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Las versiones de los gobiernos de Ecuador y de Colombia tienen varios vacíos.CHATGPT

Recaptura de Fito: ni Ecuador ni Colombia dicen todo lo que saben

De ambos lados de la versión hay lagunas. Las versiones sobre la recaptura de alias Fito están llenas de inconsistencias

La cantidad de interrogantes, verdades a medias y contradicciones en la información oficial de Ecuador y Colombia sobre las circunstancias que rodearon la recaptura de alias Fito, en Montecristi, hacen pensar que los gobiernos de ambos países se están guardando información sobre el operativo que, por algún motivo, no quieren hacer pública. Incluso, parecería que se están cuidando las espaldas.

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Colombia no ha sido transparente. La Cancillería de ese país, por ejemplo, en un primer momento sostuvo que no podía certificar si la carta de Fito que había recibido la embajadora en Quito, María Antonia Velasco, era auténtica o no. En esa carta, que fue revelada por el programa Noticias Uno, el narcotraficante pedía la intermediación al gobierno de Colombia para que sea garante de la entrega. 

Sin embargo, un día después de la emisión del boletín de Cancillería, Noticias Uno volvió a presentar un reportaje en el que aparecieron unos chats entre la embajadora y un emisario de alias Fito. La embajadora, según esos chats, le informó del tema al vicecanciller Mauricio Jaramillo e incluso le pasó el teléfono del funcionario al emisario de Fito. 

Es más, según esos chats es evidente que la embajadora estaba muy pendiente de que haya la comunicación directa entre Cancillería y el grupo de Fito. “Él está esperando su llamada. Me informa por favor. Escríbale si no le contesta y dígale quién es”, le decía la funcionaria al emisario de Fito con evidente vehemencia.

Es decir, la Cancillería sí estaba informada y, además, si no le había dado credibilidad a la carta, ¿por qué se la transmitió al vicecanciller? Luego de este programa de Noticias Uno con los chats de la embajadora, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia publicó un comunicado más detallado, pero lleno de opacidades. Ahí se mencionan cuatro puntos: 

  1. Se dice que la autenticidad de la carta no ha sido comprobada.
  2. Que la Cancillería no ha hecho ninguna gestión relacionada con Fito.
  3. Que Colombia no tiene poder de decisión en nada que tenga que ver con la extradición de un ecuatoriano.
  4. Que una eventual extradición de Fito a Estados Unidos es un tema soberano e interno del Ecuador.

Lo curioso de este comunicado de la Cancillería colombiana es que en dos de sus puntos (el tercero y el cuarto) se habla de la extradición, cuando en la carta de Fito a la embajadora no se menciona el tema. En el comunicado oficial, además, no se hace ninguna alusión directa a los chats de la embajadora que fueron presentados en el reportaje: ni los niega ni los confirma.

Los vacíos de la versión del Gobierno de Ecuador 

El ministro John Reimberg ha descartado que Ecuador haya aceptado cualquier negociación con Adolfo Macías, alias Fito.

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Del lado de la versión oficial ecuatoriana también hay lagunas. Quizá la peor de todas es que el ministro del Interior, John Reimberg, no haya informado desde un inicio que él había sostenido una videoconferencia con Fito a inicios de mayo. Lo hizo en una entrevista, pero únicamente luego de que el programa colombiano Noticias Uno lo presentó en un reportaje. 

En ese reportaje, además, se divulgó un audio del mismísimo Fito dando detalles de esa videoconferencia. ¿Cómo es posible que un dato de esa envergadura no haya sido informado a su debido tiempo o, al menos, luego de que se cumplió el operativo de la recaptura? Lo dicho por Reimberg apareció más como una reacción a lo revelado por Noticias Uno que a una revelación del operativo. Muy extraño además que no haya sacado antes a relucir el dato ya que, según él, no aceptaron ninguna de las condiciones que el narco había puesto para entregarse. Si en efecto Reimberg habló con Fito y no aceptó sus condiciones, bien podía vanagloriarse de aquello.

La confesión de la videoconferencia con Fito llevó también a Reimberg a dar otro dato que dispara interrogantes. Según el ministro, fue gracias a esa videollamada que se pudo rastrear la ubicación del prófugo. “Allanamos un sector que se llama Pichincha. El sector donde él estaba se llama Santa Ana. Son montañas, estábamos del lado de acá y no del lado de allá”, dijo. No se explica, entonces, que necesitaran un rastreo telefónico y se la pasaran buscando a un lado y otro de los cerros para dar con una casa que ya habían allanado antes (cuatro veces según él) y que era la casa de Fito.

Durante la entrevista, Reimberg también insinuó que un grupo político había estado hablando con Fito para pedirle que no se entregue y que, más bien, se oculte. Que ya dará nombres y apellidos de las personas que estaban involucradas en este tema, anunció. Aparentemente, el ministro estaba aludiendo al correísmo y lo más probable es que se haya referido a lo que el exministro del Interior del correato, José Serrano, decía en redes a inicios de año: que el gobierno iba a fingir un operativo de captura cuando en realidad había existido una negociación para su entrega. 

Si se considera que Serrano sigue manteniendo contactos dentro de las fuerzas del orden, resulta muy desconcertante que a esas alturas ya se mencionara un supuesto acuerdo de entrega. En lo de Fito, evidentemente, hay mucha tela que cortar aún.

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