Telescopio Espacial Hubble
El Telescopio Espacial Hubble fue crucial para capturar imágenes de alta resolución de la fragmentación del núcleo del Cometa ATLAS, revelando el proceso de desintegración cometaria.Getty Images

¿Qué tecnología usarán para observar el cometa 3I/ATLAS desde la Tierra y el espacio?

Descubre las tecnologías terrestres y espaciales clave, desde Hubble hasta proyectos de sondeo automático

El Cometa ATLAS es rastreado por una sofisticada red de observatorios terrestres y espaciales, impulsada por equipos científicos internacionales, con el fin de estudiar su composición, estructura y posibles eventos de fragmentación. Esta vigilancia intensiva se lleva a cabo desde la Tierra, usando grandes telescopios de sondeo y de espectroscopia como el VLT, y desde el espacio, mediante misiones clave como el Telescopio Espacial Hubble y, potencialmente, el James Webb. Su observación es crucial para comprender la evolución de los objetos del Sistema Solar Exterior y los mecanismos de desintegración cometaria.

La vigilancia de primera línea: Sistemas de alerta terrestre

La detección inicial de cometas y asteroides, incluido el ATLAS, recae en grandes programas de sondeo terrestre. El sistema ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), del cual toma su nombre el cometa, es un ejemplo de esta tecnología de primera línea. Consiste en una red de telescopios robóticos que escanean automáticamente el cielo nocturno cada noche. Su principal fortaleza no es la resolución, sino la rapidez y el amplio campo de visión, permitiendo identificar rápidamente cualquier objeto que muestre movimiento o un brillo inesperado, como el que precede a una desintegración.

Estos sistemas terrestres no solo confirman la existencia de un objeto, sino que también ayudan a calcular su trayectoria inicial. Sin embargo, para obtener detalles cruciales sobre la composición de la cola o la forma del núcleo, se requiere una potencia mucho mayor y el uso de espectroscopia.

Potencia terrestre: Desentrañando la composición

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Una vez que un cometa se convierte en un objeto de alto interés, los grandes observatorios terrestres entran en acción. Telescopios gigantes como el Very Large Telescope (VLT) en Chile o los telescopios Keck en Hawái son herramientas esenciales.

Estos observatorios utilizan cámaras de alta sensibilidad y, lo más importante, espectrómetros. La espectroscopia es una tecnología fundamental que no toma simplemente una fotografía, sino que descompone la luz emitida o reflejada por el cometa en un espectro. Cada elemento químico (como el cianógeno, el oxígeno o el agua) deja una "huella dactilar" única en ese espectro. Al analizar estas firmas, los científicos pueden determinar la proporción de gases y hielos volátiles que componen el cometa, ofreciendo pistas sobre las condiciones que prevalecían en el Sistema Solar primitivo hace miles de millones de años. La alta resolución de estos telescopios terrestres también permite seguir el flujo de material expulsado y medir la tasa de sublimación.

Ventaja espacial: El ojo de alta definición

Cometa Atlas
El Cometa ATLAS (C/2019 Y4) se originó en la Nube de Oort y fue capturado por el Telescopio Espacial Hubble justo antes de desintegrarse.National Geographic

Para estudiar fenómenos sutiles, como los procesos de fragmentación y desintegración del núcleo, es indispensable recurrir a la tecnología espacial. El Telescopio Espacial Hubble (HST) ha sido crucial en el seguimiento del ATLAS. Al operar fuera de la atmósfera terrestre, el Hubble ofrece dos ventajas insuperables:

  1. Claridad Absoluta: Su visión no se ve distorsionada por la turbulencia atmosférica, lo que permite capturar imágenes de la coma y el núcleo con una nitidez sin precedentes. Esto fue vital para observar cómo el núcleo del ATLAS se rompía en múltiples fragmentos, proporcionando la primera evidencia visual de la desintegración.
  2. Luz Ultravioleta: El Hubble es sensible a la luz ultravioleta, una porción del espectro bloqueada por la atmósfera. Esta capacidad es fundamental para detectar ciertos compuestos volátiles y rastrear la liberación de hidroxilo (OH), un producto de la descomposición del vapor de agua cometario.

La nueva generación: La capacidad infrarroja del JWST

Aunque el Cometa ATLAS ya ha pasado por su fase de máximo interés, la tecnología más avanzada para el futuro estudio de los cometas de largo período es el Telescopio Espacial James Webb (JWST). Este observatorio, que opera principalmente en el espectro infrarrojo, complementa al Hubble al ofrecer una capacidad única para el estudio térmico y químico.

El JWST está equipado con instrumentos para medir las temperaturas de los granos de polvo en la cola del cometa y puede detectar la presencia de hielos altamente volátiles (como el metano y el dióxido de carbono) que se subliman rápidamente a medida que el cometa se acerca al Sol. Al penetrar la capa superficial de polvo, el JWST ayuda a analizar el material prístino del que se formó el cometa. Esta sinergia de Hubble (visible/UV) y JWST (infrarrojo) constituye la vigilancia dual más potente jamás utilizada en la astronomía de objetos menores.

La observación del Cometa ATLAS y objetos similares es un testimonio de la colaboración tecnológica global. La combinación de la detección rápida de los sistemas de sondeo terrestre, la precisión espectral de los grandes telescopios en la superficie, y la visión inalterada de los observatorios espaciales como el Hubble y el JWST, permite a los científicos ir más allá del simple rastreo. 

Esta tecnología no solo nos protege de posibles impactos, sino que funciona como una máquina del tiempo cósmica, permitiendo el análisis detallado de los bloques de construcción de nuestro propio Sistema Solar. La tecnología de observación es tan importante como el descubrimiento en sí mismo.

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