Para combatir la malnutrición que afecta a los niños y adolescentes de América Latina y el Caribe, es necesario reducir el consumo de productos altamente procesados como carnes, gaseosas, galletas, leches saborizadas, snacks, dulces, cereales endulzados. Además, ofrecer educación nutricional, transformar los entornos para fomentar elecciones saludables, asegurar el acceso a agua segura y alimentos naturales, prevenir conflictos de interés de las corporaciones alimentarias en las políticas públicas, invertir en investigación y generación de evidencia, entre otros.

Son recomendaciones que la Alianza Global para la Alimentación Saludable de Niñas, Niños y Adolescentes, capítulo América Latina y el Caribe, pidió implementar a los gobiernos de la región durante el marco del XX Congreso Latinoamericano de Nutrición, que se llevó a cabo del 22 al 26 de octubre en Cuenca.

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Esta alianza representa una coalición de diversas organizaciones, incluyendo a la sociedad civil, academia, agencias, fondos y programas de las Naciones Unidas y profesionales de la salud que juntos suscribieron el también denominado “Consenso de Cuenca”.

La iniciativa es crucial para la región y para países como el Ecuador, que enfrentan la triple carga de malnutrición. Aquí, una misma persona o distintos miembros de una misma familia pueden sufrir a la vez desnutrición crónica, deficiencia de micronutrientes y sobrepeso u obesidad.

Para Mauro Brero, asesor senior de Nutrición de UNICEF, este es un acuerdo muy importante para proteger el derecho a una alimentación saludable y sostenible de los niños, niñas y adolescentes en la región, "que puede servir de ejemplo para otros países del mundo. Destaco además que esté incluido de manera específica el Código para proteger la lactancia materna, que es el primer alimento de los niños”. 

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