
El alma de la consulta está en la interpelación a la Corte Constitucional
Los otros seis temas están en análisis en la Asamblea o ya fueron tratados en consultas populares anteriores
El presidente Daniel Noboa ha trazado el camino para realizar la segunda consulta popular de su mandato. Lo que se conoce de la próxima convocatoria es lo que el jefe de Estado ha anunciado a cuentagotas: que se la realizará el 14 de diciembre para pronunciarse sobre siete preguntas: bases militares extranjeras, financiamiento a partidos políticos, eliminación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), reducción de asambleístas, contratación por horas para el sector de turismo, juicio político para los jueces de la Corte Constitucional (CC) y el retorno de los casinos en los hoteles de cinco estrellas.
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Varios especialistas consideran que aunque el Gobierno busca que la ciudadanía se pronuncie sobre siete preguntas, la penúltima sería el verdadero objetivo. ¿Por qué?
Los antecedentes de las preguntas de Noboa
Las dos primeras responden al trámite para ratificar los temas que ya se abordaron en la convocatoria de 2024. Las tres siguientes, en cambio, se repiten. El expresidente Guillermo Lasso consultó sobre el CPCCS y el achicamiento del Parlamento en el 2023, pero no tuvo éxito. Además, el mismo Noboa incluyó la propuesta del trabajo por horas en el proceso del año pasado y obtuvo una negativa. Finalmente, el texto sobre los casinos ya lo abordó Rafael Correa, pero para eliminarlos.
La consulta sería una especie de pretexto para enfrentar a la CC, luego de que el organismo suspendió provisionalmente varios artículos de las leyes de Solidaridad, Inteligencia e Integridad Pública. Así lo sostiene el analista político César Febres - Cordero.
“No le salió bien la vía de menor resistencia, normas camufladas a la Constitución, entonces se plantea hacer un cambio de frente: la consulta popular. Y con esto abre otra vía de confrontación con la Corte. Están buscando desarticular y deslegitimarla, y al mismo tiempo busca la vía de menor resistencia y menor gasto, por eso no van con todo a la constituyente”, asegura.
“Es posible que busque la aprobación de la pregunta de la CC, esa es la de fondo, por ello repite las demás. Es una especie de respuesta a la suspensión de las leyes. El mensaje es: ‘me suspendes, te mando la consulta para seguirte juicio político y tumbarte’”, opina el constitucionalista André Benavides.
“No es un tema de contrapesos gubernamentales. Es excesivamente coyuntural”, señala Esteban Ron, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la UISEK. Cree que el mandatario recurre a este mecanismo para “ratificar la aceptación que tiene frente al desgaste del Gobierno por la incapacidad gubernamental” para enfrentar los problemas del país.
Especialistas observan riesgos
Si bien los especialistas coinciden en que el Gobierno podría sentirse confiado del proceso, también ven riesgos.
“No es ideal porque las decisiones del pueblo deben ser estables en el tiempo, sino se corre el riesgo de que se realicen reformas sin efectos reales”. Además, si la CC no da paso, “podría provocar una crisis al desconocer a la Corte”, observa Febres-Cordero.
Ron, en cambio, cree que el Gobierno juega con los tiempos para evitar una negativa del electorado, por eso acelera el trámite. Sin embargo, estima que le podría servir para “tomar impulso y aplicar otras decisiones fuertes, de difícil aceptación, sorpresivas, pero que le darían legitimidad”.
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