Maggy de Fioravanti
Maggie de Fioravanti nació en Argentina, pero ha vivido en Guayaquil desde que vino, con más de 20 años, con su esposo a Ecuador en la década de los setenta. Ha dedicado su vida a la educación.Alex Lima / EXPRESO

Maggie de Fioravanti: “Cuántas veces las entidades obligan a los colegios a dar certificados falsos”

ENTREVISTA. La directora de la Unidad Educativa Balandra - Cruz del Sur habla de la problemática de la corrupción en el país y de cómo esta empieza en la casa y en la escuela.

Maggie de Fioravanti, directora de la Unidad Educativa Balandra -Cruz del Sur, tiene más de 50 años enseñando ética a los niños y jóvenes en Ecuador. En diálogo con EXPRESO, la educadora reseña que no se está haciendo nada para luchar contra la corrupción.

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— ¿Cómo luchamos contra el flagelo de la corrupción desde la casa y desde el colegio?

— La formación empieza desde los primeros años de vida. No se puede formar éticamente y moralmente sino en la vida práctica, en el diario vivir y en la experiencia, con el ejemplo. El ámbito de la familia personaliza al niño. La segunda etapa es cuando él entra a la escuela y empieza a experimentar el intercambio con otros. Al interactuar con ellos va aprendiendo la importancia que entender al otro, que no quiere decir pensar igual que el otro. Cuando comenzamos esta etapa escolar, ahí tenemos dos círculos que es importante tener en cuenta: las características con las que cada niño viene de su familia y la formación ética de los adultos, de los profesores, una formación que se ha descuidado, no sé desde hace cuándo tiempo.

— ¿Vivimos en una sociedad descompuesta?

— Vivimos en una sociedad que no tiene el peso puesto en esas cosas. Se habla de ética y de moral como si fueran la misma cosa. En nuestra época, se enseñaba a los niños, como principal valor, a obedecer. Si no nos hubiesen enseñado que obedecer no hubiéramos caído en manos de tanta desaprensión. Una educación que no incluye la formación ética no es educación.

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— ¿La educación ecuatoriana incluye la formación ética?

— No la incluye porque no se le da la importancia que requiere. Se juega entre la idea de que quienes tienen que formar son las madres y los padres, que eso es responsabilidad de la escuela. Se tiran la pelota. Es responsabilidad de toda la sociedad, de todas las instancias. Un gran riesgo son las redes sociales. Si usted le pregunta ahora a los niños qué quieren ser mañana, dicen que quieren ser influencers. Esta situación de confundir la libertad con el derecho y con que todos podemos decir, que todo podemos hacer, es terriblemente confuso para los niños y para los adolescentes. La única manera de formar éticamente a un niño, a un adolescente, es a través de los dilemas morales.

— ¿A qué edad se tiene que comenzar a educar al niño en dilemas morales?

— Desde el inicio, pero dependiendo de la edad y de las circunstancia que está viviendo. La etapa más importante para educar es desde que el niño comienza a desarrollar su inteligencia hasta los 15 ó 16 años. La ética y la moral es una cuestión de inteligencia y normalmente los sistemas educativos no se preocupan de desarrollarla. Cuanto más el ser humano conoce, en el profundo sentido del saber y del conocimiento, más fácil le es discernir lo que está bien y lo que está mal.

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— Una de las materias que se quitó del pénsum fue la cívica. ¿Eso ayudaba?

— La cívica tiene un riesgo grande. En los gobiernos dictatoriales han sido un medio de sometimiento, porque la cívica enseña un modelo que debe seguir, pero no se apoya en la libertad.

— ¿Qué debería enseñárseles a los niños en las escuelas para luchar contra la corrupción?

— Lo más importante, la moral y la ética que tienen que estar presente toda la vida. El desarrollo de la conciencia moral generalmente se lo sitúa entre los seis y siete años. Y hay un límite. No se puede desarrollar la conciencia moral en una persona cuando tiene 20 años. Es tarde.

— ¿Cómo se puede enseñar a un niño ética y moral si sus padres no lo saben?

— Hay un principio de voluntad y de vínculo que supera todo. Puedes encontrarte con la persona más humilde, enseñándole a su hijo ética y moral, de una manera espectacularmente buena. Los niños de primaria hacen la clase en línea, hacen evaluaciones en línea, y la madre está atrás sentada, dándole las respuestas.

