Un hombre mete moendas en alcancía.
En Ecuador el ahorro a largo plazo vuelve a cobrar fuerza.Archivo / Expreso

¿Cuáles son los factores que contribuyen a la confianza de los ahorristas en Ecuador?

La liquidez de la banca, la normativa vigente y la falta de alternativas mantienen la confianza en el sistema financiero

La confianza de los ahorristas ecuatorianos en el sistema financiero se sustenta principalmente en la solidez financiera de las instituciones bancarias.

Gabriel Galán, docente de la Universidad Andina Simón Bolívar y PhD en Derecho Económico, destaca la alta liquidez de los bancos como un factor clave que genera tranquilidad, incluso en medio de un entorno económico complejo. “Hay dinero. Sobre esa base, la gente está tranquila”. Esta percepción, además, se ve reforzada por el crecimiento sostenido de los depósitos: según datos de Asobanca, a junio de 2025 el sistema bancario sumó USD 56.894 millones en depósitos, con un aumento anual del 18,1 %.

La trayectoria de los bancos y su calificación crediticia también juegan un papel importante. Marcela Guachamín, investigadora y docente de la Escuela Politécnica Nacional, señala que la mayoría de entidades tienen calificaciones AAA. A esto se suma la facilidad de uso de medios digitales, como las aplicaciones Pago Ya y Mi Vecino, que han transformado la experiencia del usuario y disminuido la ansiedad asociada a la disponibilidad de efectivo.

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Para Galán, esta digitalización ha evitado situaciones de pánico como las vividas en el pasado: “Hoy no vas al banco a retirar dinero. Si no funciona la app, no piensas que no hay plata, sino que es un tema técnico. Eso cambia la percepción”.

La alta proporción de depósitos a plazo también evidencia esa confianza. El 43 % del total está en esa modalidad, frente al 27 % en cuentas de ahorro. En un país con altos niveles de subempleo e inseguridad, esa elección revela una preferencia por mecanismos formales y relativamente estables. Guachamín explica que parte de estos depósitos provienen de ingresos extraordinarios, como utilidades o ventas puntuales, más que de una cultura de ahorro estructurada.

Jorge Izaguirre, docente de Finanzas de la Universidad Internacional del Ecuador, subraya el papel de la regulación como otro pilar de confianza. “La principal confianza viene por la parte legislativa. Las normas nos dan tranquilidad como ahorristas”, afirma. Aunque la imagen del banquero sigue siendo negativa —una herencia del feriado bancario y de la desconfianza política—, Izaguirre destaca que no ha habido quiebras ni corridas bancarias en los últimos años. La existencia de la Corporación de Seguro de Depósitos (COSEED), que garantiza la devolución de los fondos en caso de problemas, también aporta al blindaje institucional.

En contraste con la banca, el sistema cooperativo muestra señales mixtas. Guachamin destaca que las cooperativas atraen depósitos gracias a tasas de interés pasivas más altas. Sin embargo, advierte sobre un incremento de la morosidad, especialmente en el microcrédito, que ya bordea el 8 %. “Está creciendo la cartera, pero no se evalúa bien la capacidad de pago. Hay un riesgo sistémico”, advierte. Galán agrega que, aunque las grandes cooperativas funcionan casi como bancos, las más pequeñas han sido escenario de estafas y cierres masivos, lo que ha afectado la percepción de seguridad en ciertos sectores.

Evolución de tasas de interés

Otro elemento clave es la evolución de las tasas de interés. Galán explica que la baja de las tasas pasivas desincentiva el ahorro. “Antes al menos te pagaban un poco más. Ahora te pagan menos y no tienes dónde invertir por la inestabilidad. Eso merma la confianza”, afirma. Por su parte, Izaguirre señala que, si bien las tasas bajas pueden estimular el endeudamiento, no generan un ambiente favorable para el ahorro si el ingreso es insuficiente. “El primer factor que determina el ahorro es el ingreso corriente. Y hoy muchas personas no tienen margen para ahorrar”, advierte.

Las cifras lo confirman. Aunque los depósitos han crecido, la inclusión financiera aún enfrenta desafíos. Según el Global Findex 2025 del Banco Mundial, solo el 16 % de los ecuatorianos accedió a un crédito formal el año pasado, una caída de siete puntos porcentuales frente a 2021. La mayoría se financia fuera del sistema bancario, muchas veces en esquemas informales y con altas tasas de interés.

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En ese contexto, los expertos advierten que la confianza podría deteriorarse si no se gestionan bien los riesgos emergentes. Galán menciona la posibilidad de que las reformas legales —como la que busca transformar cooperativas grandes en bancos— generen incertidumbre si no se comunican con claridad. “Si la gente se asusta y saca el dinero, y la cooperativa no tiene liquidez inmediata, se puede crear una crisis innecesaria”, advierte.

Guachamín también alerta sobre los efectos de la inestabilidad política, los cambios laborales y la falta de inversión. “Todo esto afecta la confianza. Si el sector financiero no mejora su análisis de riesgo, especialmente en las cooperativas, podríamos ver un deterioro más rápido”, dice.

Por ahora, la confianza se mantiene. Pero los pilares que la sostienen —liquidez, regulación y percepción de estabilidad— son sensibles a los cambios del entorno. La clave, coinciden los tres expertos, está en fortalecer la transparencia, mejorar la inclusión y preservar la solvencia para que el sistema siga siendo un refugio, no solo por falta de opciones, sino por mérito propio.

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