Walmart
Walmart es uno de los negocios de Estados Unidos que compra textiles a Bangladés.EFE

Aranceles de EE. UU. amenazan al gigante textil de Bangladés y alertan a Europa

Bangladés es el segundo proveedor mundial de ropa

La industria textil de Bangladés, pilar de su economía y segundo proveedor mundial de ropa, enfrenta la amenaza de aranceles punitivos por parte de Estados Unidos, su principal cliente, mientras una profunda crisis política interna añade una capa de volatilidad a las negociaciones comerciales más críticas de su historia reciente.

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Esta doble presión ha generado una enorme incertidumbre en el sector, pero al mismo tiempo ha creado un escenario que, según fuentes del sector, podría beneficiar paradójicamente a los grandes compradores europeos, entre ellos los gigantes españoles Inditex y Mango.

España, en el centro del tablero

La Unión Europea es el principal destino mundial del textil de Bangladés, con importaciones que en 2024 rozaron los 20.000 millones de dólares, según datos oficiales. Dentro del bloque, España juega un papel central, con importaciones que superaron los 3.600 millones de dólares el año pasado. Empresas como Inditex, que trabaja con unas 250 fábricas en el país, son actores clave en la economía bangladesí.

La posible desviación de la producción destinada a EE.UU. hacia Europa podría, según líderes industriales en Daca, desatar una guerra de precios entre los fabricantes, "colocando a los grandes compradores españoles en una posición de fuerza para negociar costes a la baja", dijo a EFE una fuente de la industria .

Una radiografía de la amenaza arancelaria

La crisis se formalizó a principios de julio, cuando la Administración del presidente Donald Trump anunció la imposición de un arancel adicional del 35% a todos los productos bangladesíes a partir del 1 de agosto.

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"Si este 35% se suma al 15%-16% existente, el arancel promedio sobre las importaciones (...) a Estados Unidos será superior al 50%", explicó Zahid Hussain, ex economista jefe del Banco Mundial en Daca.

La medida deja a Bangladés en severa desventaja frente a su competidor directo, Vietnam, que ha negociado con Washington un arancel fijo del 20%.

La justificación oficial estadounidense, el déficit comercial, ha sido cuestionada desde Daca. "Nuestro déficit comercial con EE.UU. es de solo unos 6.200 millones de dólares, mientras que el de Vietnam es de 125.000 millones. No hay justificación para imponernos un arancel tan alto", declaró a los medios recientemente el asesor de Finanzas, Salehuddin Ahmed.

El trasfondo geopolítico

"EE.UU. quiere profundizar su implicación estratégica con Bangladesh, principalmente para asegurar que no se incline demasiado hacia China", aseguró un líder empresarial bajo condición de anonimato. Según estas fuentes, Washington busca que Daca reduzca su dependencia comercial y militar de Pekín y firme pactos de cooperación en defensa con EE.UU.

A esta presión externa se suma la fragilidad interna. Bangladés está actualmente gobernado por un Gobierno interino tecnócrata, liderado por el premio nobel Muhammad Yunus, tras un periodo de agitación política. Esta situación de interinidad añade un factor de incertidumbre a las negociaciones, ya que los interlocutores en Washington tratan con una administración no electa y con un mandato temporal.

La inestabilidad hace de Bangladés un socio comercial volátil, lo que debilita su posición negociadora frente a EE.UU. y aumenta la presión sobre su industria textil para asegurar los pedidos de los compradores europeos, según la fuente de la indistria.

El impacto y la respuesta de Bangladés

Compradores estadounidenses como Walmart han comenzado a suspender pedidos y se proyecta una caída de hasta el 60% en las exportaciones de ropa a EE.UU. si el arancel se aplica.

"Esperamos que EE.UU. fije los aranceles a un nivel racional", afirmó el asesor de Comercio, Sheikh Bashir Uddin, tras la última ronda de conversaciones la semana pasada.

Sobre la mesa, Bangladés ha puesto concesiones como aumentar las importaciones de productos estadounidenses.

Con la fecha límite del 1 de agosto en el horizonte, las negociaciones en Washington tienen sobre mesa una pieza clave en la cadena de suministro global de la moda, que viste a millones de consumidores en Occidente.

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