
Justicia poética: la Asamblea Nacional está en manos de los nadies
La mayoría oficialista de la que ha dependido toda la acción del Gobierno Nacional está a punto de colapsar
Hay inusuales movimientos en la bolsa de capitales de la Asamblea Nacional: la cotización del voto está al alza. Si el gobierno pretende conservar su control del Pleno, le va a salir carísimo.
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Un mes después de la derrota electoral de Daniel Noboa en la consulta popular del 16 de noviembre, está claro que nada volvió a ser lo mismo aquí. Legisladores de minoría, independientes sueltos, gente descontenta con sus propias bancadas y a punto de echar todo por la borda, parecen haber comprendido de pronto que tienen en sus manos el poder de cambiar el mapa político de la Asamblea. En estos días se los ha visto multiplicarse en intrigas y maquinaciones: se reúnen con unos y con otros, confabulan, se ofrecen al mejor postor…
Intentan formar un bloque de diez o doce personas que se convierta en la fuerza dirimente de una Asamblea cuyos dos grandes bloques, correístas y noboístas, dependan de ellos en todas y cada una de las votaciones: no hay mejor negocio en la política parlamentaria nacional.
Todo “depende de cerrar el tema en base a las intenciones que queramos”, admite confusamente Sergio Peña, excorreísta que lleva tiempo votando con la bancada de gobierno pero parece haber comprendido que puede sacarle mejor partido a su propia ubicuidad. Peña encabeza un grupo de asambleístas que pretende vender cara su independencia: “Queremos una minibancada que sea propositiva”, le dijo a Teleamazonas.
Xavier Zavala Egas señala que la falta de transparencia en el manejo de recursos públicos viola la Constitución y la Lotaip, y que la Asamblea debe intervenir ante la confidencialidad del contrato entre HealthBird y la CNT EP. 👉 https://t.co/BjlKJIlCiJ pic.twitter.com/GnVjgyz5Nz
— Diario Expreso (@Expresoec) December 15, 2025
O sea: que fluctúe a conveniencia entre un lado y el otro. En ese empeño cuenta con la también excorreísta Jhahaira Urresta, con el exsocialcristiano Sergio Célleri, con un puñado de independientes y, según él, con los doblemente disidentes (de Pachakutik y de la bancada de gobierno) Segundo Choro, Carmen Tiupul y Cecilia Baltazar.
Pero hay un segundo grupo con parecidas intenciones: en él figuran algunos de los independientes que se habían sumado al oficialismo, así como asambleístas provinciales de ADN que han terminado por entender que no hay ningún futuro político en el papel de anónimos alzamanos que se les ha asignado ahí, especialmente cuando en el horizonte planean las elecciones seccionales de febrero de 2027.
John Polanco, oficialista de Esmeraldas, inconforme con el protagonismo que el gobierno ha concedido a la prefecta de esa provincia, Roberta Zambrano, a quien no soporta. David Arias, independiente de Galápagos, impactado por los resultados de la consulta. Juan Gonzaga, independiente de Sucumbíos, que ve en el socialcristiano Alfredo Serrano al posible jefe de un nuevo bloque hecho de retazos y disidencias de otras bancadas.
Incluso Cristian Benavides, hombre de izquierda no correísta convertido, en las últimas semanas, en una veleta de comportamiento impredecible. No se descarta que a este grupo se sume gente en apariencia fiel a ADN como Jadira Bayas, de Santo Domingo de los Tsáchilas, que desde el primer día de esta legislatura alimenta su resentimiento por no haber sido electa presidenta de la Comisión de Biodiversidad, como esperaba.
Así, dos grupos pretenden conformarse oficialmente, aunque ninguno de ellos alcance el número de 15 asambleístas necesarios para ser reconocidos como bancada con representación en el CAL y en las comisiones: el del excorreísta Sergio Peña y el de los exoficialistas inconformes. En el medio, los tres socialcristianos (Serrano, Otto Vera y Johnny Terán) que son vistos como el núcleo alrededor del cual edificar el nuevo bloque.
Curiosamente, ambos grupos cuentan con la presencia de los tres ex Pachakutik que pactaron con el gobierno al principio de la Legislatura y, más tarde, se separaron de él: Carmen Tiupul, Cecilia Baltazar y Segundo Choro. En cuanto a los otros tres disidentes de Pachakutik, los amazónicos Edmundo Cerda, José Luis Nango y Fernando Nantipia, son fieles al gobierno pero se espera que dejen de serlo a medida que se aproximen las elecciones seccionales.
Por supuesto, todos los nombres barajados hasta el momento no le dicen nada a nadie: Polanco, Arias, Benavides, Baltazar, Tiupul, Nango, Cerda… En el mapa político nacional ellos son, exactamente, nadie. Y de esa suma de nadies depende ahora el futuro de la Asamblea y, en consecuencia, del Gobierno Nacional.
Entre tantos desconocidos, hay nombres con peso propio: Esteban Torres, que ya declaró su descontento con la política gubernamental de silencio con respecto al caso HealthBird (dijo específicamente que se sentía molesto de que la bancada parlamentaria no fuera informada de absolutamente nada) y el indescriptible Andrés Castillo, a quien utilizan como perro bravo para azuzar correístas pero que, más allá de ese papel que le cuadra muy bien y hasta le satisface, parece mantenerse al margen del debate interno en el partido. Ninguno de los dos es tan fiel noboísta como se pinta. Especialmente parece determinante la falta de información sobre los escándalos de corrupción que afectan al gobierno.
Y por ahí se están moviendo las cosas. Ya puede jactarse la oficialista Inés Alarcón de tener una mayoría sólida y el número de aliados suficiente para controlar la Asamblea por lo que resta del gobierno: Inés Alarcón miente. O es ciega. Porque la situación descrita no sólo se cocina tras bastidores sino que es un desmoronamiento que ya se dejó ver en un puñado de votaciones clave post consulta popular.
Primero, en la propuesta de aprobar una resolución para “rechazar la falta de transparencia” de los contratos del Municipio de Quito, debatida el 29 de noviembre, en plena disputa entre el alcalde Pabel Muñoz y el SERCOP: necesitaban 77 votos y apenas obtuvieron 75.
Luego, en la aprobación de la proforma presupuestaria, que lograron aprobar con las justas: 78 votos de los más de 80 que esperaban, entre ellos el insospechado del izquierdista Cristian Benavides que había despotricado contra el proyecto. Finalmente, la propuesta oficialista de archivar un proyecto de ley de migración auspiciado por los correístas: ¡perdieron!
La mayoría parlamentaria se le escapa al gobierno como el agua entre los dedos. Y no parece haber negociador político (la ministra de gobierno Nataly Morillo es un desastre) a la altura del desafío. Sólo les queda una salida: comprarlos a todos. Tampoco sería mayor sorpresa.
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