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Alumnos de la escuela Misael Nastacua de la comunidad de La Unión, EsmeraldasCortesía

Un profesor en la frontera norte: "Tenemos que subirnos a los árboles para tener señal"

En las comunidades del extremo norte del país no hay cobertura de Internet. Las clases a través de radio o televisión tampoco están garantizadas. 

“Considero que en San Lorenzo no estamos listos para iniciar clases el primero de junio debido a las circunstancias y la situación de la pandemia”, indica Antonia Hurtado, rectora de la escuela 26 de Agosto.

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En el caso de la frontera norte, muchas personas no poseen ni radio, ni televisión, mucho menos un celular de gama alta o un computador. Se vuelve hasta complicado tener señal telefónica, no se diga una red inalámbrica. Además, “hasta el momento ninguna de las comunidades del norte cuentan con puntos de wifi y no se ha facilitado ninguna solución tecnológica”, indica la teniente política de Alto Tambo.

La prefectura de Alto Tambo ha dado el código de su fibra óptica solamente a los GAD parroquiales. “Aún así, el servicio de internet no es bueno”, indica la teniente política. “Los GAD parroquiales han optado por contratar servicios privados de internet para seguir con sus actividades, pero servicio de Wifi libre no hay. Hasta el momento no tenemos información de que lo instalen pronto”, agrega.

En la comunidad La Unión – aislada en la selva a 30 km de la frontera con Colombia- la señal se encuentra solamente en puntos estratégicos, lo que obliga a los moradores del lugar a hacer lo posible e… imposible para obtenerla. “Tenemos que subirnos a las ramas de los árboles para tener señal”, indica el profesor Juan Antonio Herrera de nacionalidad awá. 

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Vista satelital de la escuela Misael Nastacua. Arriba la frontera con Colombia.Cortesía

“A más de eso, muchos de los padres no tienen celular, solamente entre el 20% y 30%. Yo pedí al ministerio indicaciones de cómo iniciar el año con los niños de la comunidad awá, porque no tenemos los servicios de internet y algunos padres de familia no tienen celulares ni radios. Hasta el momento no hemos tenido soluciones prácticas y factibles de cómo enseñar”, agrega el docente de la escuela Misael Nastacua de la comunidad de la Unión.

Para tratar de resolver este problema educativo, el Ministerio de Educación creó el Plan Educativo 'A-prender la tele' dentro de la franja Educa Contigo. Se estrenó el 4 de mayo y aborda diversas temáticas en las áreas de Lengua y Literatura, Educación Cultural y Artística, Matemáticas, Ciencias Sociales y Naturales, sin dejar a un lado temas relacionados con la emergencia sanitaria. “Tenemos en la mañana una franja para básica y una en la tarde para bachillerato y seguimos avanzando con programas de tele educación”, expresa Monserrat Creamer, ministra de Educación. “Para todas las zonas más distantes, mandamos guías impresas hechas para los docentes y para los estudiantes. Aparte de eso, tenemos tres frecuencias en la radio tres veces al día, donde se informa sobre las lecturas y actividades pedagógicas que deben realizar en su casa”, añade.

Según Antonia Hurtado, en San Lorenzo “20% de los estudiantes tienen acceso normal a televisión, a radio [para poder] informarse de lo que diga el gobierno o el Ministerio de Educación. El problema es bastante complejo porque ni los maestros tenemos acceso a internet, mucho menos los chicos. Lo preocupante es que 30% de los chicos no han sido contactados y ni siquiera se sabe donde están”.

El problema es bastante complejo porque ni los maestros tenemos acceso a internet, mucho menos los chicos".Antonia Hurtado, educadora

Por el momento, las autoridades del Distrito Educación San Lorenzo están diseñando estrategias como pequeñas “brigadas”, con las que esperan localizar a estos estudiantes de parroquia que no han sido contactados. Lo harán por medio de nexos con tenientes políticos y tratarán de hacer el trabajo educativo sin violentar la normativa de salir de casa.

“Tenemos guías pedagógicas y textos escolares que planeamos usar con los estudiantes a los que no hemos accedido aún”, explica Hurtado. “En los trabajos que se esta desarrollando en casa a través de los contactos que hemos desarrollados con padres de familia y estudiantes, se está haciendo actividades solamente de refuerzo considerando la situación en la que estamos”, añade la rectora.

Dentro de su 'Estrategia de Educación Abierta', el Ministerio de Educación y el Ministerio de Telecomunicaciones (Mintel) consideran primeramente la difusión de contenido académico a través de la TV y la radio FM. Sin embargo, ¿cómo se espera educar a niños que se encuentran aislados donde no hay señal de ningún tipo, donde no tienen los medios para aprender o no han sido contactados?

La ministra reconoce que la situación de estas comunidades es difícil, pero insiste en que “toda comunidad, por alejada que esté, tiene un docente que se traslada con textos y allí se reúne con los estudiantes. Ellos están en contacto con los chicos y les guían en los trabajos junto con retroalimentación. Aparte de eso, se comunican con las familias para ver si necesitan algo, incluso denuncias de violencia, salud y por supuesto de aprendizaje”. Siendo así, si no hay internet y los profesores son lo que se tendrán que movilizar para enseñar, ¿será que la educación será más presencial que virtual en la frontera norte?

Varios de los estudiantes de la comunidad La Unión y también de San Lorenzo han optado por regresar a sus fincas a kilómetros de los puntos de internet. “La solución que serviría para enseñar en nuestras condiciones, sería que nosotros como docentes visitáramos familia por familia llevando libros, cuadernos, [para] recolectar sus deberes y repasar con materiales didácticos. Pero igual, si el ministerio instala servicio de internet, no serviría de mucho porque ellos no tienen celulares inteligentes. La situación es muy difícil… ellos no tienen nada, peor aún una portátil”, explica Juan Herrera.

Lo que no se ha considerado es que esta comunidad awá no tiene vías de acceso para vehículos y se debe caminar varias horas solo para llegar a una casa. La solución sería más factible si hubiera más profesores dispuestos a recorrer estos arduos caminos con rocas y lodo para ayudar a los chicos que están alejados en el bosque o en las montañas.

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Realidad de la comunidad awá, en la frontera norte ecuatoriana. Foto facilitada por el profesor Juan Herrera.Cortesía

El territorio awá no solamente carece de internet y señal telefónica, sino que ha sido vulnerado por falta de servicios básicos. “El servicio eléctrico es el único implementado desde hace solamente diez años. No tenemos vías de acceso carrozable. No disponemos de agua potable lo que nos ha obligado a usar el agua de lluvia, de vertientes o de ríos y tampoco contamos con alcantarillado”, indica Herrera.

Las condiciones de vida en esta zona de frontera son difíciles y aún más por la crisis sanitaria de la covid-19. Es complicado conseguir un “diario” que permita que la familia se alimente y esto radica que, por el momento, es más importante conseguir dinero o comida que estudiar o tener internet.

“Hay una desigualdad de atención gubernamental gigante”, señala Hurtado. El estudiante de frontera, en casi la mayoría de los casos, viene de hogares disfuncionales, con poquísimos recursos económicos y realmente tiene bastante falencias en cuanto a lo educativo. 

“Nosotros no podemos igualarnos con una escuela de la capital que dispone de los medios tecnológicos, espacios y recursos adecuados. Aquí nos toca hacer un poquito de malabares como lo decimos y tratar de acoplar esa realidad, ese contexto social en el que se desenvuelve el estudiante y hacer las diferentes adaptaciones curriculares. Ante esta situación de la pandemia, la línea de diferenciación en cuanto a currículum es más notable aún”, añade.