Quito

Tráfico vehicular Tumbaco
El crecimiento del tráfico promedio anual en Tumbaco es del 4,3 %, mientras que en Cumbayá es del 7,8 %.Foto: Gustavo Guamán / Expreso

Más vehículos e industrias deterioran la calidad del aire en Tumbaco

En la parroquia de Tumbaco hay una mayor percepción de desgaste ambiental 

El valle de Tumbaco lidera la percepción de deterioro ambiental en Quito y no es una casualidad. El 63 % de sus habitantes cree que la contaminación por vehículos ha empeorado, mientras que un 75 % identifica al tránsito como el principal problema ambiental de la zona. 

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Estos datos reflejan una realidad visible: más autos, más industrias y un aire más denso y contaminado en esa parroquia.

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Según la encuesta de percepción ciudadana Quito Cómo Vamos 2024, el 63 % de consultados considera que la contaminación por vehículos ha empeorado en el último año y solo un 10 % cree que ha mejorado. 

En cuanto a la polución por fábricas, el 28 % la identifica como el tercer problema ambiental más grave, apenas superado por el valle de Los Chillos.

Ana Sánchez, residente de Cumbayá de toda la vida, recuerda con nostalgia el pasado rural de la zona, con casas de adobe, caminos de tierra y una vida tranquila. Hoy, dice, su parroquia se ha transformado en un “estacionamiento público”, con decenas de autos que inundan las estrechas vías a cualquier hora del día.

Al menos en los últimos 15 años, este valle ha sido testigo de un crecimiento exponencial, tanto en urbanizaciones como en actividad económica. Cumbayá y Tumbaco, que alguna vez fueron zonas de descanso rural, son hoy polos de desarrollo inmobiliario, comercial y académico. Sin embargo, este crecimiento no ha venido acompañado de soluciones sostenibles en movilidad.

Katuisca Pazos, quien habita desde hace 12 años en Cumbayá, afirma que el limitado acceso vial y la falta de un transporte público eficiente han obligado a los habitantes a adquirir vehículos particulares. Esa dependencia ha generado un efecto dominó que agrava los niveles de contaminación atmosférica.

Crecimiento del tráfico en Tumbaco y Cumbayá

Un estudio de la Universidad San Francisco de Quito revela que solo en 26 intersecciones de Cumbayá se contabilizan más de 100.000 vehículos diarios. En términos de crecimiento anual del tráfico, la parroquia lo lidera con un 7,8 %, seguida por Tumbaco, con un 4,4 % y Puembo, con un 4,7 %. 

Para Sebastián Arias, consultor en movilidad, las cifras evidencian el aumento en la compra de autos por parte de residentes, y también una creciente población flotante que se traslada diariamente por motivos laborales o educativos.

“El problema no es solo la congestión”, señala Arias. “Es el volumen de emisiones que genera este flujo constante de vehículos. Cada viaje adicional representa más gases contaminantes liberados al aire”, explica.

Más industrias en la parroquia

Pero las industrias también dejan su huella contaminante. Guido Molina, residente de Puembo, denuncia cómo el entorno ha cambiado radicalmente en la última década. Señala que era una zona rural, llena de cultivos, en su mayoría lo trabajan de manera orgánica. “Ahora hay tránsito pesado, fábricas y uso de químicos en florícolas que están demasiado cerca de las viviendas”, comenta.

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Molina vive en la urbanización Rosa Blanca, que colinda con una florícola. Asegura que el olor a químicos es evidente al menos cuatro veces al año y que muchos de estos productos se dispersan sin control por el aire. Lo más preocupante, agrega, es la cercanía a centros educativos, lo que pone en riesgo la salud de niños y jóvenes.

Rasa Zalakeviciute, docente e investigadora ambiental de la Universidad de las Américas (UDLA), explica que los principales contaminantes atmosféricos en estas zonas provienen tanto del tráfico vehicular como de actividades industriales. 

Uno de ellos es el dióxido de azufre (SO₂), cuyas concentraciones nuevamente han aumentado desde 2023, tras un descenso moderado en 2017.

“El SO₂ y el material particulado PM2.5 son especialmente peligrosos. El primero irrita el sistema respiratorio y el segundo, por su tamaño microscópico (2,5 micrómetros), puede ingresar a los pulmones y llegar incluso al torrente sanguíneo. En su interior puede transportar metales pesados, hollín y otros compuestos que afectan directamente la salud cardiovascular”, señala la experta ambiental.

Entre los problemas que identifica Zalakeviciute están la falta de un sistema de transporte público eficaz en los valles orientales, combinada con una débil regulación ambiental.

En el caso de las industrias, considera que deben asumir su responsabilidad y aplicar filtros, sistemas de eficiencia energética y controles más estrictos en sus procesos.

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