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— ¿El más grande error?

— Cómo podemos ser promotores de la corrupción de nuestros propios hijos. Está aprendiendo a engañar, está tomando una ventaja injusta sobre el resto de sus compañeros, cuyos padres no les dan las respuestas. ¡Es terrible! Y allí comienza la corrupción. Y en eso las escuelas son enormemente responsables y por eso la importancia de que los maestros estén formados, porque dan oportunidades a quién no debe, acostumbrándolos a tomar ventaja injustas sobre quien sí se preocupa.

— No se ponen límites.

— Los colegios no hacen hincapié en relación al plagio. Los niños toman del Google, de la internet, de Wikipedia, respuestas como propias. Ellos deben entender que es un delito grave, pero qué pasa, los padres dicen: 'todos lo hemos hecho'. Entonces, piden otra oportunidad, un trabajo extra. Esas son como prebendas políticas. Allí comienza el negociado. El adolescente aprende una habilidad que es sumamente importante para la vida que es negociar, pero ese negocio vale si renuncias a algo para obtener algo mejor, pero no cuando el negociado está viciado de nulidad, cuando es injusto. Cuántas veces los organismos oficiales obligan a los colegios a extender documentos falsos. Tengo un alumno al que le hicieron saltar un año entero y obligaron a firmar el certificado de que había hecho ese año. Luego me hicieron darle el título de bachiller a un alumno que debía tres materias.

— ¿Cómo se puede hacer eso?

— Con orden judicial. Ahora me están diciendo que le tome examen a un alumno que durante toda la etapa de exámenes remediales no se presentó. A él se le está enseñando que puede apelar a la autoridad para romper con las exigencias y las normas.

— ¿Cómo recuperar a una sociedad tan desvalorizada?

— Es bien difícil porque hay que lidiar con la generación anterior. Con esta generación todavía estamos a tiempo.

— Puede haber tiempo, pero ¿qué pasa con el aparato estatal, que norma la educación y que no hace las cosas bien

— Por eso digo que hay que luchar; no hay que obedecer. En estos últimos diez años, yo he tenido aproximadamente ocho juicios, tres de ellos penales. Nunca me imaginé que educar era tan peligroso.

— ¿Los fallos judiciales también alimentan la corrupción?

— Sí. Estamos trabajando en contra. La única manera de combatir la corrupción es que nosotros asumamos las responsabilidades que nos competen, sin someternos, porque el día que nos sometamos perdemos la libertad, que es la esencia del ser humano. La corrupción solo se la va a combatir si luchamos desde casa, desde la escuela y desde todos los espacios que se compartan con niños; es la única manera.

— ¿Qué valores no deberían olvidar nunca los padres de inculcar a sus hijos?

— Todos los valores se centran en tres: La búsqueda de lo bueno, el cumplimiento del deber, o sea el derecho, y la justicia. Uno de los términos que más sentido le hacen a los niños es que no es justo.

— ¿Cómo le enseñamos a los niños, en esta etapa de confinamiento por la pandemia por el COVID, sobre ética y moral cuando las escuelas están cerradas?

— No hay manera de estructurar a un ser humano a través de una pantalla. Veo a niños de tres y cuatro años en una pantalla, eso no solo que no es útil, es criminal.No puedes trabajar con un niño chiquito a través de la pantalla. Se puede trabajar muy limitadamente con niños de cuatro y cinco años.

— Hay niños que no pueden estar más allá de 20 ó 30 minutos atentos a una pantalla

— No pueden pasar horas de horas frente a la pantalla, pero la formación en la cuarentena es una oportunidad para la familia, porque los niños aprendieron a hacerse responsables de un montón de cosas, todas las tareas tuvieron que repartirse.  Cómo puede aprender a vivir en sociedad si están encerrados, donde no tienen que negociar cosas que si tiene que hacer cuando va al colegio. Tenemos niños con tristeza, con ansiedad, con problemas alimenticios.

— ¿A los niños les va a pasar factura esta cuarentena?

— Lo estudiosos dicen que esta cuarentena le va a pasar factura. Por eso es que han pedido que mantengan todas las cuarentenas, pero que regresen los niños a clases.

— ¿Cuándo deberían volver los niños a clases?

— A más tardar en septiembre. Pensar que son cinco meses que están encerrados. Abrieron los prostíbulos, pero no las escuelas. Eso no puede ser.