
Edgar Lama von Buchwald o el escándalo en dos patas
Análisis | Es la personificación del conflicto de intereses, no cumple los requisitos para ocupar el cargo y tiene una glosa
No, entre las obligaciones del presidente del directorio del IESS no se encuentra la de cargar cajas de cartón dizque con las medicinas que necesitan urgentemente los hospitales de la seguridad social, nomás para dejarse captar por las cámaras de televisión en tan heroica tarea. Tampoco la de realizar visitas sorpresa a esos mismos hospitales a la 1h30 de la madrugada (siempre ante las cámaras de televisión) para dizque escandalizarse de lo mal que andan las cosas e indignarse y prometer medidas drásticas que podría adoptar sin necesidad de ningún show. Sí debería, en cambio, garantizar que la contratación y compra de esas medicinas que aparece cargando en las fotografías sea un proceso transparente. Pero de eso, nada. A lo mejor Edgar Lama von Buchwald no ofrece estos espectáculos en su condición de presidente del directorio del IESS sino en tanto asambleísta alterno en campaña política. Porque sí: Lama es asambleísta alterno por ADN… ¡Suplente de Jorge Chamba, para no dejar lugar a dudas sobre su estatura!
¿Cómo es que el gobierno fue capaz de nombrar a Edgar Lama von Buchwald, un abogado principiante de 31 años de edad, para el que probablemente sea el cargo más técnico y más complejo del país? ¿Cómo es que no ha renunciado todavía, a pesar de los escándalos? La respuesta es elemental y predecible: Lama es funcionario del grupo Noboa, currículum que parece acreditar a cualquiera para lo que sea. Fue, de hecho, el abogado que tomó a su cargo la denuncia que terminó por despojar a Seguros La Unión, la empresa de la familia de la exesposa del presidente de la República, de su contrato con Petroecuador. Todo por venganza. Todo porque el presidente es un “pésimo enemigo”. Que Lama recibiera a cambio un cargo desde el cual puede beneficiar directamente a su empresa familiar (el grupo hospitalario Kennedy, de Guayaquil, prestador de servicios del IESS) fue apenas un gesto elemental de retribución política.
Incluso en este gobierno, que opera bajo el signo del conflicto de interés hasta en sus mínimos detalles, lo de Lama von Buchwald es un exceso. Los hospitales de su familia (hoy divididos en dos grupos: Teoton y Alboteoton) se cuentan entre los principales beneficiarios del negocio de las derivaciones de la seguridad social, denunciado por este Diario en una serie de reportajes publicada en agosto pasado bajo el título general de “Los dueños de la Salud”. Las clínicas de la familia Lama concentran 259 millones de dólares del IESS (sólo las superan la Junta de Beneficencia, SOLCA y el grupo Cemefran, de Eduardo Seminario). Así que Lama llegó a ocupar el cargo público que alimenta su negocio privado.
El presidente ejecutivo del Complejo Hospitalario Interhospital, José Guevara, conversó con EXPRESO sobre la deuda que mantiene el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), que asciende a 30 millones de dólares.
— Diario Expreso (@Expresoec) October 31, 2025
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Edgar Lama incumple con todos los requisitos para estar en el IESS
Lo peor se reveló el viernes pasado, cuando José Guevara, presidente de Interhospital, otro de los prestadores externos de la seguridad social y competencia directa de los Lama, denunció en entrevista con EXPRESO que el IESS ha dejado de pagarles las derivaciones con la intención de conducirlos a la bancarrota. La deuda con Interhospital, según Guevara, es de 30 millones de dólares que el IESS se niega a auditar, aduciendo (parece mentira) “que no saben dónde está la información”. Esta semana, la reaparecida portavoz de Carondelet, Carolina Jaramillo, que no sabe dónde está parada, salió en defensa de Lama y prácticamente confirmó la denuncia cuando dijo que todo lo que se audita se paga. Precisamente: el problema es con lo que no se audita.
Este clamoroso conflicto de interés constituye una prohibición expresa para ocupar el cargo de presidente del directorio del IESS: no podrán hacerlo, según la Ley de Seguridad Social, quienes tengan intereses propios o representen a terceros en la propiedad, dirección o gestión de empresas relacionadas con el sistema de seguridad social.
Y no sólo eso: Lama incumple otro de los requisitos básicos para ocupar ese puesto: haber ejercido, con probidad notoria, al menos diez años de cargos de responsabilidad directiva en el ámbito público o privado. Ocurre que el jovencísimo Lama tiene apenas siete años de graduado y completa a martillazos su currículum registrando sus temporadas como asistente jurídico en el grupo hospitalario de papá cuando era un estudiante (temporadas durante las cuales, para que todo sea perfecto, vivía en Londres).
No parece haber un detalle relacionado con la permanencia de este personaje al frente del directorio del IESS, ni un solo, que no esté salpicado por el escándalo. A pesar del evidente incumplimiento de requisitos, Edgar Lama von Buchwald, incluido en la terna del Ejecutivo y ratificado por la Asamblea del bienmandado y poco iluminado señor Niels Olsen en junio de 2025, había sido calificado con habilidad legal para ocupar el cargo por el efímero superintendente de compañías Roberto Romero von Buchwald… ¡su primo!

Una glosa de Contraloría expone la gestión de Edgar Lama en el IESS
Y esto va para peor: existe una glosa por 3,75 millones de dólares levantada por la Contraloría contra el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social por pagos indebidos a Teoton y Alboteoton, las empresas hospitalarias de los Lama, con posibles responsabilidades por peculado y conflicto de intereses a la hora de entregar contratos. Entre otras cosas, según denunció el legislador correísta Héctor Rodríguez, la Contraloría detectó facturas por más de cien mil dólares por cirugías sin evidencias, historias clínicas ni informes quirúrgicos; o evaluaciones médicas con dos días de hospitalización que se facturan por ocho… Recursos fraudulentos muy comunes en el negocio sucio de las derivaciones, como lo estableció la serie “Los dueños de la salud”, de Diario EXPRESO.
Para colmo, los contratos de compra de las medicinas que se jacta de entregar en los hospitales del IESS, y que personalmente carga en cajas de cartón para lucir ante los fotógrafos, son absolutamente opacos y han sido cuestionados por la Comisión Anticorrupción por el hecho de haber evadido las veedurías ciudadanas y, probablemente, haberse servido de un decreto de emergencia para camuflar irregularidades. Ni siquiera se puede saber si las medicinas que el presidente del directorio del IESS se muestra cargando en cajas de cartón son las que los hospitales necesitan o provienen de alguna oscura bodega y carecen de utilidad alguna. A Lama le basta con sacarse la foto.
En resumen: por poco sentido de la ética que le asista, el desempeño de Edgar Lama von Buchwald se encuentra tan comprometido que debe renunciar, hasta aclarar todas las linduras de su administración. En su lugar, graba videos por toda respuesta a los requerimientos urgentes de información que le dirigen la opinión pública y el periodismo independiente, y se fotografía cargando cajas. Sólo falta que se postule como candidato y aparezca en la Asamblea Constituyente pontificando sobre lo que se debe hacer con la seguridad social para que funcione. Él, que no tiene la menor idea.
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