Mónica Ortiz, guía del Museo de Cera Alberto Mena Caamaño, con un grupo de niños y adultos, en agosto 2025.
Mónica Ortiz, guía del Museo de Cera Alberto Mena Caamaño, con un grupo de niños y adultos, en agosto 2025.Franklin Jácome/ EXPRESO

Turismo histórico en Quito: conoce los escenarios del 10 de agosto de 1809

En El Sagrario y en San Agustín se puede rememorar cómo fue el Primer Grito de la Independencia

Frente a las figuras de cera de Juan de Dios Morales, el capitán Juan Salinas y Manuela Cañizares (en el centro), Mónica Ortiz, guía del Museo Alberto Mena Caamaño, pregunta a los presentes si son quiteños. Les recuerda que, el 9 de agosto de 1809, la noche previa al Primer Grito de la Independencia, en la casa donde vivía Manuela se desarrolló la fiesta de San Lorenzo.

En realidad, los próceres planeaban la revolución. Esperaban el apoyo de las tropas del capitán Salinas y, como se demoró en llegar, algunos se echaban para atrás. Luciana Gabela, de 10 años, fue la única, entre más de 20 presentes, que recordó la frase de Manuela Cañizares: “Hombres cobardes, nacidos para la servidumbre, no hay tiempo que perder”, dijo junto a la guía. Por las vacaciones escolares en la Sierra, en agosto 2025, la niña visitó el museo con su padre, Roberto.

Juan Pablo Jurado, otro guía del museo, ubicado entre las calles García Moreno y Espejo (centro), dice que niños de sexto y séptimo de básica suelen responder a las preguntas. Comenta, al ser consultado sobre anécdotas, que algunos visitantes adultos han tocado las figuras y las abrazan para tomarse fotos.  

Hace unos meses, Juan Salinas terminó con la pierna rota. En el Museo de Cera atienden de martes a sábados, de 09:00 a 16:30. Los adultos pagan 1,50 dólares; estudiantes, 0,75 centavos; y niños y adultos mayores, 0,50 centavos. Al lugar llegan unas 600 personas por semana.

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En la vivienda que arrendaba Manuela Cañizares se fraguó la independencia

Muy cerca, también en la calle García Moreno, queda la iglesia de El Sagrario. En esa casa parroquial, Manuela Cañizares arrendaba una habitación.

El sacerdote Jhan Morales condujo a EXPRESO al segundo piso de la casa parroquial, donde se mantiene el salón en el que se desarrolló la reunión en la que se fraguó la independencia.  

En el sitio se observa el piso de madera pulida y paredes blancas; del techo alto cuelga una lámpara de araña clásica. En el centro hay una mesa con nueve sillas. Destacan cuadros religiosos y una ventana.

El sacerdote Jhan Morales en el salón, en la Iglesia de El Sagrario, en donde Manuela Cañizares animó a los próceres, en 1809.
El sacerdote Jhan Morales en el salón, en la Iglesia de El Sagrario, en donde Manuela Cañizares animó a los próceres, en 1809.Franklin Jácome/ EXPRESO

Manuelita alquilaba uno de los cuartos de abajo. Sé que hay un recibo que demuestra que no había pagado unos meses”, relata el clérigo, quien lamentó no poder mostrar la evidencia, ya que apenas se había hecho cargo de esa parroquia. Además, mencionó lo que se conoce de la historia: “Organizaron una especie de fiesta para camuflar lo que fraguaban”. Este salón histórico se usa para reuniones del ámbito eclesiástico.

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En la Iglesia de San Agustín se firmó el acta de la independencia

A unos metros, hacia el sur de la Plaza Grande, sobre la calle Chile, entre Guayaquil y Flores, se ubica la iglesia de San Agustín. En los alrededores se escucha el grito de vendedores autónomos que ofrecen desde dulces hasta armadores y prendas de vestir. Todo se confunde con el sonido del paso del trolebús.

A la salida de la misa, varios feligreses consultados sobre qué hecho relacionado con el Primer Grito de la Independencia se guarda en esa iglesia dijeron no saber o no tener tiempo para conversar.

Lo que dicen sobre el Primer Grito de la Independencia

Pablo Noboa, de 54 años, contó que una vez al mes llega al Centro Histórico y siempre acude a la iglesia de San Agustín. Tiene fe en el Señor de la Buena Esperanza, como su padre, quien falleció el 13 de agosto del año pasado. Le pide por su familia y le agradece por mantener con vida a su madre, de 94 años, quien tiene un grado avanzado de Alzheimer.

“Claro que conozco que en esta iglesia ocurrió un hecho que es parte de nuestra historia”, contestó Noboa. Y detalló:

 “Los patriotas firmaron el acta del grito libertario; somos Quito, luz de América. Me lo enseñaron en el colegio San Pedro Pascual, donde me eduqué”.

Los interesados en conocer el lugar donde se desarrolló la historia pueden acudir de lunes a viernes, de 07:30 a 12:00 y de 13:30 a 16:30. La entrada cuesta 2 dólares. 

En la Sala Capitular, el 16 de agosto de 1809, se reunieron “los diputados del pueblo”, según se lee en un panel explicativo, y firmaron el “acta de la independencia que se proclamó el 10 de agosto, dando inicio a la época republicana”.

Los visitantes pueden observar la silla y la mesa donde se firmó el acta. Bajo esa sala están las catacumbas, donde se encuentran los próceres.

Los problemas que son evidentes en el Centro Histórico de Quito

Noboa, quiteño que vive en San Miguel de Conocoto, considera que “hace falta promocionar mejor el Centro Histórico, para que la gente lo visite no solo cada 10 de agosto. Es un punto turístico importante; dimos el primer grito libertario y no nos hemos empoderado lo suficiente. El alcalde debe darse cuenta de que es bueno que contemos con el metro, pero el casco está botado. Al caminar desde San Francisco hasta San Agustín se observan problemas sociales demasiado complejos”.

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En los alrededores de la Plaza Grande hay agentes metropolitanos y turistas. Pero en los locales de la parte baja de La Catedral, donde se venden las tradicionales quesadillas de San Juan, higos enconfitados y más, los ciudadanos se quejan porque hay personas ebrias sentadas en las bancas, que se golpean y asustan a los visitantes extranjeros. En San Francisco hay más alcoholizados.

Los visitantes del Museo de Cera

En el museo de cera, Jahaira Mera y su hija, Alison Paredes, escuchaban a la guía y se tomaban fotos. “Quiero que descubra un poco más sobre nuestra cultura”, dijo la madre, quien aprovecha las vacaciones para recorrer estos lugares.

Una vista panorámica de la Plaza Grande, en el Centro Histórico de Quito.
Una vista panorámica de la Plaza Grande, en el Centro Histórico de Quito.Franklin Jácome/ EXPRESO

Recorrer las calles del Centro de Quito, para aprender historia

Luis Cevallos, investigador histórico, considera que hay que “bajar los libros a los corazones de niños y adultos y una forma de hacerlo es llevándolos a conocer estos espacios”. Pero para eso, considera que el Municipio debe trabajar en impulsar el interés por el Centro Histórico, “el que cada vez me parece más abandonado, como tomado por el comercio informal”.

Para hablar de la masacre del 2 de agosto de 1810, los profesores deberían llevar a sus alumnos -sugiere- a recorrer las calles García Moreno y Venezuela y allí contarles que en ese año perdió la vida el 10 % de la población quiteña y que Simón Bolívar dijo que no descansará hasta vengar esa sangre derramada.

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