
Científicos estadounidenses descubren el 'sexto sentido' humano: interocepción
La interocepción es el sentido interno que te permite sentir tu corazón, tu respiración o el hambre
Siempre nos enseñaron que tenemos cinco sentidos, vista, oído, olfato, gusto y tacto. Ellos nos conectan con el mundo exterior. Pero, ¿y el mundo dentro de nosotros? Un grupo de científicos estadounidenses puso el foco en una capacidad innata que hasta ahora pasó desapercibida, la interocepción, el sentido que nos permite escuchar a nuestro propio cuerpo.
Este 'sexto sentido' es la brújula interna que detecta las señales de nuestro organismo. Es esa sensación de latidos acelerados antes de una presentación importante, el nudo en el estómago por nervios, la conciencia de que necesitas un vaso de agua o la percepción de un dolor muscular después del ejercicio. No percibimos algo externo, sino nuestro estado interno.
¿Qué es la interocepción? Más allá de los cinco sentidos clásicos
La interocepción es la percepción del estado interno del cuerpo. Su función principal es mantener el equilibrio corporal, un proceso conocido como homeostasis. Según una investigación de la Asociación Americana de Psicología, este sentido es vital para la supervivencia. Gracias a él, identificamos cuándo algo no funciona bien, cuándo necesitamos descansar, alimentarnos o hidratarnos.
A diferencia del tacto, que siente un abrazo, la interocepción siente la digestión. A diferencia del oído, que capta una melodía, este sentido capta los sonidos de tus tripas. Es la voz silenciosa de tu fisiología.
La conexión cuerpo-mente, cómo la interocepción moldea tus emociones
Lo más fascinante de la interocepción es su vínculo inseparable con nuestras emociones. No experimentamos el miedo o la alegría solo como ideas abstractas; las sentimos en el cuerpo.
Un estudio de la Universidad de California respalda esta idea, sugiriendo que las señales físicas que capta la interocepción son un componente fundamental de nuestras experiencias emocionales. ¿Cómo sabes que sientes ansiedad? Probablemente porque tu corazón se acelera, tu respiración se entrecorta o sientes mariposas en el estómago. La interocepción provee la base física para la conciencia emocional e, incluso, para la percepción de uno mismo como un individuo.
Los sensores internos son los receptores que escuchan tu organismo
Para que este sentido funcione, el cuerpo cuenta con una red de receptores especializados. No son unos pocos, sino miles, distribuidos en nuestros órganos principales y vasos sanguíneos.
Estos sensores internos incluyen mecanorreceptores que detectan estiramientos, termoceptores que miden la temperatura y barorreceptores que monitorean la presión arterial. Normalmente permanecen en silencio, pero se activan con cualquier cambio que altere el equilibrio, como un aumento del ritmo cardíaco o una bajada de temperatura, y envían señales de alerta al cerebro.
El sistema cardiovascular: cuando sientes tu corazón
El sistema cardiovascular es uno de los mejor estudiados. La interocepción nos permite ser conscientes de nuestra frecuencia cardíaca o de la presión sanguínea. Es la razón por la que percibes las palpitaciones en una situación de estrés o reconoces los signos de una posible crisis de salud.
El Sistema respiratorio: La sensación de respirar
La interocepción pulmonar nos hace conscientes de nuestra respiración. Detecta la expansión de los pulmones, la irritación en las vías respiratorias o la sensación de falta de aire, permitiéndonos ajustar nuestra respiración de forma consciente o inconsciente.
El sistema digestivo: Las señales de tu estómago
Tu sistema gastrointestinal está en constante comunicación contigo. Movimiento, distensión (esa sensación de hinchazón después de una comida copiosa) e incluso la detección de ciertos componentes químicos son señales interoceptivas. Muchas de estas sensaciones llegan a tu conciencia, como el hambre o las náuseas, para guiar tu comportamiento.
Cuando el sistema falla: alteraciones en la interocepción
Como cualquier sentido, la interocepción puede presentar fallos. Algunas personas sufren de hipersensibilidad, donde sensaciones normales se perciben con intensidad abrumadora. Otras, en cambio, padecen una falta de sensibilidad.
Un ejemplo extremo es la Insensibilidad Congénita al Dolor con Anhidrosis (CIPA), una condición rara donde las personas no perciben el dolor ni los cambios de temperatura, lo que conlleva un alto riesgo de lesiones. Investigaciones publicadas en revistas como "Nature Reviews Neuroscience" también vinculan alteraciones interoceptivas con trastornos psiquiátricos, como algunos tipos de alucinaciones o episodios maníacos, donde la percepción del estado interno se distorsiona por completo.
Fortalece tu conexión interna: La importancia de escuchar tu cuerpo
La interocepción no es un concepto abstracto; es una función biológica real con un impacto profundo en nuestro bienestar. Entenderla es el primer paso para cultivar una mejor relación con nuestro cuerpo. Escuchar sus señales –ese susurro interno que nos habla a través de sensaciones viscerales– es una forma de autocuidado esencial. En un mundo lleno de estímulos externos, recordar sintonizar con nuestra fisiología interna puede ser la clave para una salud más integral.
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