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Juan Carlos Calderón
Juan Carlos Calderón, director de Plan V, expone que hay una complicidad entre jueces, fiscales y actores de la administración de justicia para violentar los derechos de libre expresión.Karina Defas

Juan Carlos Calderón: “El periodismo de investigación es un deporte extremo”

El director del portal digital Plan V analiza los riesgos que enfrentan los periodistas de investigación en Ecuador

Desde hace 40 años Juan Carlos Calderón ejerce el periodismo y afirma que no dejará su labor ni por advertencias ni por ataques. El director de Plan V analiza los riesgos que enfrentan los periodistas. Tres comunicadores de EXPRESO, Sara Ortiz, Roberto Aguilar y Martín Pallares, son denunciados por Bibian Hernández, sospechosa en el caso Amistad, que indaga un presunto lavado de activos.

El contexto.Juan Carlos Calderón ha sido amenazado, intimidado y denunciado por sus investigaciones. En 2011, el expresidente Rafael Correa lo demandó a él y a Christian Zurita por supuesto daño moral, ante la publicación de un libro. En marzo de 2025, Xavier Jordán amenazó con iniciarle una acción judicial por difamación.

- ¿Por qué cree que a quienes están inmiscuidos en investigaciones judiciales les incomodan las labores periodísticas?

- Al poder político y de facto, en lo que se refiere al poder económico poderosísimo, al criminal, de las mafias, de la corrupción del sector público y a las propias administraciones de justicia, que se creen intocables, les incomoda el periodismo que les dice las verdades rigurosamente y demostradas documentadamente. Pero hay otros sectores que obvian los procesos de la Ley de Comunicación, como por ejemplo pedir una rectificación, y no lo hacen, prefieren ir directamente a los tribunales. En Ecuador hay cifras de agresiones a la prensa, de acoso judicial, que se incrementan. Entonces, es evidente que hay una connivencia de estos sectores con la administración de justicia.

El trofeo para mucha de esta gente es la cabeza de un periodista, como ya lo vimos en los chats del caso Metástasis.

- ¿Qué es lo que buscarían?

- Acallar a la prensa. Me parece que hay una intención absoluta de generar autocensura. Los ‘abogánsters’, como mostraron los casos Metástasis, Plaga, Purga y los demás, lo que hacen es precisamente tratar de callar a la prensa. Si calla a los pocos que quedamos con esa aptitud y actitud moral de buscar, de defender el derecho de la gente a saber, van a tener vía libre para hacer cualquier cosa, o compran a otros periodistas o los amenazan o los amedrentan. Y el silencio es absolutamente el caldo de cultivo de las dictaduras y del autoritarismo. Una dictadura también puede ser la del crimen organizado y de las mafias de la corrupción.

- ¿Por qué cree que el sistema judicial ha sido usado como herramienta para intentar censurar, desacreditar o desgastar al periodista?

- Porque el sistema judicial no conoce de leyes respecto a los temas de libertad de expresión. Los jueces, con muy raras excepciones, y fiscales desconocen los convenios y declaraciones internacionales y la Ley de Comunicación. Y si los conocen, se hacen los locos. Entonces, sí, me parece que hay una complicidad entre jueces, fiscales y actores de la administración de justicia con esta gente. Pero esta intimidación no sería posible si no hubiera jueces, ni fiscales, ni administradores de justicia, ni abogados que se prestan para violentar los derechos de libre expresión.

- ¿Cómo cree que afecta la judicialización del periodismo a la sociedad?

- El problema de la investigación es simplemente el hecho de develar algo que alguien quiere que no salga, que no se publique. Y si hay alguien que no quiere que se publique, es por algo. Tiene razones poderosas. Cuando silencias a un periodista o lo matas o lo persigues judicialmente o lo obligas a la autocensura, incluso al exilio, como ha pasado en Ecuador, lo que tienes es la intención de que la gente no se entere y eso es un tema muy central, porque finalmente lo que pesa mucho es la conciencia ciudadana. Una conciencia que se genera a partir del conocimiento, de la información.

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- ¿Cómo afecta a un periodista, en lo personal y profesional, estar constantemente en la mira de poderes políticos, económicos o sociales?

- Creo que hacer investigación independiente en Ecuador y en América Latina es cada vez más difícil. Hay formas de financiamiento de la prensa de investigación que tienen que ver más con aportes, con fondos de investigación que sobre todo están en el exterior. Los sectores empresariales legales en el Ecuador muy poco le apuestan al periodismo de investigación. Temen asociar sus marcas a ciertos temas y eso hace que se echen para atrás, lo cual afecta absolutamente al financiamiento de la prensa. Temen también que el periodista que está denunciando, que está constantemente en la mira pública, pueda afectar a terceros y eso hace que incluso, a veces, tengan pocos amigos.

- ¿Qué mecanismos cree que deberían implementarse para proteger a la prensa de la persecución legal y política?

- Me parece que nos toca aliarnos mucho a la sociedad civil. La presión de la opinión pública es importantísima. Me parece que los medios y periodistas que están en medios afectados por este tipo de persecuciones deben apelar al público también y darle constantemente información sobre los casos. La presión internacional también es importante. Por ello creo que el peor error de un medio y de un periodista es aislarse de la sociedad a la que sirve.

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Parece que matar, intimidar y agredir periodistas es un deporte. Hay gente que nos dicen: “Es tu culpa porque hablas”.

- ¿Qué ha aprendido sobre el poder y el costo de desnudarlo, después de todos estos años?

- Los poderes son puercos. No están ahí para los intereses nacionales de los ciudadanos, están ahí para sus propios intereses y de sus grupos. Sobre el costo de esto, me parece que es un costo inevitable, o sea, son gajes del oficio. Creo que el oficio del periodista de investigación requiere una dosis de valentía lo suficientemente moderada para no caer en los desafíos extremos. Pero hacer periodismo de investigación en Ecuador sí es un deporte extremo, porque estamos enfrentando a estas mafias y los costos pueden ser mayores o menores; pero debemos proteger ese derecho de los periodistas a hablar, a investigar y el derecho del público a saber.

- ¿Alguna vez ha temido por su vida o por la seguridad de su equipo periodístico?

- Por supuesto. Constantemente nosotros intentamos tener la menor exposición de nuestro equipo de investigación, pero nunca estamos exentos. Por ejemplo, cuando denunciamos un negociado de ambulancias y a los dos días me pusieron una pistola en la cabeza, simulando un asalto. O cuando denunciamos la estafa del Ecuador en los reaseguros de los cascos de las Fuerzas Armadas, en propiedades del Estado, llegó gente a mi casa a amedrentar, a intimidar y a amenazar. Entonces, tienes que denunciar públicamente que están en peligro tu vida y la de tu familia.

CV.Director de Plan V, portal digital de periodismo de investigación. Dirigió la revista Vanguardia. Fue editor general de EXPRESO. Coautor del libro ‘El gran hermano’ y autor de ‘Después olvidarán nuestros nombres’. Periodista graduado en la Universidad Central del Ecuador. Tiene un magíster en Estudios de la Cultura con mención en Comunicación, de la Universidad Andina Simón Bolívar.

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