Quito

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Esta casa patrimonial abandonada de la localidad fue ocupada por gente en situación de calle. La administración zonal de La Mariscal realiza operativos interinstitucionales para evitar su mal uso.Manuel Novik

Los edificios patrimoniales de La Mariscal pasan desapercibidos

Veintidós inmuebles están desocupados y deteriorados.  Solo 8.000 residentes permanecen en el barrio.  Iniciativas ciudadanas buscan recuperarlos

A inicios del siglo XX, La Mariscal fue el barrio con mayor prestigio en la capital. Las familias acaudaladas de la época dejaron el centro histórico para construir ahí sus casas y palacetes con un concepto arquitectónico de “casa jardín”, al más puro estilo europeo. Este barrio hoy alberga más de 200 inmuebles patrimoniales y tiene más de 100 años de historia.

Con el paso de los años, y el arribo de edificios y establecimientos para la vida nocturna, La Mariscal pasó a ser uno de los barrios con mayor movimiento de Quito. Pero el arribo del COVID-19 puso un freno a gran parte de su actividad. Al hacer un recorrido por la zona rosa se ven la mayoría de los locales cerrados y numerosos letreros ofreciendo locales en alquiler en cada cuadra.

La saturación de negocios había forzado una emigración de los residentes del área. Según cálculos de David Montesinos, miembro de la Iniciativa Urbana Mariscal Sur, previo a la pandemia, el barrio tenía una población flotante de 150 mil personas diarias (100 mil eran estudiantes) frente a solo 8.000 residentes. Sin embargo, la reducción de aquellos visitantes llevó a la crisis el sustento del barrio.

BARRIO LA MARISCAL (33089348)

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Según Montesinos, existen 22 edificios que están vacíos o sin uso. Entre ellos están las construcciones patrimoniales. Hay casas y palacetes abandonados que datan de principios del siglo XX. Algunos han sido tomados por gente en situación de calle. Las casas se ven visiblemente deterioradas a pesar de su imponente estructura republicana. Daniel Ochoa, miembro del colectivo Acción La Mariscal, dice que el mal uso de los predios no ayuda. “Se han instalado en las casas estas pseudocajas de cristal, que vienen a ser los bunkers donde operan los bares de la zona. El terreno que ocupan era destinado para los jardines”.

Según los moradores de la zona, no se han hecho los estudios respectivos en cuanto al funcionamiento de negocios en predios patrimoniales. Telmo Ordóñez, presidente de la Asamblea Vecinal de La Mariscal y propietario de un hostal en la zona, dice que “en la misma cuadra del hostal habían más de 14 bares funcionando, cuando debe haber un giro de negocio por predio. Los permisos se han otorgado sin tomar en cuenta las características patrimoniales de las casas. Algunas de las viviendas, a las que se refiere Ordóñez, no están diseñadas para albergar aglomeraciones y ruidos excesivos por las características arquitectónicas y acústicas de los bienes patrimoniales.

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El Palacio de la Circasiana es uno de los 200 inmuebles patrimoniales que se encuentran en el barrio.Manuel Novik

Además de las enormes pérdidas económicas, en el barrio persiste una sensación de inseguridad a causa de gente en situación de calle, casas tomadas y negocios que operan sin permisos. Según la Administración Zonal de La Mariscal, los sondeos que ha hecho la Policía Nacional en los focos rojos indican que la cantidad de delitos ha bajado, ya que no hay movimiento en la zona, pero esto ha generado un panorama difícil para la reactivación.

Con el fin de combatir el deterioro, se llevan a cabo distintas iniciativas urbanas que buscan recuperar estos espacios. Una de ellas es que la lidera Montesinos, quien ha planteado un proyecto de vivienda donde se puedan rehabilitar algunos de los edificios patrimoniales. Este dice que “la idea es atraer profesionales y familias jóvenes, estudiantes y gente que le dé nueva vida al barrio”.

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La Mariscal también tiene algunos actores culturales con experiencia en renovar los espacios públicos y privados. Tal es el caso del centro cultural El Útero que obtuvo fondos para un proyecto que incluía pinturas de murales y galerías itinerantes (ver subnota).

La administración zonal también ha impulsado algunos proyectos para la reactivación del barrio. Uno de ellos es “Parquitos” que busca instalar extensiones desde los restaurantes o espacios culturales hacia el espacio público. Un prototipo ya se instaló y la intención es replicarlo en los demás negocios de la zona donde se pueda disfrutar al aire libre.

Ahora los moradores de La Mariscal buscan promover a su barrio como una zona que oferta todo tipo de servicios en 15 minutos. En pocos kilómetros de distancia, hay restaurantes y universidades, galerías y museos, teatros y castillos, cafeterías, hostales y hoteles, hasta mercados, instituciones públicas, oficinas, residencias, espacios académicos y numerosas casas patrimoniales.

La preservación del patrimonio presente está en juego. Con la suspensión de licencias de operación para bares, discotecas y centros de diversión nocturna por la pandemia, hay un tiempo para pensar en nuevas propuestas que den un nuevo aire. En La Mariscal reside parte del patrimonio cultural de Quito y se encuentra el potencial para ofrecer un epicentro cultural y una conexión patrimonial con los atractivos del Histórico. 

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El Ministerio de Relaciones Exteriores funcionaba en este edificio, que actualmente está desocupado.Manuel Novik

 Fondos para recuperar el espacio

En 2019, la Policía Nacional, el Mercado Artesanal, el centro cultural El Útero y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador presentaron proyectos para recuperar la localidad a través de mejoras urbanísticas, obras públicas y el mejoramiento de la seguridad al sistema de fondos participativos del Municipio de Quito. 

Al ver las semejanzas, la Administración Zonal decidió otorgarles a los cuatro colectivos los fondos y así surgió el plan que se lleva a cabo en el lugar desde diciembre de 2020, llamado ‘Apropiarte’.