Pádel
Se estima que en Ecuador hay unas 250 canchas de pádel y cerca de 10 mil jugadores.Carlos Klinger//EXPRESO

‘After office’ al ritmo del pádel

Desde hacer networking hasta descargar el estrés. Los beneficios del pádel van más allá de lo físico

Hay una tendencia a la vista que toma cada vez más fuerza en los grupos de WhatsApp y las redes sociales: armar plan para jugar pádel.

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Esta pasión, que ya tiene atrapados a hombres y mujeres, al parecer tiene sus horarios ‘prime’, que son antes y después de la oficina. Hay quienes no logran entender cómo muchos se levantan a las seis de la mañana para ir a jugar un partido antes de la jornada laboral y luego vuelven, aún después del día de trabajo más agotador. Sin embargo, es cuestión de experimentarlo con pala en mano.

Descargar el estrés con un simple golpe a la pelota, quemar calorías y hacer amigos son algunos de los muchos beneficios que tiene este deporte.

En Ecuador se estima que hay aproximadamente 250 canchas y cerca de 10 mil jugadores, en ciudades como Quito, Guayaquil y Cuenca. Si bien pueden practicarlos desde niños hasta adultos mayores, en los partidos se ve a personas con edades que rondan los 30 años en promedio. SEMANA se adentró a vivir la experiencia en las canchas.

Entre networking y diversión

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El golpe a la pelota resuena con fuerza entre las cuatro paredes de cristal. El entrenamiento de pádel ha comenzado a las ocho de la mañana en una cancha en la vía a la costa.

Hay cuatro jugadores, hombres y mujeres: un diseñador de moda, un abogado y dos empresarios que en apenas una hora deben alistarse para acudir a sus puestos de trabajo.

“Algunos de los que vienen a jugar laboran de forma remota”, explica Xavier Pincay, profesor y director de la Academia Pádel ProX, con sedes en Guayaquil, Samborondón, Chone, Portoviejo y Machala.

Y añade: “Lo interesante es que acá, además de entrenar, hacen mucho networking, es decir, amplían su red de contactos”.

Tras hacer amistad, luego ellos mismos se convocan por WhatsApp y alquilan una cancha para jugar. Hay dos ‘prime time’, dice: a las 07:00 y a las 19:00. “Al ser un deporte de alta intensidad, descargan el estrés de la oficina una vez que le pegan a la pelota. Además sudan y se divierten”, explica. E insiste en que uno de los beneficios es que se deja de ver todo de manera individual y se aprende a trabajar en equipo. “Eso trae de la mano la paciencia y concentración, pues gana el que menos falla, y no te puedes frustrar por fallar, sino que debes ver la forma de corregir, tal como lo requiere un trabajo”.

Practicarlo implica una inversión. Acudir dos veces por semana puede significar un desembolso de al menos 200 dólares al mes. Por otro lado, el costo de las palas está entre 100 y 400 dólares, aunque los clubes suelen facilitarlas.

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Pero nada se compara con los beneficios. Por eso, quemar hasta 800 calorías, ganar resistencia y descargar el estrés laboral se vuelve la excusa perfecta para jugar pádel como plan ‘after office’.

De primera mano

SEMANA conversó con dos asiduos jugadores de pádel. Melina Fernández es diseñadora de páginas web y tiene 25 años. A ella, dice, el pádel la enganchó por el compañerismo que se vive en cada partido y los contactos que se logran.

"Trabajar de manera remota me permite venir antes y después de laborar. Me pone mucho más creativa y me hace ser una mujer de retos. Así como me voy superando en la cancha, también lo hago a nivel profesional”, explica.

Para Ricardo Moscoso (34), la práctica del pádel es ya parte de su rutina. "Vengo antes y después de la oficina. Practicaba otros deportes, pero ya desde hace un año solamente hago pádel. Es el primero por el que siento vocación". 

Y esa vocación ya la ha llevado a otro nivel. "Estoy ‘full’ equipado, tengo mis propias palas, zapatos especializados para jugar…". 

No es un asunto de simple gusto, también de beneficios, pues dice que ha mejorado su físico y no se lesiona. Pero, lo que más le gusta es que lo ayuda a despejar la mente. "Como abogado, vivo resolviendo problemas. Sin embargo mientras estoy una hora metido en la cancha, puedo  desconectarme de cualquier estrés”.

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