
Más de 300 mil viviendas en Quito están en zonas vulnerables por el invierno
El Municipio ha realizado 1.907 intervenciones a infraestructura cercana a quebradas para mitigar riesgos
En la última semana, los días marcados por un sol intenso en las mañanas y fuertes descargas eléctricas, acompañadas de viento, lluvia y granizo han sido la tónica y, según la alerta meteorológica N° 60 del Inamhi, la situación se mantendrá así, al menos, hasta mañana en parte del litoral y la Amazonía, además de extensos territorios en la región interandina, lo que incluye a Pichincha.
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Emergencias recientes: inundaciones y deslizamientos
Debido a estas condiciones meteorológicas, solo entre el jueves y viernes pasado el COE Metropolitano reportó la atención de 32 emergencias en seis administraciones zonales, 29 de ellas inundaciones.
En Quito, 318 barrios tienen alta susceptibilidad a movimientos en masa e inundaciones, según Patricia Carrillo, directora metropolitana de Gestión de Riesgos y en ellos se han volcado los esfuerzos del Municipio para implementar medidas de mitigación, acciones de prevención y de respuesta ante emergencias. “De allí se desprenden los grandes estudios y las grandes obras para el futuro, pero también el trabajo con la comunidad”, dice.
Sin embargo, los sectores donde hay una mayor recurrencia de emergencias por movimientos en masa, según Carrillo, son los cercanos al río Monjas, por ejemplo. En el norte cita casos como El Señor del Árbol, El Común Bajo, Catequilla, El Condado, Pisulí y La Roldós. En el sur están Caupicho, Simón Bolívar, Conde II y III, Santa Isabel, entre otros. “Son problemas que se derivan de la cercanía a las quebradas y a los ríos y, en algunos casos, a procesos constructivos informales”.
Este es un factor de riesgo cada vez más preocupante, para el concejal Michael Aulestia, pues en Quito hay asentamientos humanos ubicados en laderas o bordes de quebradas, a pesar de su fragilidad. Según el edil, existen al menos 350.000 viviendas en riesgo frente a eventos climáticos, de acuerdo a información levantada por personal especializado. Esta problemática surge de la mano con otra situación latente en la ciudad, que es el tráfico de tierras, una práctica en la que personas se aprovechan de los sueños de la gente de tener su propio terreno para construir su casa.
Frente a esa situación, dice, se han multiplicado las listas de barrios que buscan regularizarse y existe una normativa que “en su momento, irresponsablemente, se trató de vender como una ordenanza de regularización masiva de barrios que ya en la práctica era imposible de aplicar, porque cada uno de los asentamientos merece un tratamiento pormenorizado, por el tipo de riesgo que puede tener: bajo, mitigable, moderado, etc.

Sistemas de alerta temprana en funcionamiento
Además, de acuerdo con Aulestia, en Quito alrededor del 60 % de las construcciones no tienen planos regularizados, lo cual es una clara evidencia de la forma desordenada en que ha crecido Quito y es un obstáculo para tener una planificación en materia de gestión de riesgos. En este punto, tanto el edil como Carrillo y el jefe de Brigada de Rescate y Salvamento del Cuerpo de Bomberos de Quito, Danilo Parra, coinciden en que una parte fundamental para que los planes funcionen es la corresponsabilidad ciudadana, pues al construir una casa, las personas deben estar conscientes de en dónde estarán colocando la vida de sus hijos y seres queridos. Si se instalan en un sitio sin escrituras ni permisos de construcción, es difícil que luego el Municipio pueda actuar frente a una emergencia.
De todos modos, el concejal considera que en Quito el Plan Lluvias, como parte del Plan de Gestión de riesgos se ha venido ejecutando de forma satisfactoria, por lo cual ha habido relativa tranquilidad en las semanas en las que ha entrado con fuerza la época lluviosa.
Pero el concejal subraya que a pesar del trabajo de Epmaps en limpieza de cunetas, cursos viales, alcantarillado, mantenimiento de infraestructura hídrica y el trabajo de otras entidades municipales como Epmmop, Bomberos, Secretaría de Seguridad, etc., nunca van a ser suficientes las obras de mitigación, por lo que también se debe afianzar otras estrategias como las alertas tempranas. Actualmente, Quito cuenta con seis sistemas de ese tipo y están ubicados en las quebradas de El Tejado, Caupicho y Shanshayacu; Santa Rosa de Pomasqui, las administraciones zonales de Tumbaco y Los Chillos, y 10 pasos a desnivel.
Parra explica que la institución siempre elabora planes para identificar las zonas donde se producen emergencias relacionadas con el tiempo y mantienen distribuidas según ese análisis sus bombas succionadoras.
La semana pasada, por ejemplo, luego de atender la emergencia por la lluvia en el sur de Quito, una unidad de Bomberos detectó en un monitoreo que el colector estaba empezando a sobrepasar su capacidad, por lo que hicieron una limpieza. Recalca que los eventos hídricos tienen un origen natural, por lo que no se puede saber exactamente cuándo y cómo ocurrirán, por lo que la comunidad y las autoridades siempre deben estar preparados, teniendo limpios sumideros y alcantarillas cerca de las viviendas. Cuando se observa una acumulación de agua inusual, Parra recomienda llamar enseguida al 911.

Actividades comunitarias
Bomberos trabaja como institución de respuesta, pero también participa del eje preventivo, usando sus redes sociales con consejos sobre el tema y siendo parte de las actividades comunitarias. Por su parte, institución cuenta con entre 350 y 360 bomberos diarios que realizan guardias de 24 a 48 horas para atender emergencias o trabajar en temas de prevención y cinco unidades de rescate especializadas, que están distribuidas en sectores estratégicos del norte, sur y periferias de Quito, dice Parra.
Agrega, además, que no solo los desastres naturales por la lluvia son la tónica de la época lluviosa sino también otros como los siniestros de tránsito y la desorientación por el clima en paseos por el Pichincha, el Ilaló y otras montañas y volcanes.
Finalmente, Carrillo señala que a nivel global es cada vez más difícil determinar la época seca y la lluviosa y eso pasa en Ecuador también, donde el estiaje afectó incluso la provisión del servicio de energía eléctrica por meses. Por ello, el Municipio trabaja en conjunto con el Inamhi, para que sus estaciones hidrometeorológicas, geológicas y pluviómetros que le pertenecen ahora se unan a la red del instituto. Así, explica, se podrá alimentar mejor la información sobre el tema y mejorar la difusión de pronósticos y otros asuntos.