
Universidad Casa Grande impulsa la literatura independiente con el ELI 2025
Estudiantes y docentes participan activamente en la organización del ELI, integrando teoría, creatividad y gestión cultural
La literatura independiente se abre paso en Guayaquil con una fuerza renovada y con el respaldo de la academia. El Encuentro de Literatura Independiente (ELI), organizado por la Universidad Casa Grande (UCG), celebrará su cuarta edición del 13 al 15 de noviembre en el Teatro El Establo, donde durante tres días se reunirán escritores, editores, lectores y artistas para reflexionar sobre el poder de la palabra y el valor de crear desde la libertad.
Desde su origen, ELI ha sido un proyecto académico con vocación cultural. “El encuentro nació como una iniciativa dentro de un curso universitario y se transformó en una plataforma que promueve la lectura y el pensamiento crítico”, explica Santiago Toral Reyes, director del evento y docente de la UCG. La intención, dice, es simple pero profunda: generar comunidad lectora, fortalecer el ecosistema del libro y dar visibilidad a las editoriales y autores que trabajan de manera independiente, lejos de las lógicas comerciales que dominan la industria.
Un encuentro de escritores ecuatorianos
La escritora Andrea Crespo Granda, quien participará en esta edición con la presentación de su novela Objetos del cielo profundo, resalta que el trabajo de las editoriales independientes “implica riesgo, pasión y una apuesta por escrituras que se alejan de lo convencional”. Para ella, la literatura independiente es también una forma de resistencia cultural. “Estos encuentros amplían los espacios de democracia y participación en torno a los libros. Nos recuerdan que leer es un derecho y un acto colectivo que nos conecta como sociedad”, expresa.

La academia cumple un rol clave en la organización
Desde la universidad, el rol de la academia ha sido clave para sostener y hacer crecer este proyecto. Diana Pacheco, docente e investigadora de la UCG y productora general del encuentro, subraya que ELI se ha convertido en un laboratorio pedagógico donde los estudiantes aprenden haciendo. “Nuestros alumnos de literatura, marketing, producción audiovisual y diseño participan en todas las etapas: crean estrategias de comunicación, elaboran materiales gráficos, investigan sobre las editoriales y reflexionan sobre la relación entre la lectura y la sociedad”, comenta.
Para Pacheco, la universidad no solo aporta estructura, sino una visión crítica y formativa. “La formación universitaria debe conectar con la vida cultural del país. En ELI, los estudiantes viven la experiencia de producir un evento real que impacta en la comunidad. Entienden que la lectura no es solo un acto académico, sino una práctica social que puede transformar”.
Escritores internacionales independientes compartirán sus obras
La cuarta edición del encuentro reunirá a invitados internacionales como Gabriel Mamani (Bolivia), Giuseppe Caputo (Colombia) y Lala Toutonian (Argentina), quienes ofrecerán charlas y talleres de escritura. También se presentarán autoras ecuatorianas como María Paulina Briones y Solange Rodríguez Pappe, exponentes de la narrativa experimental y del trabajo editorial alternativo. A la par, se desarrollarán mesas literarias, un club de lectura y una feria con once editoriales nacionales.
“La literatura independiente nos enseña que la creación no siempre requiere grandes recursos, sino compromiso con la palabra. En cada edición de ELI, los estudiantes descubren que detrás de cada libro hay un trabajo artesanal, emocional y profundamente humano. La academia debe ser ese puente que conecta el pensamiento con la acción cultural”, enfatiza Pacheco.
Así, ELI no solo se consolida como una vitrina de la literatura independiente, sino también como un ejemplo de cómo la academia puede convertirse en un motor de transformación cultural. Con el apoyo del Instituto de Fomento de las Artes, Innovación y Creatividad (IFAIC), la Universidad Casa Grande demuestra que enseñar literatura también es enseñar a crear comunidad, a gestionar la cultura y a sostener la libertad creativa en un país donde leer sigue siendo una forma de resistencia.