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Cada 10 de agosto se conmemora el Primer Grito de IndependenciaCANVA

El Primer Grito de Independencia: Por qué Quito fue la cuna de la libertad

Tras el 10 de agosto de 1809 Quito es considerada como la "Luz de América"

Cada 10 de agosto, Ecuador conmemora el Primer Grito de Independencia, ocurrido en 1809 en Quito. Más que una fecha cívica, este hito representa el inicio de una transformación ideológica que se expandió por todo el continente. Como explica el historiador Fernando Mancero Bueno, “el levantamiento quiteño fue una respuesta a la crisis monárquica en España, pero también el primer precedente de rebelión”. Por eso, Quito no solo es la capital política del país: es la ciudad que encendió la llama de la libertad en América.

¿Por qué Quito fue la cuna de la libertad?

Quito es considerada la “cuna de la libertad” porque fue la primera ciudad hispanoamericana en desafiar formalmente el poder colonial mediante la creación de una Junta Autónoma el 10 de agosto de 1809. Este acto, aunque legitimista en su forma, pues proclamaba fidelidad a Fernando VII, rompía con la obediencia directa al virreinato y sentaba un precedente revolucionario.

Como explica el historiador Fernando Mancero Bueno, “los patriotas quiteños se rebelaron contra el rey impuesto por Napoleón y asumieron el poder local, algo inédito en América”.

Este gesto inspiró a otras ciudades del continente a seguir el ejemplo. Aunque el levantamiento fue sofocado y sus líderes asesinados, su legado se mantuvo vivo. En palabras del presidente Eloy Alfaro, quien inauguró el Monumento a la Independencia en 1906, “Quito encendió la llama que iluminó a América entera”.

La rebelión que cambió el continente

La madrugada del 10 de agosto, las campanas de Quito anunciaron el inicio de la insurrección. En la casa de Manuela Cañizares se gestó el plan que destituyó al presidente de la Real Audiencia, Manuel Ruiz de Castilla. “Los patriotas sabían que se jugaban la vida”, advierte Mancero. Al rebelarse contra el rey en el trono, José Bonaparte, incurrían en traición, y al año siguiente, muchos fueron asesinados en la masacre del 2 de agosto de 1810.

Este sacrificio no fue en vano. El levantamiento quiteño inspiró movimientos similares en Caracas, Bogotá, México y Santiago de Chile. Simón Bolívar lo reconoció en su manifiesto de 1813: “En los muros sangrientos de Quito fue donde España, la primera, despedazó los derechos de la naturaleza y de las naciones”. Por eso, Quito fue bautizada como la “Luz de América”: la ciudad que iluminó el camino hacia la libertad continental.

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Entre la lealtad y la independencia

Aunque el movimiento de 1809 fue sofocado, dejó una huella indeleble. “Fue muy temprano, aún había mucha fidelidad a la corona”, explica Mancero. Sin embargo, sentó las bases para una evolución ideológica que culminaría en la independencia definitiva en 1822. En ese proceso, Quito pasó de ser una ciudad leal al rey a convertirse en símbolo de autodeterminación.

Uno de los mitos más difundidos es que el 10 de agosto fue una declaración de independencia. En realidad, fue una proclamación de lealtad al rey legítimo. “La historia ha sido usada como herramienta política para construir nación”, aclara Mancero. Hoy, la historiografía busca llamar las cosas por su nombre: fue una insurrección legitimista, pero con un profundo impacto simbólico.

Por su valentía, su sacrificio y su papel pionero, Quito no solo fue la primera en alzarse: fue la ciudad que marcó el rumbo de la libertad continental.

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