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  • Delirante. En el Parlamento Europeo convocó una rueda de prensa. No fue casi nadie. Y a esos pocos, Rafael Correa les mintió.Captura de video

    El asilo de Correa en Bélgica: ¿un fraude por partida doble?

    Su supuesto refugio político es la base de su identidad de víctima.  Sin embargo, los documentos la desmienten. Un análisis.

    Bien puede desgañitarse todo lo que quiera, enrojecer y enronquecer hasta perder el aliento en la soledad existencial y física de una sala de prensa vacía: el caso es que Rafael Correa no es, como pretende, un refugiado político. Sobre esa mentira, el expresidente prófugo ha construido su identidad de víctima; ha cimentado la leyenda de su persecución política; ha justificado, en buena parte, el mito universal del lawfare y, en las últimas semanas, comparándolo consigo mismo, ha defendido al exvicepresidente convicto Jorge Glas y ha alentado una ominosa campaña internacional con el objetivo declarado de procurarle males a su patria. Porque cuando Correa miente lo hace en contra del Ecuador. ¿También de Bélgica?

    “Después de estudiar el caso -pontificaba en la rueda de prensa de casi nula convocatoria que ofreció en Estrasburgo y que sus trolls y no tan trolls pretendieron vendernos como intervención oficial ante el Parlamento Europeo- México dijo: sí, Jorge Glas es perseguido político y los corruptos son los que lo persiguen. Al igual que lo ha dicho Bélgica conmigo, que el 2022 me otorgó el refugio político de acuerdo a la Convención de Ginebra, que prohíbe expresamente dar asilo político a los corruptos, pero analizó el caso y dijo claramente: Correa es perseguido político y los corruptos son los que lo persiguen”. Poco más o menos lo que viene repitiendo desde hace dos años.

    “Los que lo persiguen” son, nada menos, los tres últimos gobiernos nacionales que han querido hacer efectiva la sentencia que pesa sobre él y lo condena a 8 años de prisión por delitos de corrupción. Ni el Estado belga dijo que esos tres gobiernos son corruptos (insólito desvarío que, de ser cierto, habría acarreado un conflicto diplomático de proporciones) ni “analizó el caso” siquiera. Y no lo hizo porque no fue necesario: lo que Correa solicitó a Bélgica en 2018, cuando Lenín Moreno rompió con él, no fue un asilo político sino uno de reunificación familiar. Para entonces, su esposa Anne Malherbe ya se encontraba allá y él se valió de esa circunstancia (y de la no menos ventajosa casualidad de tener un cuñado colocado en un alto cargo de la Cancillería belga) para gestionar una condición que lo mantuviera a buen recaudo de la Interpol.

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    Lo que el Gobierno de Bélgica le concedió en 2022 (el 15 de abril, para ser exactos) fue exactamente lo solicitado: refugio por reunificación familiar. Como si fuera un pobre migrante campesino de Chuquipata en Queens que no ha visto a sus hijos por cinco años. Así, con todas sus letras (‘regroupement familial’, en francés) consta en el único documento que se conoce sobre este tema: un “Extracto completo del registro nacional”, obtenido a través de la internacional Plataforma Digital para Abogados (“Digital Platform for Attorneys), donde consta la ficha del expresidente prófugo en Bélgica con toda la información relevante sobre su caso. Y decimos que es el único documento porque Correa no ha mostrado un solo papel que respalde sus dichos. Si existiera un documento que certificara su condición de asilado político en Bélgica, no solo que nos lo habría mostrado hace rato sino que el Ecuador entero estaría harto de verlo con cada impertinencia de cada troll.

    El Estado belga “analizó el caso -repite Correa- y dijo claramente: Correa es perseguido político y los corruptos son los que lo persiguen”. Descarada mentira. Engaño a la fe pública de la nación. Los pormenores del Caso Sobornos no fueron ni remotamente considerados por los burócratas belgas que le concedieron el asilo.

    ¿Reunificación familiar? ¿Rafael Correa emprendió este trámite -que le tomó cuatro años- para reunirse con Anne Malherbe y vivir juntos y felices, comiendo perdices, hasta que la muerte los separe? Esa parece ser otra mentira. No solo porque la historia de su separación es la comidilla nacional desde por lo menos 2017, cuando él dejó el poder. O por los videos en los que patéticamente pretende ocultar su soledad, existencial y física, hablando de cómo le gusta cocinar con su hijo Miguelito, mientras cocina solo; o preparando pantagruélicas parrilladas en un jardín mal mantenido donde no hay nadie; o celebrando su cumpleaños en compañía de anónimos chupamedias, borrachos todos, que no paran de adularlo y de los que visiblemente está harto. Lo de la reunificación familiar parece ser una mentira porque el propio Correa registró una dirección diferente a la de Anne Malherbe para recibir notificaciones de Cancillería. Su asilo, entonces, ¿es un fraude también contra el Estado belga? La única compañía en la que se ha visto al expresidente prófugo en los últimos seis años, cuando no está con los ocasionales chupamedias, son los gorilas españoles y rusos de su guardia personal. Los gorilas con los que trató de boicotear, el 16 de julio de 2022, una cena organizada por el entonces presidente Guillermo Lasso en un restaurante de la Grand Place, de Bruselas, produciendo un altercado que llamó la atención de los paseantes. Toda una actividad digna de un refugiado político, sin duda.