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El Banco Central de Ecuador empezó a retirar las monedas que están dañadas.Cortesía/ Banco Central de Ecuador

El BCE inicia el reciclaje de monedas fraccionarias tras 25 años de circulación

El Banco Central asegura que el reciclaje de monedas fuera de uso no interrumpirá la cadena de pagos

No hacen ruido cuando desaparecen de los bolsillos ni cuando dejan de rodar por las cajas registradoras. Son monedas pequeñas, gastadas por el tiempo y por millones de manos. Tras casi 25 años en circulación, una parte de las monedas metálicas fraccionarias acuñadas entre 2000 y 2003 comienza a retirarse silenciosamente del sistema monetario ecuatoriano.

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El Banco Central del Ecuador (BCE) inició el proceso de reciclaje de estas piezas luego de constatar que ya no cumplen con las condiciones óptimas para seguir en circulación. El desgaste es evidente y responde al uso prolongado que, de acuerdo con estándares internacionales, marca el fin de su vida útil.

Antes de llegar al reciclaje, las monedas atraviesan un proceso de desmonetización que las excluye formalmente del sistema de pagos. Luego, son entregadas a un Gestor Ambiental certificado, encargado de recuperar de manera responsable los metales que las componen. El procedimiento se ejecuta bajo criterios de sostenibilidad y en cumplimiento estricto de la normativa ambiental vigente, una señal del compromiso institucional del BCE con la economía circular y el manejo adecuado de residuos.

¿Habrá escasez de las monedas?

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El retiro de estas monedas no implicará escasez de circulante metálico. La autoridad monetaria asegura que la disponibilidad está garantizada gracias al nuevo programa de acuñación 2023–2025, diseñado precisamente para reemplazar de forma gradual las especies deterioradas sin afectar la cadena de pagos ni las transacciones cotidianas.

Así, mientras unas monedas cierran su ciclo tras décadas de servicio, otras comienzan a ocupar su lugar. El cambio ocurre sin sobresaltos, casi imperceptible para el ciudadano, pero con un mensaje claro: incluso el dinero tiene una vida útil y, cuando se agota, puede transformarse de manera responsable.

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