las madrugadas, justo antes del amanecer. En esta época, se podrá localizar inicialmente en la constelación de Virgo, y hacia el final del mes, se moverá hacia Leo. Se recomienda usar aplicaciones de astronomía o cartas estelares para determinar las coordenadas exactas.
  3. El factor contaminación lumínica: Es fundamental ubicarse en un lugar con cielos oscuros y sin contaminación lumínica. La luz de las ciudades impedirá ver este objeto, que es intrínsecamente difuso y débil.

Un misterio con tinte azul

El cometa 3I/ATLAS no solo es relevante por su origen, sino también por sus características anómalas. Los satélites de observación solar, como el SOHO y el STEREO-A, revelaron que el cometa aumentó su brillo al doble de la velocidad esperada al acercarse al Sol. Además, las imágenes capturadas por el Telescopio Hubble en etapas previas mostraban una cola azul brillante y una composición química con altos niveles de níquel y dióxido de carbono, inusuales en los cometas de nuestro propio sistema. Estos fenómenos sugieren que el cometa está compuesto de material mucho más antiguo y diferente, que podría tener hasta 7.000 millones de años, ofreciendo una valiosa ventana a la química de otras regiones de la galaxia.

Aunque su máxima aproximación a la Tierra ocurrirá el 19 de diciembre, a una distancia segura de 270 millones de kilómetros, la ventana de observación de noviembre es crucial para estudiar su comportamiento después de la intensa exposición solar. Su naturaleza de viajero único y las rarezas en su composición lo han convertido en el foco de una intensa vigilancia por parte de la comunidad científica global, antes de que abandone definitivamente nuestro sistema solar.

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