Señales de Vigorexia: Cómo diferenciarlo de un hábito saludable
¿Obsesión con el gimnasio y la proteína? Podría ser vigorexia.freepik IA

Vigorexia en hombres: La obsesión por el músculo que preocupa a expertos

Los hombres también sufren por su imagen corporal. La Vigorexia provoca una distorsión de la autoimagen

La presión por un físico perfecto ya no es solo una batalla femenina. La evidencia científica ahora pone nombre y apellidos a una crisis de salud mental que crece entre los hombres: la dismorfia muscular o Vigorexia. Lejos de ser una simple vanidad, investigaciones de alto nivel revelan un trastorno psicológico grave con raíces profundas en nuestra cultura moderna.

¿Qué es la Vigorexia? La definición de un experto

El primer golpe de atención para la comunidad médica llegó de la mano de la prestigiosa American Journal of Psychiatry. Un estudio fundacional de la Universidad de Harvard, dirigido por el Dr. Roberto Olivardia, comparó a hombres con vigorexia con deportistas sin el trastorno.

Los hallazgos fueron contundentes: los afectados mostraron una tasa significativamente mayor de depresión, ansiedad y abuso de esteroides anabólicos. Su obsesión por el tamaño muscular no solo dañaba su salud, sino que devastaba su vida social y laboral. Este trabajo sentó las bases para entender la vigorexia como una condición médica real, no un capricho.

El motor de la obsesión: Ideales tóxicos y redes sociales

¿Qué impulsa este trastorno? Una revisión sistemática de la literatura publicada por la American Psychological Association identificó los factores de riesgo clave. La internalización de un ideal corporal muscular imposible –el físico de superhéroe– emerge como el principal detonante.

Este ideal se potencia en las redes sociales. Una investigación publicada en la revista Body Image encontró el vínculo directo con el consumo de contenido de influencers fitness. Esto aumenta los síntomas de vigorexia. El algoritmo crea una burbuja donde los jóvenes solo ven cuerpos ultra-musculados, lo que normaliza una meta distorsionada y peligrosa.

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Señales de Bigorexia: Cómo diferenciarlo de un hábito saludable

La ciencia permite identificar conductas claras. La bigorexia trasciende el hábito saludable de ir al gimnasio. Se manifiesta como:

  • Una distorsión de la autoimagen: Se ven enclenques a pesar de estar musculosos.
  • Una adicción al entrenamiento: Priorizan el gimnasio sobre cualquier obligación social o familiar, incluso entrenan lesionados.
  • Una dieta obsesiva: Control rígido de la alimentación con un consumo excesivo de proteínas y suplementos.
  • Aislamiento social: Evitan eventos donde deban mostrar su cuerpo por miedo al juicio.

Un problema con consecuencias reales

Los estudios concluyen que las consecuencias van más allá de lo psicológico. El abuso de sustancias para aumentar masa muscular, las lesiones por sobreentrenamiento y el daño a órganos vitales son riesgos tangibles. La tasa de ideación suicida entre quienes padecen el trastorno es alarmante.

La solución pasa por la concienciación y la acción

Necesitamos ampliar la conversación sobre los trastornos de imagen corporal para incluir a los hombres. Los padres, educadores y profesionales de la salud deben reconocer las señales y entender que elogiar una "dedicación extrema" al gimnasio puede, inadvertidamente, validar una conducta dañina.

El primer paso para combatir la vigorexia es validar su existencia con los hechos que la ciencia ya provee. El siguiente es buscar ayuda profesional especializada en trastornos de la conducta alimentaria y dismórficos corporales. La recuperación es posible cuando el problema se deja de ver como vanidad y se trata como lo que es: una crisis de salud mental.

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