
Partidos plantean sus reformas electorales: ¿Alcanzan para un verdadero cambio?
Las recientes reformas al Código de la Democracia levantaron el debate sobre un verdadero cambio en el sistema electoral
El 20 de junio de 2025, la Asamblea Nacional aprobó unas polémicas reformas al Código de la Democracia con los votos de la bancada oficialista de ADN y del correísmo, bajo la crítica mirada de dirigentes y organizaciones políticas que denunciaron un pacto para debilitar al resto de partidos.
Las reacciones no se hicieron esperar: una a una, las distintas organizaciones políticas expresaron públicamente sus reparos frente a las nuevas reformas electorales, en particular por el cambio del método de asignación de escaños de Webster a D’Hondt, una modificación que calificaron de antidemocrática.
Ante esta inconformidad, EXPRESO conversó con varias organizaciones políticas para conocer cuáles consideran que son las reformas electorales necesarias que aún no han sido tomadas en cuenta para lograr un verdadero cambio en el sistema de partidos y una mejora significativa de la democracia ecuatoriana.

Los partidos reconocen la necesidad de un cambio y proponen los suyos
Desde Sociedad Patriótica, su líder, el expresidente Lucio Gutiérrez, señaló que se requiere una reforma profunda que excluya a los corruptos del sector público. Por ejemplo, propone que personas con glosas o grilletes no puedan ser candidatas, se endurezcan los requisitos para ser asambleísta y se elimine la figura del suplente.
Otros partidos, como Unidad Popular y el Partido Social Cristiano, coinciden en la necesidad de impulsar reformas que sancionen el transfuguismo político dentro de la Asamblea Nacional, restrinjan la creación de movimientos políticos -para que solo existan organizaciones nacionales y provinciales- e incluso se eliminen los distritos electorales en las provincias más grandes del país.
En esa misma línea se ubican SUMA y Democracia Sí, aunque con matices: proponen que, en lugar de eliminar los distritos, estos sean redistribuidos de forma más equitativa. También plantean que la elección de asambleístas no coincida con la presidencial, sino que se realice a mitad del periodo. Además, sugieren reforzar el control del gasto electoral en redes sociales durante las campañas.
Un verdadero cambio solo dependerá del abandono de los intereses partidistas
A pesar del amplio abanico de propuestas, el expresidente del extinto Tribunal Supremo Electoral (TSE), Carlos Aguinaga, advierte que las organizaciones políticas forman parte de un círculo vicioso que impide cambios de fondo en una estructura que, en algún momento, termina beneficiándolas. “Las élites políticas que controlan los partidos son quienes no permiten avanzar hacia una reforma profunda”, afirma.
Aunque reconoce que, por esa misma razón, será muy difícil concretar una verdadera reforma político-electoral en Ecuador, también advierte que no intentarlo significaría que “no se podrá construir un sistema de partidos sólido, con instituciones fuertes, que mantengan una interacción permanente, formación, educación en valores cívicos y verdaderas elecciones primarias”.
Aguinaga considera que esto quedó demostrado en las reformas recientemente aprobadas: “No contienen todos los elementos necesarios para una reestructuración, una reingeniería del sistema político-partidario en Ecuador. En términos cualitativos, la reforma es mediocre”. No obstante, plantea cuál debería ser el rumbo.
A su criterio, una reforma profunda al sistema democrático ecuatoriano debe centrarse en aspectos medulares: construir verdaderos partidos políticos, aplicar un control riguroso a los ingresos no reportados, garantizar la independencia de la justicia electoral y repensar el papel del Consejo Nacional Electoral (CNE) y del Tribunal Contencioso Electoral (TCE).

El sistema democrático ecuatoriano requiere de un "formateo" completo
En la misma línea se pronuncia el analista político Alfredo Espinosa, quien también considera que las reformas al Código de la Democracia han sido laxas e insuficientes. A su juicio, se necesita un “formateo” completo del sistema electoral para que cumpla con su propósito fundamental: ser un puente entre la ciudadanía y el poder, con el fin de mejorar la vida de los ecuatorianos.
Espinosa propone, por ejemplo, iniciar una etapa de reinscripción de partidos con reglas más claras, exigir procesos de democracia interna abiertos y transparentes, elevar los requisitos para postular a la Asamblea Nacional, controlar las campañas electorales en redes sociales y, al igual que Aguinaga, repensar a fondo el rol del CNE y del TCE.
No obstante, al igual que Aguinaga, señala que estos y más temas “son varios elementos que estructurales que no se los abordan, que han sido manoseados desde el discurso político, pero no saben de lo que hablan”.
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