
De Colombia a Ecuador: Nasa Histoires debuta en Quito con nueva música
La banda colombiana ofrecerá su primer concierto en Ecuador el 30 de agosto. La Sala Buenaventura es el lugar de su recital
Desde su nacimiento en 2016, Nasa Histoires ha construido un camino en la escena musical latinoamericana a través de una propuesta que oscila entre la melancolía y la esperanza.
La agrupación colombiana, conformada por Daniel Pinto, Jair Serrano, Víctor Cely, Daniel Díaz y Santiago Jiménez, llega por primera vez a Quito para presentarse el próximo 30 de agosto en la Sala Buenaventura, en un concierto que promete ser un viaje sonoro cargado de emociones.
La visita coincide con el lanzamiento de Quemar mis barcos, su más reciente sencillo en colaboración con el cantautor español Carlos Sadness. La canción, producida por Juan Pablo Vega, plantea un punto de inflexión en la carrera de la banda: dejar atrás el pasado y asumir con decisión el riesgo de perseguir los propios sueños.
El tema se acompaña de un video grabado entre Colombia y Barcelona, reforzando el vínculo creativo entre ambas latitudes.
Tras recorrer escenarios en México, Chile, Argentina y participar en el BIME 2025, Nasa Histoires continúa consolidando un proyecto que busca conectar con quienes encuentran en la música un refugio.
Su próxima parada será Quito, donde presentarán este nuevo capítulo de su trayectoria y compartirán con el público ecuatoriano las canciones que han marcado su evolución artística.
En esta entrevista, los integrantes de Nasa Histoires conversan sobre el proceso creativo detrás de Quemar mis barcos, su experiencia en giras internacionales y las expectativas que tienen frente a su primera presentación en Ecuador.
Incendiar para renacer
¿De dónde viene eso de querer incendiar cosas?
¡Qué fuerte! (risas). Del fuego siempre nace algo positivo. Es regeneración y purificación. Es justo lo que le pasa al Ave Fénix, se incendia y vuelve a renacer.
¿De eso va su último sencillo Quemar mis barcos?
Antiguamente los marineros, cuando querían dejar su pasado, tomaban sus navíos sin brújula y al llegar a un nuevo puerto quemaban ese barco para no volver a regresar a lo que fue su casa. Lo hacían para mirar hacia adelante y seguir sin problemas. Eso es lo que evoca esta canción.
¿De dónde nace la inspiración para esta canción?
Fue como algo del destino… El chisme es que ninguno en realidad se dedicaba de lleno a hacer música pese a tantos años. Todos los integrantes de la banda no somos músicos de profesión. Dos somos profesores de idiomas, otro ingeniero sanitario, el otro biólogo, pero ahora estamos de cabeza en la banda. El día que yo renuncié a la universidad donde daba clases escribí esta canción. ¡Todos queríamos que este sea el plan A! Es una promesa que nos hicimos todos.
Si ya casi tienen 10 años. ¿Qué tanto dudaron en hacerlo el proyecto principal de su vida?
Lo que pasa es que nuestra profesiones nos servían para alimentar financieramente el proyecto. Y aunque iniciamos hace 10 años, tener nuestros trabajamos nos permitía sacar nuevos sencillos. Puede sonar a mucho tiempo pero todavía Nasa Histoires es una banda pequeña pero ya puede estar de pie sola. Todos queríamos ser músicos y dedicarnos a esto tiene más implicaciones que solo las ganas. Ya han pasado dos años desde que esto es nuestra prioridad. Pero siempre le dedicamos el alma a esto.
¿Qué edad tenían cuando empezaron el proyecto?
Teníamos entre 18 y 19 años.
Lo pregunto porque al escuchar Quemar mis barcos pareciera que hablan de la despedida de los 20…
Nos gusta esa interpretación aunque no haya sido la idea inicial. De hecho, tiene sentido porque también se conecta con nuestro último disco. Este proyecto se llamó Flora, que es lo más personal que hemos hecho. Quemar mis barcos es un sencillo que se puede interpretar como el puente entre Flora y Fauna, que será nuestro nuevo disco. Es el cierre y apertura de una década, de una etapa.

Nasa como empresa
¿Cuándo comienzan a sentir que la banda por sí sola funciona?
Creo que, ahora que lo pienso, una gran parte del proceso creativo es preguntarse mucho cuál es el siguiente paso, cuál es el norte. Al estar en un empleo con un organigrama más común te das cuenta de que al cumplir ciertos pasos avanzas. Pero hay algo que debes hacer como artista: encontrar la manera de sistematizar la forma de trabajar. Migrar de estar en una oficina a un proceso más volátil puede hacer que uno se pierda en lo que fluye, pero la creatividad solo llega con cuando la propicias.
¿Qué tanto sale este lado de profesor entre ustedes?
El hecho de tener estos alter egos profesionales nos permite aplicarlos en nuestro proyecto musical. Somos metódicos y eso facilita la convergencia de nuestros dos mundos. Esto funciona como una empresa donde todos tenemos roles. Es un trabajo con horarios de lunes a sábado; así es Nasa.
Fauna, su nueva etapa
Fauna reúne nueve canciones que llevan nombres ligados a lo animal y lo salvaje, con una sonoridad marcada por elementos sudamericanos. En Ecuador presentaremos dos de los temas inéditos de este proyecto, que funciona como la cara B de Flora.
Si en el disco anterior el ambiente era el protagonista, en Fauna son los personajes quienes conducen la historia. Las canciones plantean situaciones más puntuales y hablan de cómo hemos aprendido a utilizar nuestras emociones de manera madura frente a los distintos momentos que hemos enfrentado.
Nuevos puertos
Víctor Cely, saxofonista y cantante, cuenta que lo que más le ilusiona en este momento es la posibilidad de tocar en lugares donde la música de la banda pueda escucharse con toda su fuerza y belleza. Para él, sentirse acogido por el público y dejarse llevar por esa energía que invita a bailar y tocar con intensidad es un sueño que espera vivir toda la vida, siempre acompañado de sus cuatro compañeros. Relata que viajar con el saxofón a la espalda, compartir su música con distintas personas y recibir tanto cariño a cambio es una experiencia adictiva. “Tocar es la mejor forma de liberarme y quitarme de encima todos los males”, asegura.
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