
Padres opinan sobre cambios en uniformes escolares en Ecuador: ¿Hay beneficios?
La nueva normativa ministerial promueve la flexibilidad en el uso y compra de uniformes escolares
Con el inicio del nuevo año lectivo en el régimen Sierra-Amazonía, el Ministerio de Educación de Ecuador ha introducido cambios significativos en la regulación de uniformes escolares. La normativa busca garantizar equidad, transparencia y respeto a la economía familiar, especialmente en instituciones particulares y fiscomisionales. Entre las medidas más destacadas está la prohibición de exigir compras dentro de los planteles y la libertad de los padres para adquirir uniformes en el comercio de su preferencia.
Además, si una institución decide modificar el diseño del uniforme, este será obligatorio únicamente para estudiantes nuevos. Los alumnos ya matriculados podrán seguir usando el uniforme anterior sin restricciones. A partir del ciclo 2026–2027, el costo total de uniformes, útiles escolares, textos y plataformas digitales no deberá superar el valor del décimo cuarto sueldo, estimado en $470.
¿Qué dice el Ministerio de Educación?
El nuevo reglamento responde a años de denuncias sobre prácticas comerciales dentro de los centros educativos, donde algunos colegios direccionaban a los padres hacia proveedores específicos o vendían los uniformes directamente, elevando los costos. Según el Ministerio, estas prácticas vulneraban el derecho de las familias a elegir libremente y generaban cargas económicas innecesarias.
La normativa establece que las instituciones deben publicar durante todo el año lectivo la información sobre costos de matrícula, pensión, materiales escolares, uniformes y servicios complementarios.
Más libertad, menos gasto
Estas medidas han sido bien recibidas por muchos padres, quienes consideran que tener opciones de compra y flexibilidad en el uso de uniformes anteriores representa un alivio económico y una forma de respeto hacia sus decisiones familiares. Gina Holguín, madre de tres hijos, considera que permitir el uso del uniforme anterior “en buen estado” es una ayuda directa. “Nos evitan incurrir en un gasto imprevisto, y más si el uniforme anterior está prácticamente nuevo” señala.
Gina Holguín
Maury Cevallos, madre de tres, habla de la experiencia que ha tenido cuando cambian los uniformes en el colegio que asisten sus hijas “muchas instituciones se lucran, en el colegio de mis hijas cambiaron el uniforme de educación física a inicio de este año y los uniformes que tenía ya no los podía usar, estaban prácticamente nuevos" Ella se muestra a favor de la nueva medida "nos quita un peso de encima".
Estas medidas han sido bien recibidas por muchos padres, quienes consideran que tener opciones de compra y flexibilidad en el uso de uniformes anteriores representa un alivio económico y una forma de respeto hacia sus decisiones familiares.
Uniformes a un menor costo
Uno de los puntos más valorados por las familias es la posibilidad de elegir dónde adquirir los uniformes. Xiomara Bravo, madre de dos hijos, menciona que aunque ella sí compra en el lugar que el colegio le recomienda, reconoce que cada padre debe tener libertad de escoger lo que más se ajuste a su bolsillo. “En mi caso, los compro allí porque me parecen de mejor calidad, pero hay papás que prefieren otros lugares por economía”, comenta.
Para ella, lo ideal es que cada familia pueda decidir según sus recursos: “Hay diferentes calidades y uno tiene que adaptarse a su bolsillo. La institución no debería exigir que compres donde ellos dicen”.

Gina coincide en que la autonomía de compra es clave. “Uno busca lo que más le convenga según sus ingresos, calidad de tela, precio… y mucho mejor si solo nos indican dónde comprar la tela. Así uno puede mandar a confeccionar con la costurera de confianza y evitar pagar altos costos como ocurre en ciertas instituciones que lo tienen como negocio”, afirma
Una solución para los padres
Más allá del aspecto económico, el uniforme escolar sigue siendo visto por muchos padres como un símbolo de pertenencia. “Los alumnos lo usan como un acto de respeto hacia la institución”, dice Maury, quien también reconoce que el uniforme ayuda a reducir la presión por comprar ropa que está de moda. Sin embargo, cuando se convierte en una imposición comercial, pierde su propósito original.
La normativa ministerial busca justamente equilibrar ese sentido simbólico con la realidad económica de las familias. Al permitir el uso progresivo de nuevos diseños y garantizar la libertad de compra, se intenta devolver al uniforme su función educativa y social, sin convertirlo en una carga financiera
Xiomara recuerda que, cuando el colegio de su hijo cambió el uniforme, todos tuvieron que comprarlo allí porque no existían más opciones “luego, el siguiente año, ya fuimos a otros lugares, donde el precio es menor. Para mí lo ideal es que tú lo puedas comprar donde quieras”, afirma. Su testimonio refleja una realidad compartida por miles de familias: el uniforme escolar debe adaptarse a la economía del hogar, no al interés comercial de las instituciones.