Pendrives
El almacenamiento en la nube, se impone como la solución más accesible y segura, mientras que los discos SSD externos ofrecen la máxima velocidad de transferencia física.Canva

El adiós a los pendrives: ¿cuáles son las nuevas alternativas para guardar archivos?

Conoce por qué la nube y los SSD externos jubilan al pendrive y cómo esta revolución afecta tu forma de guardar archivos

El popular dispositivo de almacenamiento portátil, el pendrive o memoria USB tradicional, está siendo desplazado y se encamina a la obsolescencia. Este fenómeno se acentúa en la era digital actual, marcada por la masificación de los archivos pesados (como videos 4K y 8K) y la creciente necesidad de conectividad constante y transferencias ultrarrápidas. Las alternativas más utilizadas que toman su lugar son el almacenamiento en la nube (Google Drive, Dropbox, OneDrive, iCloud) y los discos de estado sólido (SSD) externos. Esta transición es impulsada por la exigencia tecnológica de superar las limitaciones del USB: la capacidad limitada y la lenta velocidad frente a las nuevas demandas del mercado.

El fin de la dependencia física

El pendrive fue un invento revolucionario que resolvió el problema del transporte de datos durante dos décadas. Sin embargo, en el contexto actual, su relevancia ha disminuido drásticamente. Uno de los factores críticos es la capacidad de almacenamiento. Si bien existen modelos que alcanzan 1 TB o 2 TB, sus precios resultan poco competitivos frente a las opciones de discos SSD externos, que ofrecen una mejor relación costo-beneficio por gigabyte. Para la mayoría de los usuarios, las unidades comunes de 64 GB o 128 GB son insuficientes para manejar colecciones de fotos en alta resolución o realizar copias de seguridad completas.

Otro golpe decisivo es la velocidad de transferencia. La mayoría de los pendrives dependen de memoria flash de gama baja, lo que provoca que copiar archivos muy grandes pueda demorar varios minutos. En contraste, los discos SSD portátiles, con tecnología de punta y conexiones USB-C o Thunderbolt, permiten mover los mismos archivos en cuestión de segundos. Los SSD se han convertido en la alternativa física de alto rendimiento predilecta para profesionales, diseñadores y editores de video.

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1. La nube: Accesibilidad, colaboración y respaldo inmediato

El almacenamiento en la nube representa el cambio más grande y visible en la forma de guardar información. Plataformas como Google Drive, Dropbox, iCloud y OneDrive han eliminado la necesidad de un dispositivo físico, permitiendo el acceso remoto a los archivos desde cualquier lugar del mundo.

Este modelo no solo ofrece una solución para el almacenamiento, sino que facilita la colaboración en tiempo real. Los documentos se sincronizan automáticamente, asegurando que el usuario siempre trabaje con la versión más reciente, y pueden compartirse o editarse de forma colaborativa y segura. La mejora en la velocidad de internet, impulsada por la expansión del 5G, ha eliminado en gran parte los problemas de latencia y de espera que antes afectaban el acceso a datos remotos.

2. El factor seguridad y compatibilidad

Dos factores clave están acelerando el declive del pendrive. En el ámbito de la seguridad, las memorias USB son inherentemente vulnerables. La facilidad con que se pueden extraviar o robar pone los datos en un riesgo físico inminente. Además, son un conocido vector de malware, utilizado para propagar virus accidental o intencionalmente entre sistemas, un riesgo que la encriptación avanzada y las políticas de seguridad de la nube mitigan eficazmente.

En cuanto a la compatibilidad, el estándar USB-A tradicional está siendo rápidamente reemplazado por el puerto USB-C en los equipos modernos, como portátiles ultrafinos y tabletas. Conectar un pendrive antiguo a estos dispositivos requiere un adaptador, lo que a menudo implica una reducción en la velocidad de transferencia y añade un paso incómodo. Los SSD portátiles y la nube, por otro lado, aprovechan al máximo el USB-C y la conectividad a la red.

Aunque los pendrives no han desaparecido por completo y siguen siendo útiles para tareas específicas (como instalaciones de sistemas operativos o intercambio de archivos pequeños sin internet), su rol protagónico ha terminado. La era digital exige soluciones más rápidas, más seguras y, sobre todo, totalmente accesibles.

El SSD externo domina el mercado del almacenamiento físico de alta velocidad, mientras que el almacenamiento en la nube se ha consolidado como el estándar por su comodidad, seguridad y capacidad ilimitada bajo planes de suscripción. La tendencia es irreversible: la información ya no se lleva en el bolsillo, sino que reside en la red.

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